Capítulo 5. Es una orden.

1323 Words
> pensé cabreada. –Qué Christine Walsh… –guardó silencio, sé que lo hacía al propósito, para torturarme. –¡Será la nueva vicepresidenta de Consejo estudiantil! –anunció. Por la expresión de Kitty y Ariel desde donde los podía ver sentados, supe que acaban de exclamar un fuerte y claro: –¡¿Qué?! –al igual que todos en esta sala de conferencias, incluyéndome, por su puesto. –¡Quiero trabajar con ella porque me parece que juntos lograremos un cambio importante en la escuela! –argumentó y echó una sonrisa, yo tenía una verdadera cara de impacto, estaba petrificada, una completa estatua. La conferencia terminó, ni siquiera me di cuenta de ello puesto que estaba totalmente absorta, inmóvil, como pude comencé a caminar escaleras abajo, sentí entonces como Lex se acercó mucho a mí, no tuve la capacidad de defenderme, mis sentidos se habían alentado terriblemente. –Tranquila, no le diré a nadie que tú: Christine Walsh a partir de hoy eres mi esclava y que esto…–levemente, del bolsillo de su saco que estaba al frente, junto en su pecho sacó el borde de un papel que era familiar para mí. –Ahora es mío. –me volvió a sonreír con malicia. > pensé y le eché una de mis peores miradas, porque ahora mi libertad se encontraba en el bolsillo de ese maldito castaño, me sentía tan estancada y que pagaría muy caro mis pretensiones. - - - - Dios, no pude conciliar el sueño de forma adecuada, la ilusión de su horrible rostro que otras chicas aseguran ser perfecto, aparecía en mis peores pesadillas y le acompañaban ese tono de voz que tanto detesto. –Ahora es mío. –escuchpe decirle en mis recuerdos. –¡Jamás! –chillé sintiendo la ira correr en mis venas, miré el calendario que un día antes pegué en la parte trasera de la puerta de habitación, ahora le guardo mucho recelo al tiempo y aunque digan que es relativo espero que para mí pase con extrema velocidad, me levanté de sopetón de la cama y me apuré a alistarme para salir rumbo al colegio, si quería que termine entonces debía apurarme a comenzar. Pedaleé más fuerte que de costumbre, si Ariel o Kitty estaban en el camino no logré percatarme de ello por la extrema velocidad con la que me di prisa. Estacioné la bicicleta en el mismo puesto de siempre. Los cuchicheos eran evidentes, corrían por todo el colegio, ¿Y cómo no? Si ahora soy medianamente popular y bastante conocida, estoy segura de que mi nombre estaba en boca de todos, sobre todo ahora que… ese “castaño odioso” me nombró como la “vicepresidenta” de consejo estudiantil, vamos que sé que eso es una cortina de humo, solo quiere explotarme. –Es una aprovechada. –escuché en los pasillos, las quejas venían de las chicas, las miré de mala forma, traté de ser obvia y que notaran que las había oído. Tengo un par de canicas color castaño por ojos, pero con el gesto perfecto logro que el gesto de mi rostro se vea totalmente amenazador, cuando se percataron de mi semblante, se quedaron calladas y se alejaron de mí. –Seguro solo se lanzó de candidata para estar cerca de Lex. –blasfemó otro pequeño grupo más adelante, cerca de las escaleras. –Sí tanto te molesta, entonces te hubieras lanzado tú de candidata, la convocatoria estuvo abierta por mucho tiempo. –le informé a la linda chica de cabello corto con coletas, no sé quién era y tampoco me importaba. Cuando la confronté, noté como se quedó callada y dio un paso hacia atrás para ocultarse entre sus amigas, era del tipo de personas que guardaba la mano al tirar una piedra. –Entonces… admites que fue por eso. –otra más, tuvo el valor de rebatirme. –No, no fue por eso en lo absoluto, pero si tanto les molesta que Lex no les preste atención, entonces mejor, deberían hacer algo en vez de intentar desprestigiar a alguien. –le expuse y salí del sitio. Al girarme, estaba él detrás de mí. Fruncí los labios, soy del tipo de personas de las cuales, si comete una fechoría, es atrapada. No le di importancia y salí del sitio. Caminé un poco más y me topé con el “Cubículo de consejo estudiantil” furiosa, me di de topes con la puerta que tenía ventana de vidrio. –Te vas a lastimar. –Otra vez esa odiosa vez, ¿por qué siempre se aparecía detrás de mí? –Eso no debe incumbirte, Lex. –le reproché. –¿Por qué tú me dices Lex y yo no puedo decirte “Chris”? –me cuestionó. –Porque tu nombre es muy largo y porque a ti no te molesta que te diga Lex. –le informé. –Tu nombre también es largo, déjame decirte Chris. –me pidió. –Ni en un millón de años. –le reproché. Me miró inquisidoramente. –Así que prefieres que sea rudo. –me dijo y mientras movía su cabeza. –Como sea, te veo en el cubículo de consejo estudiantil al terminar las clases, tenemos mucho trabajo, “Chris”. –me dijo, yo rodé los ojos, el gesto de mi enojo fue muy evidente, entonces al ver mi rebeldía… se acercó un poco más a mí. –No me digas Chris. –Te diré Chris y te veo en el cubículo de consejo al salir de clase. –me repitió, me vio enfurecer, se acercó a mí. –Es una orden, Chris. –me susurró, sentí la sangre hervir con furor. –Y apúrate o llegarás tarde a la clase de álgebra. –me exclamó y salió del sitio. > pensé, mientras internamente me reprochaba por la estupidez de haberme topado en su camino y haber aceptado esta apuesta. Les hice creer a mis amigos que ser la “vicepresidenta” de consejo estudiantil era algo que me había propuesto Lex, y que yo… de manera voluntaria había aceptado sin reprimendas. No se lo creyeron del todo, pero sabían que yo no era del tipo de personas que mentía, me sentía mal de hacerlo, pero lo cierto es que… esta situación me daba bastante vergüenza, así que prefería manejarlo en soledad, para mí misma, mi orgullo era algo que debía de mantener intacto. Ahora, debía ser más organizada (aún más), mantener mi mediocre promedio, aunado a mi trabajo parcial en la panadería en donde, por cierto, mis jefes son bastante accesibles y ayudar en consejo estudiantil. Miré mis manos cuando sujeté la puerta, tenía una quemadura leve en ella, y una cortada en un dedo que no es de mucha utilidad, la verdad es que cuando me siento ansiosa soy más descuidada que de costumbre y se reflejaba en mi torpeza a la hora de trabajar porque… por mis pensamientos dispersos me hacen no enfocarme en lo que debo hacer y solo aumentan mi torpeza. Al entrar al sitio, estaba vació, sonreí internamente al darme cuenta de que el “castaño odioso” no estaba ahí, recorrí el lugar con la mirada, no era tan grande como espacioso, tenía mesas de trabajo, estante con libros, un gran pizarrón, una pequeña alacena para preparar café, un par de escritorio, sobre el del “vicepresidente” (ahí supe que era mi sitio) había un papel, era una maldita nota. Chris, por favor, comienza a revisar los papeles que dejé en el primer cajón, no tardo. Atte: Lex. P.D: Es una orden. Ay no, esa era su nueva frase favorita, le leí con ese horrible timbre de voz que tiene, me estoy descalabrando, estaba sola así que… eché maldiciones en su contra.
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