Lex Maxwell.
Dejé a Chris y me dirigí hacia mi equipo, los cuales, por cierto, llevaban en sus semblantes una inmensa cara de asombro que era poco particular en ellos.
–¿Qué? –les pregunté a los principales que estaban reunidos en un semicírculo.
–¡Lex! Esa chica es… ¿Chris Walsh? ¿La misma Christine Walsh que nos mira como escoria todos los días? –cuestionó Joe, el chico efusivo que padecía hiperactividad con el que siempre estoy compitiendo.
–Sí. ¿Por qué? –interrogué prontamente, porque esa cuestión no venía al caso.
–Dime Lex, lo tuyo con ella… solo es actuación, ¿no es así? –cuestionó Cameron, un chico bastante avispado para su edad, se le conoce por ser bastante coqueto con las niñas.
–¿Actuación? –susurré y medité un segundo. ¡No había nada que discernir! ¡Yo debía contestar al instante que: “sí”! ¡Qué todo se trataba de una maldita actuación! ¡De una tonta apuesta! ¡Qué la había chantajeaba con un sobre que llevaba su secreto adentro! ¡Qué tenía que hacer todo lo que yo le ordenara sin miramientos! ¡Qué le había robado su primer beso como parte de este sucio juego! –Su…supongo que sí. –titubeé y, realmente el que las palabras se me atoren no es algo muy propio de mí.
–Entonces… ¿No te molesta si la invito a salir, cierto? –cuestionó Cameron con prontitud, como si la velocidad de su respuesta hiciera alguna diferencia en la situación.
–¡NO! ¡Yo lo haré! –gritó Joe y él y Cameron comenzaron una discusión de miradas, pasando por alto que yo seguía ahí y, sobre todo dejando de lado la opinión de Chris.
–¡Hey, hey, hey! ¡Cálmense! –exclamó Nate, la voz de la razón, alguien sensato al fin. –¡Yo la invitaré primero! –demandó y yo, quedé totalmente anonadado ante esa respuesta.
Por alguna extraña razón, esta redada me estaba irritando demasiado, me sentía enojado repentinamente y no lograba entender por qué, quizás era el calor… o pensar que solo quieren jugar con Chris, ella no merecía algo así, pero… recordé lo dura, fría e inteligente que es y, me sentí extrañamente aliviado, porque sé de antemano que no aceptaría salir con ninguno, pero… ¿y si sí?
–¡Deténganse! ¡Déjenla en paz! –exclamé, no sé en qué momento me salieron las fuerzas de lanzar ese terrible alarido que ciertamente había soslayado a esas bestias desenfrenadas de continuar su discusión.
–¡Oh vamos Lex! ¡No es nada tuyo, no pongas esa actitud! –me regañó Cameron, este chico siempre ha sido un poco insolente, fruncí el ceño ante su respuesta. –Mírala…–me rodeó el hombro con el brazo y me hizo girar levemente hacia las gradas, había gente en el lugar. –No puedes negar que la niña está hermosa. –me susurró al oído, lo sentí como si se tratara de una conciencia perversa que me murmuraba a la oreja travesuras.
–Muy bella…–afirmó Joe.
–No puedo negarlo. –confirmó Nate.
Guardé silencio, el viento soplaba con cierta agresividad, ahí estaba Chris, luchando contra esa ráfaga, su cabello se enredaba a la rudeza de la ventisca, tragué duro al ver ese acto espontáneo en ella…
–¡Aléjense de ella! ¡Saben como me pongo cuando me enojo! –me di la media vuelta para evitar cualquier otro comentario que llevara esto a una nueva discusión con estos chicos alborotados.
–No me dirás a caso que… te gusta. –se atrevió a conferir Cameron.
Me quedé estático un segundo.
–¡Qué tonterías dices! –me burlé y decidí ignorar ese comentario.
El odioso de Jacob Sallow se la pasó echándome miradas retadoras, no dejaría que me intimidara con esa fea cara que tiene, así que… decidí mirarlo de mala manera también, lo sé… no se trata de una madura respuesta, pero es que es enserio cuando afirmo que, no lo soporto.
–¡Qué ya empiece el partido! –chillé desesperado.
–¡Contrólate Lex! ¡No pierdas el control! –me reprendió con dureza el entrenador.
Tenía razón, no debía perder los estribos. Me llevé el cabello hacia atrás mientras intentaba tomar un respiro profundo.
Mi entrador se apartó y me quedé con mi equipo, debía tener una charla con ellos.
–¡Tenemos que ganar! –les dije con mucha decisión.
–¡Vamos Lex! ¡No venimos a perder! –exclamó uno de los chicos.
–¡Bien dicho! –halagué.
Hicimos nuestro saludo grupal y después de platicar nuestra estrategia, el partido inició.
> pensé.
Pondría mi mejor convicción en esta contienda, sacaría mi lado más aguerrido y apasionado, porque en realidad… los retos me encantaban y este deporte me llenaba de regocijo, daría todo de mí en la cancha, y así estaba siendo, pateaba el balón con mucho esmero, no quería y no podía perder frente a mi rival porque este chico ha sido al único que no he podido derrotar, hasta ahora…
Chris Walsh.
No soy experta en deportes, en realidad se me dan muy mal, se cosas muy básicas del soccer, prácticamente solo entendía que el balón debía entrar en la portería y que eso significaba gol automático.
Identificaba a algunos de los chicos que estaban dándolo todo en la cancha, pero no me sabía el nombre de la gran mayoría y eso se debía a que yo no era muy social en la escuela, así que… por inercia decidí enfocar prácticamente toda mi atención en Lex quien, se veía muy frenético y deliberado en ganar este partido, cuando se trataba de Jacob Sallow, Lex definitivamente se comportaba de forma diferente, fruncí los labios, quizás me provocaba un poco de celos admitir que yo no era un rival de su calibre para que se tornara serio cuando competía conmigo, supongo que a Jacob si lo consideraba un adversario digno de él.
Admito que, el juego estaba siendo demasiado interesante, me quedé prendida de las acciones de cada uno de los jugadores. Además de que… la concentración y determinación de Lex era absoluta, se veía totalmente lleno de confianza y, era muy rápido corriendo, apenas y podía seguirle el paso con la mirada, su cabello daba el efecto de brillar contra la luz del sol y portaba sobre su rostro una inmensa sonrisa, la verdad es que… nunca lo había visto de esta manera.
–Es todo un guerrero. –susurré entre dientes al verlo correr de un lado a otro.
Nuestras miradas chocaron, me abochorné un poco y… el silbato sonó, se había concluido el primer tiempo.