Chris Walsh
–Vamos…–alcancé a decir.
Tragué duro cuando me sentí perpetuada por la mirada de Lex, me inmiscuía como si no diera crédito a con quien estaba tratando. Me puse nerviosa.
Entramos al auto, me sentía abrumada, y eso se debe a que tengo que admitir que Lex luce diferente a como estoy acostumbrada a verlo con el uniforme de la escuela. Estaba vestido de traje en tono oscuro con saco, corbata bien ajustada; su cabello estaba perfectamente peinado y llevaba mocasines negros de charol. Lucía elegante, se veía bien.
> me cuestioné internamente, inhalé profundo intentando buscar oxígeno y solo deparé en un delicioso aroma que se desprendía de él. Era un perfume de diseñador que le sentaba muy bien. Miré hacia la ventana mejor, después de ser cuidadosa en disipar mis pensamientos.
–Maldición, este no es mi estilo. –escuché una voz masculina quejarse mientras manejaba el auto, le presté atención y lo noté meter los dedos entre las hebras de su cabello lacio, lo alborotó con mucha velocidad, luego… jaló su corbata aflojándola de un tirón y finalmente, abrió los primeros botones de la camisa que llevaba debajo del saco que previamente se había zafado con apuro. –Así está mejor. –exclamó afirmando frente al espejo retrovisor del automóvil.
–Sí este no es tu estilo, entonces… ¿Por qué te vestiste así? –le cuestioné sin entender todo el revoltijo que estaba haciendo con su apariencia.
–Mi padre me obligó. –me exclamó con un tono ronco.
Sentí la silla del auto vibrar por el gesto de su mirada, esta se había hecho más profunda y sus ojos verdes más brillantes, sentí que mirarlo fijamente se estaba haciendo totalmente peligroso.
–Ahora entiendo. –exclamé y tragué duro, hoy específicamente se me está dificultado cruzar palabras con él y no entiendo del todo porqué.
Un silencio abrumador nos acompañaba en el viaje, todo hubiera sido más sencillo si Amber hubiera sido la encargada de estar con Lex en este evento.
Me mordí el labio mientras observaba a través de la ventana; Lex solo jugueteaba con su corbata como si de una soga se tratara.
Decidí abrir la ventana para despejar mis pensamientos, porque sentía caliente mi frente, además… percibía un poco alterado mi corazón, eso me hacía sentir incómoda. Cerré los ojos, ¿por qué deseaba que dijera algo con respecto a mi apariencia? Eso me inquietaba demasiado y lejos de ello, Lex estaba enfocado en la ruta que estaba llevando. Me sentí tan tonta y ridícula por pretender algo que no sucedería que, descarté la idea de mis pensamientos agitados.
–Llegamos. –afirmó su voz sacándome de mis pensamientos.
–¿Tan rápido? –cuestioné, pero ciertamente quizás, esa había sido mi percepción del transcurrir del tiempo.
Mientras observaba el gentío de la puerta, un “ballet parking” se acercaba para recibir el auto de Lex. El castaño se apresuró a bajarse y prontamente se acercó a abrirme la puerta del carro, había sido extremadamente veloz, entonces… me ofreció la mano con premura, en su rostro había una hermosa sonrisa. Parpadeé confundida y, acepté el gesto de caballerosidad que jamás había recibido de parte suya antes.
–¿Nerviosa? –me cuestionó acercándose a mí oído, sentí entonces su aliento recorrer la aterciopelada piel del lóbulo de mi oreja.
Tragué duro ante ese cuestionamiento, no sé sí ese gesto de él me dejó helada o caliente; o quizás la circunstancia de que había demasiada gente elegante transitando frente a mis ojos me tenía temblando. Yo no tenía modales de etiqueta. Esta situación me está rebasando de sobre manera.
–Sí. –le contesté a Lex después de algunos segundos de abrupto silencio, porque mi voz se me había fugado de las entrañas. –¿Qué hago? – le pregunté aterrada, porque no tenía un protocolo o metodología para esta situación.
–Es simple. –lo observé sonreír de forma siniestra, entonces… se acercó más a mí. –Sonríeme solo y tan solo a mí, mírame, habla conmigo, sujétame de la mano, dime: amor, cariño y, besa mis mejillas porque esta noche Chris Walsh tú… –se aproximó más y, retiró el cabello de mi cuello para acercarse a mi oreja y que pudiera escucharlo mejor. –Eres mi novia. –me susurró como recordatorio y en su rostro encontré una sonrisa pícara, en sus ojos una perversa travesura y en su voz un tono confidente, después de eso… entrelazó sus dedos con los míos y, me jaló hacia él con mucha delicadeza mientras me guiaba en dirección al umbral resplandeciente de esa inmensa mansión en donde, se llevaría a cabo la fiesta a la que habíamos asistido.
–Alexander, hijo. –escuché una voz masculina. –¡Qué bueno que has llegado! –afirmó un hombre mayor que tenía un gran parentesco con Lex. Llevaba un traje casi a juego con Lex, un cabello perfectamente peinado, y en su mano una copa a medio beber.
–¡Padre! –afirmó el castaño odioso acercándose a él.
–Ella es tu linda novia. –me interrogó con un tono muy amigable el atractivo hombre mayor.
–Sí, papá. –afirmó Lex totalmente nervioso, ¿se había sonrojado? Quizás eran impresiones mías, porque la luz era levemente amarilla y por ello podía confundirse fácilmente la tonalidad de sus mejillas.
–Un placer, señorita soy, soy Roger Maxwell su futuro suegro. –sonrió el hombre mientras sujetaba mi mano con suavidad.
–Eh… yo… en realidad. –balbuceé acalorada.
–¡Papá! ¡Vas a asustarla! ¡No la presiones! –sentí como entonces, Lex me apretó la cintura, sentí su calor y una mano recorrerme, quise protestar e incluso darle un fuerte golpe en la cara, pero estaba nerviosa y, además, sabía que habíamos llegado a un acuerdo previo, así que… llena de ira, me contuve.
El hombre echó una maravillosa carcajada.
–Está bien, me detendré. –me guiñó el ojo, era tan pillo como su versión juvenil.
–Soy Christine Walsh. –me presenté cuando logré recobrar el habla.
–¡Un placer señorita! –afirmó. –Es admirable que Alexander encontrara una chica tan hermosa y que por supuesto, lo soporte con esa personalidad que tiene. –volvió a reírse de su propio chiste.
–¡Papá! –volvió a quejarse Lex.
–¡Me detengo, me detengo! ¡Los dejaré divertirse! –nos sonrió a punto de salir del sitio.
–¡Roger Maxwell! –una voz interrumpió la salida del atractivo padre de Lex.
En ese instante, sentí tanto el agarre de Lex tensarse como su mandíbula hacer presión, visualicé mejor la figura que les había convocado, era un hombre mayor… de una edad similar a la del padre de Lex quien a su lado estaba siendo acompañado de un sobrio chico de cabello oscuro y ojos negros.
El ambiente, se tensó.