(Ahmanet)
Fue esa noche en la que comenzó mi peregrinar por el mundo, no pasaba más de un par de semanas en el mismo lugar, solo lo suficiente para conocer algunos lugares y saber a qué punto dirigirme si deseaba volver.
Al estar sola vagando por el mundo, me he visto en la necesidad de madurar, siempre escuche decir de alguien que se había visto o******o a madurar y ser un adulto antes de tiempo, por la muerte de sus padres y tener que hacerse cargo de sus hermanos menores, o por algún otro motivo; ahora entiendo a que se refieren, con solo ocho años de edad me vi en la calle, sin nadie a quien recurrir, sin amigos y con poco más de 900 dólares en la cartera, así que era el momento de dejar las niñerías y comportarme como un adulto y tomar decisiones, lo primero que hice fue buscar un lugar donde refugiarme permanentemente, más vi que eso era imposible, ya que si veían a una niña vagar sola, inmediatamente llamaban a servicios sociales; por lo que busque en internet un lugar pequeño y aislado a donde ir, y recordé el pueblo de una novela que leí, Forks, en el estado de Washington, así que busque imágenes del pueblo y me teletransporté ahí, fingí llegar en el autobús buscando a mi padre un leñador, pero como nadie lo conocía, la policía me llevo al orfanato local, eso estuvo bien por unos meses, hasta pocos días antes de mi noveno cumpleaños. Cuando mis habilidades comenzaron a darme problemas simplemente salte.
Durante estos viajes descubrí algo asombroso, yo me curaba y regeneraba rápidamente, resulto que en mi vagar fui a España y estando en Madrid, para festejar mi noveno cumpleaños, pero unos vagos trataron de robarme, y al defenderme uno de ellos me hizo un corte con una navaja, por lo que grite fuertemente y un perro n***o enorme y con un collar dorado me defendió, cuando el perro los hizo huir, se me acerco y se sentó frente a mí.
-oye yo te he visto antes, gracias por ayudarme. – le dije al perro
El perro olisqueo mi mano herida y aulló, por lo que yo corrí hacia el parque donde había una fuente en donde tome agua y me lave la herida, saque de mi mochila un pequeño botiquín que había tomado antes de salir de casa, Alice decía que siempre debía estar preparada, saque alcohol y una gasa así como una venda y me cure la herida, dolía mucho. Vi que el perro me siguió y no me dejaba sola, así que solo le dije:
-yo no tengo casa, y al parecer tu tampoco, como estamos solos podríamos cuidar el uno del otro.- y como si me entendiera el perro aulló. Y se sentó a mis pies.
Como Madrid ya no era un buen lugar para estar, preferí saltar, fui a un lugar en Egipto, las ruinas de una antigua ciudad, a la que llegue tras tener un extraño sueño, un sueño con una joven que fue asesinada y a la que vi como sacaban el corazón. Revise el lugar y vi que estaba cerca del Nilo, pero no se veían ciudades cerca, estaba casi totalmente cubierta por la arena del desierto, regrese al lugar exacto en donde había aparecido, el perro estaba ahí sentado, saque una lámpara y vi los muros, y me vinieron a la memoria, la visión de la hermosa niña junto a su padre, en un gran festejo y ahí lo reconocí, el perro junto a ella era el mismo que estaba ahora junto a mí.
-qué es esto, porque te vi en una visión de tiempos pasados, si al menos pudieras entenderme?- dije sin comprender.
Y lo extraño volvió a suceder el perro me contesto.
-yo soy tu guardián, mi nombre es Anubis, y fui enviado a protegerte y ayudarte, por aquellos que te crearon cuando el tiempo era nuevo, los dioses de Egipto; poco a poco recordaras quien eres, y yo estaré aquí para cuidarte.
-sé que soy extraña, pero dime, en verdad puedes hablar?
-no, solo tu escuchas lo que digo, pues le hablo a tu mente, ese fue uno de los dones que te dio Horus, el poder de hablar con los animales.
-no te creo, solo tengo nueve años, como es posible que digas que fui creada por dioses, esto es parte de mi maldición, no soy más que un fenómeno, por eso mis padres me echaron, soy peligrosa.
-no, tu renaciste, y yo volví a la vida después de siglos de estar dormido, yo fui enviado por el dios Anubis, el barquero de las almas y guardián del inframundo. Por eso soy un perro chacal, soy unos de los soldados de su ejército. Todos me ven pero solo tú me escucharas, a menos que tome mi forma humanoide.
-tendremos que hablar después de esto. Tengo que comprenderlo bien. Ahora necesito dormir, podrás cuidar que no venga nadie.
-nada te pasara ni humano ni animal o bestia puede hacerte daño, tú eres divina y por lo tanto respetada e inmortal.
-como digas. – y tras decir esto saque de mi mochila un par de cobertores ligeros, puse uno sobre una gran placa de piedra y con la otra me cubrí, las noches en el desierto son muy frías. Al hacerlo algo llamo mi atención por lo que fui a ver que era y encontré un colla muy antiguo, era como el que portaba anubis, pero con la diferencia de que este tenía un Ank, o cruz con un ojo en la parte superior y en el centro del Ank se veía un tipo de alfiler labrado con una luna en cuarto creciente y una estrella en el centro, la estrella era de diamantes.
-póntelo, es el collar de la princesa Ahmanet, tú eres su reencarnación y alfiler que está sobre el Ank, es en realidad el arma más poderosa de los dioses, es el cetro de Osiris; este se puede transformar en el arma que necesites, una espada, una lanza, o un arco con flechas de energía inagotables.
-pero como si es tan pequeño? - le pregunto
-sácalo del Ank. – me ordena Anubis y así lo hago y de inmediato el alfiler crece hasta el tamaño de un cetro de oro macizo con muchas joyas como turquesas, cornalinas, jades y diamantes en la estrella. Mide unos cincuenta centímetros de largo.
-piensa en una lanza. – me ordena Anubis lo hago y el cetro se estira hasta alcanzar un largo de más de dos metros y a pesar de eso lo ciento ligero, en una punta está el adorno de la luna y la estrella, en el otro una cuchilla muy afilada.
-valla, y es fácil de manejar. – digo haciendo algunos movimientos con ella.
-Anubis de donde se manejar la lanza, yo no tengo entrenamiento y no creo que mi magnifica memoria me ayude en esto.
-eres también hija del Dios Seth, Dios de la Guerra y señor del desierto, no hay táctica de guerra que no conozcas, y yo puedo entrenarte si me permites cambiar a mi forma humanoide, recuerda que soy un guerrero
-bueno creo que deberemos entrenar y mejorar mis habilidades de lucha si como dices es mi deber proteger al mundo, pero en verdad necesito dormir. – le respondo y la lanza vuelve a su forma de cetro y este se reduce de tamaño para guardarse mágicamente en el Ank.
(Abril 10, 2007; Boston, Massachusetts)
(Arqueólogo George Makepeace)
He llegado tarde, al parecer la niña ha huido de su casa, hubo un incidente en el que murió su nana, una chica llamada Alice Prince, al parecer sus habilidades y poderes divinos ya se han desatado, y eso fue lo que causó la muerte de la nana. Solo espero poder encontrarla antes de que ella sufra por culpa de sus habilidades y poderes. Yo fui el culpable de que despertara, yo debo tratar de que ella aprenda a controlarse y si no puedo ayudarla llevar una vida normal, deberé detenerla a como dé lugar.
(Ahmanet)
Mi habilidad como saltadora, al teletransportarme me sirvió para robar, la primera vez, entre en un banco, pero para hacerlo tuve que visitarlo durante el día, robe unos cuantos fajos de billetes que resultaron ser 50 mil dólares, con eso viví un tiempo de un lugar a otro, fue casi un año, ya que no quería llamar la atención. Gastaba poco en vivir, pero comprendí que lo que necesitaba eran lugares fijos donde refugiarme, así que robe tres bancos más, y me hice de más de un millón de dólares.
Después del incidente en España donde encontré a Anubis, quien desde entonces me acompaña, se ha transformado en una especie de ser humanoide y me ha enseñado a luchar, dice que tengo las habilidades de la guerra de Seth, que si quiero, podría dirigir en algunos años un ejército, pero la verdad no es algo que me imagine haciendo, y siempre regreso a dejarle a la hermana Hope, algo de dinero, pues el orfanato lo necesita, yo solo dejo una nota diciendo que volveré.
En uno de mis saltos termine en Billings, Montana, para ser precisos en Yellowstone, en el bosque, y como no sabía dónde estaba y necesitaba orientarme, trepe a un árbol, y estando ya a más de 10 metros de altura sobre una gran secoya, me resbale y caí, descubriendo que puedo flotar, o mejor dicho levitar, así que haciendo uso de mi nueva habilidad subí hasta más arriba de los árboles y vi a lo lejos la ciudad, y descubrí el camino, por lo que me dirigí a él, llevaba más de dos horas caminando por la carretera con Anubis a mi lado cuando una camioneta grande se detuvo a mi lado, de ella bajaron un hombre como de 35 años y un anciano, en la camioneta se quedaron un niño y una niña. Los hombres hablaban en una lengua extraña, pero parecían nativos americanos tanto por su piel, como por sus ropas y abalorios, el mayor de ellos se me acerco y dijo en inglés:
-hola pequeña, que haces sola aquí en los bosques, estas perdida?
-no, solo estoy caminando con mi perro.
-no deberían tus padres dejarte salir sola, por aquí hay osos, pumas y lobos, y podrían atacarte. – dijo el hombre más joven
-donde están tus padres, estas acampando con ellos? – pregunto el anciano
-no, mis padres me dejaron sola, así que solo somos Anubis y yo, estamos buscando un lugar para vivir.
-pienses vivir sola, sin ningún adulto? – pregunto el anciano
-llevo sola ya un tiempo, y no veo que necesite a un adulto para cuidarme, lo he hecho bien además tengo a Anubis para protegerme.
-qué te parece si bienes con nosotros, tenemos una propiedad cerca de la ciudad y descansas un par de días, mientras vemos que hacemos para ayudarte. – me ofrece el anciano
-Padre, no crees que es mejor llevarla con el sheriff, el buscara a sus padres. – dijo el hombre más joven
-no, ella es un espíritu muy especial, estará bien con nosotros, el bosque habla, pero tú no lo escuchas hijo mío. – dijo el hombre viendo al cielo, donde en ese momento un águila volaba y piaba con fuerza, haciendo que un cuervo volara de las ramas de una secoya.
-no quiero ser una molestia, y prefiero estar sola, gracias por querer ayudarme. – les contesto y trato de seguir mi camino, pero el anciano me toma de la mano y es, en ese momento en que veo y siento lo que él ve y siente, él tiene una visión del futuro, donde estamos sentados en el bosque y él me enseña junto a sus nietos los secretos de los chamanes y la magia del bosque.
-tú debes venir con nosotros, te protegeremos y ayudaremos, puedes confiar en nosotros.- dijo el anciano y volviéndose a su hijo comenzó a hablarle en la lengua de los Cheyenne, la cual ahora que había compartido su mente conocía.
-hijo ella es uno de los espíritus de la tierra, uno muy antiguo pero debe hacer la transición, y convertirse en uno, está sola y debemos ayudarla, Manitú lo ordena.
-padre, sabes que a veces te pones necio con respecto a las tradiciones, pero lo que no entiendo es porque yo también tuve una visión en cuanto la tocaste.
-fue porque nuestras mentes se unieron, gracias a eso ahora puedo hablar su lengua, sé que no deseas que los acompañe, y lo acepto, llevo dos años vagando por la tierra sola y debo seguir mi camino. – le digo
-tú hablas nuestra lengua? Y dices que llevas dos años vagando por la tierra, porque?
-porque estoy sola, soy un fenómeno que lleva la muerte a donde va, es por eso que es mejor que siga sola, gracias por la buena intención, pero no se preocupe abuelo, los espíritus del bosque me cuidaran. – les digo y sigo mi camino y para que no me detengan me desvanezco frente a ellos. Reaparezco a solo unos kilómetros por delante de ellos pero eso basto para que comprendieran que yo en realidad no soy una persona común.
Cuervo Rojo, urgió a su hijo Robert Seis Muertos para que me diera alcance, yo sabía que tratarían de hacerlo y no podía huir pues no conocía la zona, y además tenía dos días de no dormir bien y tampoco había comido muy bien. Así que cuando la camioneta de Robert Seis Muertos me dio alcance, simplemente me hice a un lado.
-ven con nosotros, estarás a salvo con nosotros, nadie te molestara. – esta vez fue Robert el que lo dijo y Cuervo Rojo solo me vio con cariño, era la primera vez en más de dos años que no veía desprecio o temor en la cara de una persona.
Acepte ir con ellos y subí a su vehículo, después de dos horas de camino llegamos a un rancho, resulto que Cuervo Rojo al igual que Robert Seis Muertos eran viudos, y los niños que iban en la camioneta eran los hijos de Robert, Tomas Caballo Salvaje, Lucí Pequeña Luna.