—Señorita Larsen permítame decirle que se ve espléndida hoy—halagó el ex primer ministro, Edan Sandberg, le dedique una sonrisa no sin antes agradecerle por el halago. —Me han contado que es una de las mejores doctoras de Dinamarca además de una oncóloga excepcional.
Varios de los hombres del círculo asintieron y mostraron su aprobación al comentario.
—Tome los deseos que tenía mi madre antes de morir como míos—comencé diciendo,—además el abuelo confiaba en mí para no dejar en las manos equivocadas el conglomerado de la familia, para ser una buena líder primero se necesita ser una buena doctora con cualidades humanas.
El hombre se apresuró a tomar un trago de su vino, su esposa era una mujer mayor pero elegante de cintura estrecha y cuerpo curvilíneo a pesar de su edad. El lugar estaba
