Comenzaba un día precioso, a través de la ventana, de la habitación de Anabella, se escuchaba él sonido de los pájaros, del jardín del balcón, estaba rodeado de muchas plantas y flores, de muchos colores. Anabella aquella mañana sentía un vacío extremo, debía permanecer en casa de su madre, junto a Priscila una mujer encantadora, qué Juana había contratado para su hija. Anabella siente unos golpes suaves. —!Buenos días! ¿Puedo pasar? Anabella le permite a Priscila qué pase. —¿Cómo estás? Traigo tú medicación. Anabella debía ser medicada, desde qué había tenido él accidente, muchas veces había sufrido situaciones de pánico, ella era una mujer muy fuerte, lo iba superando cada día, de pronto aparece Gloria, aquella mujer buena, sensible qué amaba a Anabella, está la vió nacer. —Hola m