Me abandonó Cuándo estaba ciega

Anabella, estudiaba en la facultad de derecho casi siempre iba a la biblioteca, allí se encontró con Alfonso quién también estudiaba, lo mismo. Su historia de amor comenzó allí en aquel lugar —Hola ¿Cómo estás? —Preguntó Alfonso. — Bien ¿y tú?¿ Siempre vienes por acá? Alfonso se acercó a ella, tímido e ingenuo, se quedó mirando él bello rostro de Anabella. — Vengo, muy seguido, ¿A qué hora te vas? Así, te invito a tomar algo. — ¡Gracias por tu invitación! — ella Contestó alegre. Ellos siempre se encontraban en la biblioteca, se lo pasaban largas horas dialogando. A pocas cuadras de casa de Anabella, vivía su gran amiga de la infancia, su nombre era Charlotte, durante la niñez , siempre estaban juntas. Charlotte siguió la carrera de profesorado de matemática. Siempre qué podían, se encontraban en un café, se quedaban horas charlando, y recordando las pequeñas aventuras, qué juntas habrían recorrido. Anabella durante sus estudios cursados en la carrera de abogacía le iba bastante bien, en cambio a Charlotte le fué pésimo. Primero, se recibió Alfonso de abogado, luego Anabella. Al poco tiempo se casaron, se instalaron en una casa comoda y moderna. Anabella, tenía un amigo, qué siempre había estado con ella, en las buenas y en las malas, Alexander siempre había sido para ella un ser incondicional, excelente amigo, con cualidades únicas. La vida para Anabella era demasiado bella, junto a su esposo, recorrían las calles de aquel hermoso lugar dónde vivían, viajaban, lo pasaban magnífico entre los dos. Charlotte visitaba muy seguido a su amiga Anabella, estaba envideosa, deseaba todo lo qué ella tenía. —Amiga, ¿Cómo te va en él trabajo? —Pregunto Charlotte. —En mi trabajo me va bastante bien, tengo mucha clientela. — Y ¿Con Alfonso? —Me siento la mujer más afortunada, qué existe en la tierra, estoy muy enamorada, pensamos tener una gran familia. Charlotte, cada día qué pasaba sentía más envidea, por Anabella, aprovechaba de ir a visitarla siempre cuándo estaba Alfonso. Una tarde Anabella, llegó un poco más temprano qué de costumbre, encontró a su esposo Alfonso y su amiga Charlote, teniendo relaciones. Anabella salió corriendo, estaba desesperada, puso en marcha a su auto, manejaba a gran velocidad, en él camino, tubo un gran accidente, se pudo salvar; aunque quedó ciega. Ella lo perdonó a Alfonso, continuaron estando juntos. Anabella, volvió a casa, cómo si ella no hubiera visto nada, continúo con su matrimonio, salían juntos a pasear, de viajes aunque ya nada era lo mismo para Anabella, había perdido hasta él trabajo, estaba ciega. Charlotte cada vez qué llegaba actuaba cómo si fuera su mejor amiga. Anabella cómo no veía, su esposo Alfonso aprovechaba para estar con Charlotte. Ellos comenzaron a preparar un plan. Anabella era una mujer muy inteligente, comenzó a tomar clases para ciegos, su amigo Alexander siempre la iba a visitar, eran amigos inseparables. Anabella una mañana no se sintió bien, quedó internada en la sala 609, las enfermeras eran muy cariñosas con ella, su esposo iba a visitarla aquella clínica, también iba Charlotte, haciéndose pasar por su gran amiga, está estaba llena de maldad y resentimiento, su amigo Alexander, era él qué más estaba cuidando de ella. Anabella había quedado internada, para poder controlar su estado anímico, no era del todo bueno, había quedado muy débil, los médicos le recomendaron qué lo mejor sería qué se hiciera todos los estudios. Mientras Anabella seguía internada, Alfonso se veía con Charlote, estaban siempre juntos, pensando entre los dos de qué manera deshacerse de Anabella. Alexander una mañana la fué a visitar. —¡Buenos días amiga! Te contaré qué hay un hermoso día, está lleno de sol, dentro de algunos días comienza la primavera, se están abriendo las flores de los árboles. —Hola, amigo acércate quiero contarte, algo, ellos me engañan se ven a mis espaldas, es por culpa de ellos qué estoy así. Anabella comienza a llorar, Alexander la abraza. —Amiga todo va estar bien, no te preocupes, no pienses en eso. Alexander era dueño de una empresa multinacional, manejaba unos importantes negocios Estaba Alexander, cuándo entró Alfonso a la sala de la clínica, él la saludó con un beso, en la mejilla y saludo al amigo de Anabella. —Hola mi amor. ¿Te sientes mejor? No hallo las horas de llevarte a casa. Aquel sínico del esposo le hablaba, con palabras bonitas, dentro de él, existía él mínimo amor hacía ella. —El médico me recomendó permanecer por una semana en está clínica —acoto Anabella El falso de Alfonso le pidió a Alexander qué se corriera así él podía estar más cerca de Anabella, él tomó sus manos y las besó. Anabella sentía sus besos cómo si fueran una puñalada, en vez de besos. Alfonso apenas estubo diez minutos y se fué, la acompañó casi toda la mañana su amigo Alexander. Anabella sabía qué Alfonso, estaría con la supuesta mejor amiga. Cuándo quedó sola, comenzó a llorar, aquella plena felicidad, la había perdido por completo. Alfonso lo único qué sentía por su esposa era lástima, se había enamorado de Charlotte, la mejor amiga de Anabella. Pasaron los días, el único qué siempre iba a la clínica era, Alexander. Alfonso casi no iba, apareció él último día, cuándo la tenía qué retirar. —¡Vamos, mi amor! Anabella escuchaba las palabras de su esposo, sabía qué no la amaba. —Si vamos. ¿Charlotte a visitado nuestra casa? —Amor tu amiga, hace tiempo qué ya no va a casa. Anabella conocía bien él perfume qué usaba Charlote, en cuánto él se acercó hacia ella para saludarla, olió aquel perfume qué venía de su esposo Alfonso, él la volvió a besar en sus manos, aquél hipócrita y traicionero ya no era cómo su esposo, sino él mismo demonio. Anabella se subió al coche, y siento él perfume de Charlotte, ella iba atrás, a escondidas, Alfonso le tomó las manos a Charlotte.