- ¿Estas lista? - La cara sonriente del señor López a veces me desconcertaba; su perfecta sonrisa y su angelical rostro eran signos de ver, tener a un jefe como el hubiera sido maravilloso, sabía que trataba a Katrina de muy buena manera, todo en él era perfecto. - Si. - He pensado en varios lugares donde podríamos encontrar algo digno de ella. ¿Que te parece un vestido? - Si sabes su talla, eso estaría bien. - No se cual es. Descartado. - ¿Un perfume? - Podría ser, pero el año pasado le regalé eso. - Entonces no. - Descartado. - ¿Cuando son sus vacaciones? Podría regalarle unas vacaciones en un súper hotel. - ¡Ya lo tengo ! Sabía que sería buena idea contar contigo. - pasó su mano por mi hombro mientras bajábamos en el ascensor. Yo me estremecí involuntariamente por e