Sentía cierta emoción por ir al trabajo más que cualquier otro lunes. Me levanté más temprano para planchar mi pelo y dejarlo suelto; maquillé mis ojos y usé uno de mis mejores labiales, tomé un nuevo bolso que me había regalado mi abuela, solo lo usaba para ciertas ocasiones y esta era una de ellas, había una camisa que había estado guardando para una reunión importante de la oficina, decidí ponérmela, este lunes quería ir especialmente bella, o al menos intentarlo.
Cuando subí al autobús muchas personas se me quedaban mirando y luego en el taxi el señor elogió mi belleza, al entrar al edifico de la empresa mi sonrisa era bastante amplia.
Realmente me sentía feliz.
- Buenos días Katrina.
- Buenos días, Alejandra. Estas reluciente hoy.
- Gracias.
- ¿Tienes alguna cita luego de
