Mi pulso se altera al escuchar una fuerte inhalación de su parte, revelando su deseo mientras que mis pezones se tensan en picos duros apareciendo a través de la tela de mi vestido. Aprieto la biblia sobre mi regazo y arrugo mi cejo ¿Qué piensa hacer, ponerme a leerla? Suelto un suspiro por no verle del todo, pero sentir su presencia me está volviendo loca. ─Alex… ─Confiésate, fresita ─interrumpe tajante. Su voz es rasposa y dominante cosa que me delira los sentidos erizándome los vellos. Remojo mis labios y trago con dificultad ¿Confesarme? Él creo que sabe mis más bajos y lujuriosos pecados, pero quiere escucharlos como un morboso… ─Padre, deseo al sacerdote ─digo y él se queda en silencio. ─¿De qué manera le deseas? Mi corazón golpea con fuerza. ─De manera lujuriosa, errática,