Ana:
Estaba en el baño, limpiando mis lágrimas, ni siquiera estaba segura de por que lloraba tanto, la mejilla me dolía, y ardía como él diablo. —Estúpido Adam, ¿No puedes ocuparte de tu zorra?... Prekliata žena (Maldita mujer).
Estaba concentrada sobando mi mejilla que nunca me di cuenta de que la puerta del baño se había abierto.
—Haré de cuenta que no escuché eso.
Me giré ofuscada, por poco me muero del susto, ahí estaba Adam, se acercó y me examinó. —¿Por qué te dejaste golpear?.
Sonreí incrédula y enojada. —Eres un cabron— dije alejando sus manos de mi rostro, ¿Cómo se atrevía a recriminar así?.
—¿Qué quieres que te diga?.
Simplemente era increíble. —No me pagas para esto, ¿También tengo que soportarlo?, ¿También tengo que dejarme golpear?.
Adam se veía arrepentido, pero no es
