Adam:
Mis días eran ordinarios, debo de decir que inclusive me resultaban…aburridos, hasta que una mañana, me desperté y lo primero de lo que me enteré, era qué yo era gay.
Sarta de estupideces, chismes tontos qué las personas esparcen unos a otros como un maldito virus qué difícilmente se puede contener, ¿Quién lo inició?, no tengo ni la más mínima idea.
Perdí contratos por clientes homofóbicos, ¿Qué si me importaba?, que va, me daba igual, yo estaba seguro de mi sexualidad, pero no era algo tan fácil como para ignorarlo y ya.
Como fuera, la propuesta fue qué me casara con la hija de un alcalde, ni de chiste me casaría con ella, la conocía poco y eso me bastaba para dar un rotundo no, hubo propuestas por montones.
Y escogí una, la primera que me pareció que no sería un dolor en las p
