Capítulo 3. Ethan y Camila se encuentran

1535 Words
Minutos después… —Señor, mientras estaba con Nicole, vi que dejó su talismán en el auto. —Ah, —tomo de las manos de mi asistente, Oliver un talismán que me rezó un chaman cuando fui a Nepal, soy algo supersticioso y me gusta lo esotérico— con razón que me fue algo mal con Nicole—Le cuento a Oliver. —¿Le fue mal señor? Un tanto extrañado le respondo: —Si, discutimos. Eso casi nunca me pasa con mis amantes. Antes de llegar a donde mi cliente, echame un poco de sal gruesa, para que se me quite cualquier cosa rara. —¡Uy, ya se acabó, pero creo que vi una gran bolsa en la casa de su madre señor Ethan! Oliver, mi asistente personal, también es mi chofer. Tiene trece años trabajando conmigo desde que era un simple joven de 22 años nuevo en el mundo de las leyes, ambos tenemos la misma edad, treinta y cinco y me conoce como la palma de su mano. Confió plenamente en él. —Bueno entonces vamos para allá antes de ir con el dueño de celulares Kovak a jugar golf. Como odio a ese tipo tiene mal aliento. —Oiga señor ¿Y si… ese talismán ya está perdiendo la bendición de ese chaman? —Me pregunta Oliver con mucha intriga porque él es creyente de lo esotérico como yo. Bueno lo metí en esto. —¿Tú crees?—Le pregunto con algo de temor. —Si, es que usted fue a Nepal ya hace cinco años señor. —Ummm—respondo un tanto pensativo—Creo que tienes razón, a lo mejor ya la bendición del chaman se perdió, pero esta semana tengo varios juicios y más ese el de la compañía de cajeros automáticos que no se quien demonios está mintiendo, si el viejo que dice que él los creo o el ingeniero japones. » ¡Ese juicio me tiene loco! así que, no puedo ir a Nepal por ahora, mejor busca a otro chaman, uno que sea creíble, no como el chaman ese que supuestamente era hindú y luego lo vimos comiéndose un filete vestido con ropa de Adidas cerca de por aquí. —Ah si, el tal Chodal-bom resultó llamarse Pedro Suarez, que engaño y tan real que se veía. —Si, busca a uno muy bueno esta vez y ya, arranca vamos a casa de mamá por la sal gruesa para que me la eches y así alejar cualquier mal. Suerte que vive cerca de aquí. Mientras tanto en la mansión Hunter… En la casa de la mansión Hunter se encontraba Camila, vestida con un hermoso conjunto Chanel amarillo de blazer y falda, alquilado, zapatos de tacón de suela roja prestados y tenia su larga cabellera de rojo intenso con unas leves ondas. Camila se encontraba en la mesa del lujoso comedor de la mansión Hunter comiendo un trozo de pastel con la señora Cristina Hunter, la mamá de Ethan, y su nuevo esposo 35 años menor que ella. La señora tenía 60 años y su esposo Erick 25 años. —Entonces, ¿te gusta el sexo con tu esposa?—Preguntó Camila cortando su trozo de pastel comenzando con la consulta. En ese instante, el joven esposo de la señora Cristina se sonrojó y le dijo: —Mi amor ¿Qué preguntas son estas jejeje? ¿Qué le… sucede a tu sobrina? Camila antes de la consulta le dijo a la señora Cristina que le inventara a su esposo que ella era una sobrina. —Ella es una sobrina muy lejana de mucha confianza de Nashville, allá son muy directos—contestó la señora Cristina acariciandolo—Vamos cariño, respóndele. Enseguida, el joven le respondió: —Pues, sí. Camila, en ese instante, no escuchó ninguna voz que le dijera que el hombre mentía, porque al parecer él dijo la verdad. Así que, cruzó miradas con la señora Cristina y le hizo con disimulo señas de que dijo la verdad. La señora Cristina sonrió muy alegre poniéndose su cabello detrás de la oreja. Luego, Camila cortando un trozo de pastel, le comentó: —¿Y… amas a Cristina por su personalidad o por su dinero? En ese instante, aquel hombre se enojó un poco y mirando a su esposa le dijo: —¡Bebé, creo que tu sobrina se está pasando! —¡Ay, contéstale, amor! ¡¿O que, no me quieres? ¡contéstale a mi sobrina! El hombre mirando a Cristina la tomó de las manos y con una sonrisa le contestó: —¡Ay, claro que si te amo, la amo por su personalidad. Ella es mi alma gemela… su dinero nunca me ha importado!. De inmediato, el sonido de un tambor resonó en el oído de Camila y la voz gruesa como la de un señor le dijo: —¡Él miente! Camila le hizo señas a la mujer diciéndole que él mentía y la señora Cristina de inmediato miró a su pareja entrecerrando sus ojos. Luego, Camila le hizo la siguiente pregunta: —¿Engañas a Cristina con tu mejor amiga? La señora Cristina le había dicho a Camila anteriormente que sospechaba de una tal Paula. —¡Claro que no, yo no engañaría nunca a mi pastelito!—respondió el esposo. Enseguida, Camila escuchó la voz interior de su don: —¡Él miente! Como Camila sabía que vendría una pelea, se levantó de la mesa para decirle una última cosa. La señora Cristina veía que su joven esposo se comunicaba con el contacto de una tal “librería” y se lo dijo a Camila antes de la consulta, así que, ella al saber ese detalle le preguntó por última vez al hombre lo siguiente: —Oye, y el contacto "librería" en tu celular me imagino que es Paula ¿cierto? ¿La mujer con quien engañas a tu esposa? De inmediato, el hombre se puso muy nervioso y haciéndose el enojado se levantó de la silla y le dijo: —¡Oye, ¿quién te crees estúpida? ¿Por qué dices esas cosas? Yo no engaño a mi mujer con ninguna Paula y ese contacto es de una librería! La voz resonó en Camila diciéndole: —¡Él miente! Luego, Camila miró a la señora Cristina y le dijo: —Pues tu esposo te engaña Cristina, le gusta solo acostarse contigo y tu dinero, se parece a mi exnovio jajaja. Revísale el celular y llama a la tal librería. —¡Dame el celular!—exclamó la señora Cristina. —¡Pastelito no le creas a tu sobrina ella miente! ¡Jamás te engañaría con nadie, yo te amo! La voz en el interior le dijo a Camila: —¡Él miente! Ella enseguida sonrió diciéndole: —Jajaja, que mentiroso eres. —¡Yo no soy ningún mentiroso! —¡Él miente! —dijo la voz dentro de Camila. —Si claro.—contestó ella mirándolo con desinterés tomando su bolso alquilado Chanel sabiendo la gran pelea que se avecinaba Por otro lado, estaba la señora Cristina, con el celular de su esposo llamando al contacto “librería” y enseguida contestó una mujer y dijo: —¿Mi bebé? ¿Porque me llamas a esta hora? ¿Se fue la vieja esa de tu esposa? La señora Cristina enseguida enfureció y comenzó a pegarle golpes a su esposo. —¡Te dije que no me engañaras idiota porque te iba a ir bien mal! ¡Ahora te destruiré! Camila al ver que ya había logrado su cometido, se escabulló hábilmente de la acalorada discusión entre su clienta, Cristina, y su esposo infiel. Aprovechando la distracción, sus ojos se posaron en la bolsa de regalo que la señora había dejado sobre la mesa, conteniendo el dinero de su consulta. Con una rápida y furtiva maniobra, Camila tomó la bolsa y salió del comedor. Uno de los sirvientes la escoltó hasta la puerta y estando muy contenta comenzó a contar el dinero y pudo ver que no había mil dólares si no tres mil. —¡Guao! ¡Si me encantan los casos de infidelidades con gente rica, esa señora sí que confió en mí y que dadivosa es! ¡Unas veinte consultas más así y ya reúno para mi universidad. Gracias voz extraña por sacarme de mi miseria! Y mientras avanzaba por el camino, contando el dinero con su mano dentro de la bolsa, como estaba distraída al salir de la puerta, se topó con Ethan Hunter. —¡Ay, disculpe! En ese instante, el encanto y la presencia magnética de Ethan la atrajeron de inmediato, generando una chispa de atracción entre ambos. Camila se encontró intrigada y cautivada por el enigmático Ethan. «¡Que hombre tan hermoso!»—Pensó Camila un tanto boquiabierta. A su vez, Ethan el mentiroso, al chocarse con la joven Camila sus ojos se encontraron con los de ella y quedaron cautivados por la radiante belleza de aquella elegante pelirroja de traje Chanel alquilado. El mundo pareció detenerse para él por tan solo unos segundos y mirándola fijamente con una sonrisa le respondió: —¡Guao, que belleza! mmm ¿quién eres?
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