Capítulo 6. Ethan no puede dejar de pensar en Camila

1223 Words
Horas antes de que Camila acudiera a aquella adivina, al salir conduciendo de la imponente mansión Hunter, se percibía en su rostro una expresión de confusión. Durante su encuentro con el abogado mentiroso, Ethan Hunter, había experimentado un sentimiento de impotencia al no poder emplear su extraordinaria habilidad para descifrar mentiras. Mientras recorría la autopista en camino a otra consulta con uno de sus clientes, una lucha emocional se desataba en su interior. Por un lado, sentía una imperante necesidad de conocer la verdad, y por otro, se enfrentaba a la frustración de haber sido incapaz de desenmascarar las mentiras del hombre en particular. Punto de vista de Camila. Conduzco hacia el domicilio de mi otro cliente, pero mi mente está totalmente obsesionada con ese hombre, Ethan. No pude encontrar ni un solo rastro de engaño en sus palabras cuando lo escuché hablar. Es evidente que lo que me dijo no era cierto, especialmente cuando le contó a alguien por teléfono que estaba a punto de llegar, aunque en realidad no lo estaba. Dijo esa mentira con tanta facilidad que hasta se estaba riendo el muy descarado. En ese momento, esperaba que resonara la voz del “dios de la verdad”, diciéndome que él estaba mintiendo, pero nada ocurrió. Me pregunto: ¿qué está sucediendo? ¿Será que este hombre también es especial como yo? ¿Podría ser una especie de brujo? La verdad es que no lo sé, pero estoy un poco asustada porque ahora necesita mis servicios de consulta y se nota que está dispuesto a pagar generosamente así como lo hizo su madre. De repente, mi teléfono suena y al verificar quien llamaba, veo que es mi mejor amiga, Wendy. Finalmente, me atiende el teléfono. De seguro vio todas mis llamadas perdidas y se preocupó. Así que, pongo el alta voz de la llamada y le contesto. Llamada telefónica: —¡Al fin me atiendes mujer creía que te había pasado algo! ¿Cómo vas con tu suegra? —¡Horrible, ahora quiere que preparemos pan con sus amigas! y la verdad yo me quiero largar de aquí, pero hoy es día de visitar a la abuela y no puedo negarme o si no mi esposo se molesta. » Pero no te preocupes ya encontré una manera de escabullirme por un rato y respirar ¿Y cuéntame que tal te fue? ¿el marido le fue infiel a la señora Hunter? ¿te pagó los mil dólares de la consulta? ¿el infiel te amenazó? —Calma mujer, una pregunta a la vez. Y si, era obvio que ese tipo la engañó, era un total imbécil. La verdad no sé qué creía esa señora al estar casada con alguien menor que ella 25 años con tatuajes en su cuello y cara de prostituto. Se formó un gran escandalo de golpes y todo. —¡Ah, de lo que me perdí! ¡Las consultas de infieles y de herencias son las mejores pero más las de infieles! ¡La verdad no sabes lo mucho que quería salir corriendo de aquí e ir para allá. » Pero me le escapé a mi suegra diciéndole que voy a comprar levadura ¿Dónde estás? así nos podemos reunir para que me digas todo lo que sucedió. Ya tomé las llaves de mi auto! —Bueno, voy camino hacia mi otra consulta, estoy cerca del centro comercial cerca del lago Erie, si quieres podemos encontrarnos ahí, ¡tengo muchísimas cosas que contarte en esa consulta Wendy, fue una de las más extrañas! —¡Oh, Dios mío! ¿Enserio? ¡Ya-ya voy corriendo para allá no me tardo, voy corriendo hacía mi auto! —Ok, te espero. Colgué la llamada con Wendy y aproveché el hecho de que tenía más de una hora antes de mi próxima consulta para poder desahogarme con ella. Decidí conducir hasta el centro comercial donde quedamos para esperarla y así poder conversar sobre el enigmático Ethan Hunter, del cual parece que Wendy conoce algo. Mientras tanto Ethan Hunter… —¿Señor, y cuanto va a cobrar en este caso?—preguntó Oliver el trabajador de Ethan. El apuesto abogado con una pequeña sonrisa, dibujada en su rostro, contestó: —Ummm, como unos veinte millones de dólares. Te daré unos cien mil de regalo si todo sale bien. —¡Que bueno señor! Ethan se encontraba extasiado en el cómodo asiento trasero de su lujoso vehículo porque iba hacia el encuentro con uno de sus clientes más prominentes. Era un empresario audaz, conocido por su involucramiento en la realización de construcciones ilegales a través del lavado de dinero. Dado el carácter ilícito de sus actividades, se veía constantemente arrastrado a los tribunales. Sin embargo, siempre podía confiar en su abogado estelar, el renombrado y prestigioso Ethan Hunter. Con una selectividad implacable, este experimentado litigante solo aceptaba casos que superaban cifras astronómicas de diez millones de dólares, asegurando así su propia reputación y la resolución favorable para su cliente. Sus habilidades sagaces en el arte de enmascarar la verdad con audaces mentiras, incluso adoptando enfoques de dudosa legalidad, resultaban fundamentales para librar a su cliente de cualquier aprieto en el que se viera envuelto. Sin embargo, Ethan no solo estaba contento porque sabía que pronto se ganaría como unos veinte millones de dólares en ese caso tan delicado, sino que mientras miraba hacía el camino pensaba nada más y nada menos que en Camila, aquella pelirroja que al parecer le atrajo mucho. Tanto, que se olvidó de la disputa de su madre con su joven esposo. —Oye Oliver, qué hermosa era esa pelirroja, la chamana, ¡quiero verla de nuevo!— exclamó con una sonrisa mientras su mirada se perdía en el paisaje a través de la ventanilla del automóvil en marcha. Oliver, quien se encontraba al volante, le respondió con curiosidad mirándolo en el espejo retrovisor: —Pues sí, era linda. La verdad no parece bruja, no tiene cara. Más bien parece una linda modelo o una linda actriz de películas. Vestía muy elegante. Ethan, con una pequeña sonrisa rebosante de entusiasmo, replicó con fervor: —¡Nunca en la vida he estado con una bruja! Solo con mujeres casadas infelices por sus maridos. Creo que ya es hora de que cambie de ambientes a unos más místicos y esotéricos ¿no crees? Oliver, concentrado en sostener el volante mientras conducía, respondió: —¡Es cierto, señor. Esa chamana pegaría con usted, y me imagino que si está con ella ya no necesitaría de buscar a otros chamanes para que le bendigan piedras, o talismanes, ella podría hacerlo! Ethan, apasionado por sumergirse en experiencias fascinantes que revelaran los misterios del mundo esotérico y los universos desconocidos, dirigió su mirada hacia Oliver con una sonrisa esperanzadora, creyendo que Camila era una chamana experimentada, expresando sus sinceros anhelos. Con una chispa de entusiasmo en sus ojos, le respondió: —¡Si, me daría la bendición antes de ir a casos de lavado de dinero! —¡Exacto señor, es mucho mejor que andar con mujeres casadas. Las que usted se consigue son algo fastidiosas. Esa chica es joven y de paso bruja, es muy distinta a todas las que ha tenido! ¡Yo siempre me decía: ¿el señor Ethan no se cansa de hacer servicio social con esas viejas?
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD