Ava. Dormir en casa de mis padres se sintió surreal. A pesar de que llevo años fuera, mi habitación la conservaron tal y como yo la dejé así que no tuve ningún problema en acomodarme anoche, la única diferencia entre aquí y Londres, es que no pude ver a mi bebé ya durmió con sus abuelos. Brooklyn parecía absorta anoche, con toda la atención que recibió. Mamá incluso pensó en dar una celebración con los vecinos para que la conocieran, pero no quise que la voz se regase en todos lados antes de poder hablar con Adam, así que eso quedó descartado, por suerte. Como no tuve mucho tiempo con ellos, me fui a dormir y apenas suena mi alarma por la mañana, me pongo de pie para ir a buscar a mi bebé. Camino, todavía en bata, por el pasillo de casa. Abro lentamente la puerta de la habitació