—¿Otra… vez? —Aisling quedó atónita cuando Alaric le arrancó la ropa sin piedad, dejando su piel expuesta. Luego, con una mirada oscura, se desvistió frente a ella, sin desviar sus ojos de su cuerpo. —Uno contigo simplemente no es suficiente —la levantó sin esfuerzo y la depositó en la cama—. ¿De verdad crees que no podrás soportarlo? La última vez fueron tres; apenas estoy calentando. Aisling, aún jadeante, temblaba con el recuerdo de cómo su cuerpo había sido sometido contra la pared. No estaba segura de poder resistir una segunda vez, pero verlo ahí, con su erección dura y desafiante, la hacía desearlo aún más. Su centro latía con un hambre insaciable, pidiendo ser llenado de nuevo. —Hazlo —murmuró, con una chispa de reto en su mirada. —Date la vuelta. —¿Qué?. —Quiero verte en cu