Capítulo 15

2148 Words
Contiene escenas +18 Él se acerca y sin decir nada desata mi pelo dejándolo suelto. Siento como el cabello se pega a mis hombros aun húmedos, pero solo miro a Inuyasha en espera del próximo movimiento que hará. Cuando él toma mi cuello y me acerca ya estoy respirando agitada, lamo mis labios a la espera disfrutando de su cercanía y del olor que desprende su cuerpo. Él sonríe y es tan jodidamente sensual que me tiene pareciendo una desesperada porque solo estoy esperando que su beso llegue y me desalme como lo ha hecho antes, pero en cambio solo recibo una mirada deseosa. Mis labios se entreabren y entonces Inuyasha hace fuerza en mi cuello y une nuestros labios. Como siempre pasa, se siente como si hubiese explosiones de deseo desatándose entre nosotros porque lo siguiente es que nos besamos como dos maniáticos que quieren desprender los labios del otro. Mis manos van a su espalda y lo pego a mi pecho mientras nos besamos. Inuyasha lame mis labios para luego chupar el labio inferior varias veces y soltarlo para atacar moviendo sus labios sobre los míos con mucho deseo. Ladeo la cabeza en busca de profundizar este húmedo beso que me está haciendo perder toda cordura. Lo siento caminar y pronto estoy contra la pared del baño. Jadeó cuando él se separa un poco, pero luego mete su lengua en mi boca y la mía sale tocando la suya. Su rodilla separa mis piernas y él se mete haciéndome jadear porque siento la dureza que tiene. Inuyasha libera mis labios un momento y ambos jadeamos porque el oxígeno nos hace falta. Su mano va a mi cuello húmedo y sonríe antes de posar sus labios sobre mi cuello repartiendo besos que me hacen cerrar los ojos y disfrutar al máximo de sus caricias. —Me haces pecar—susurro en voz baja lamiendo mis labios, los siento algo inflamados y eso me gusta, porque me recuerda que el beso de hace un momento no fue mi imaginación y que Inuyasha está ahora besándome sin parar. —Te gusta pecar conmigo Kagome—él detiene sus besos y levanta su mirada oscurecida hasta mis ojos—te gusta mucho—le regalo una sonrisa coqueta pasando las manos por su pecho con suavidad. —Me encanta—confieso uniendo nuestros labios nuevamente. Jadeo cuando Inuyasha desata mi toalla haciéndola caer al suelo y dejándome completamente desnuda. A causa de esto una de sus manos baja hasta acunar mis pechos y pellizcar mis pezones haciéndome gemir en sus labios, sus besos dejan mis labios para recorrer y bajar. Lo miro y veo como mi pezón desaparece en sus labios. Mis manos van a su pelo acercándolo para que sus buenas atenciones no se pierdan. Siento que ardo en deseo, que fuego recorre mi cuerpo, que todo lo que hago es querer más y más. Quiero que este momento no acabe porque he pasado muchas semanas enloquecida con la idea de que Inuyasha se pierda conmigo y desatemos esto que ahora sucede. Sé que he perdido, porque luego de esto ya no me podré contener. No con él, ya puedo darme por perdida. Cuando siento sus besos bajar a mi vientre lo detengo y él se incorpora girándome en un movimiento rápido, pegando mis pechos a la fría pared y besando mi hombro. Eso antes de que la primera nalgada llegue y resuene por todo el baño haciéndome gemir. Echo el culo hacia atrás para darle acceso a la próxima que llega. Gimo gustosa y él sonríe. —Quiero alimentarte—lo miro por encima de mi hombro y sonrío siendo esta mujer atrevida sin vergüenza alguna. —¿Me alimentarás?—pregunto con voz de niña buena y él me gira para que lo encare. —Lo haré, arrodíllate Kagome Higurashi—mirándolo caigo de rodillas sin vergüenza alguna. —Aclaro que, aunque en este momento este de rodillas ante ti, yo tengo el poder porque te voy a enloquecer Inuyasha—tomo la correa quitándosela y dejándola caer al suelo. Suelto el botón y bajo la cremallera del pantalón lamiendo mis labios entusiasmada con la idea de tenerlo en mi boca. —Sé que lo harás, pero te excita que te hable de esa manera—enarco una ceja, pero no respondo. No lo hago porque es cierto, cuando habla de esa manera provoca que mi piel se ponga de gallina y la humedad comience a crecer entre mis piernas. Lamo mis labios bajando su pantalón y luego el bóxer que se ajusta a su buen m*****o. Lo veo quedar erecto frente a mi rostro y las ganas de hacerlo perder el control crecen. Me gusta dar sexo oral porque sé que tengo mis trucos para llevar a los hombres a la locura. Verlos perderse en lo que hago hace que mi cuerpo entre en un estado de excitación que me gusta. Pero ahora que tengo a Inuyasha frente a mi quiero verlo quebrarse de placer con mi boca, es por eso que con mi dedo pulgar juego con la punta de su m*****o y veo como se tensa. Sonrío y sin dar más vueltas lo llevo a mi boca cuando cubro mis dientes con los labios. Inuyasha gime cuando me siente adentrarlo y luego sacarlo de mi boca. Comienzo a darle la mamada de su vida y veo como sus expresiones van cambiando hasta convertirse en una de total placer gruñendo con esa jodida voz tan sexy que posee. Mi saliva lubrica todo su m*****o y con una mano subo y bajo por todo el largo que mi boca no puede acaparar. Los ojos de Inuyasha se fijan en los míos mientras yo le doy placer. Chupando, lamiendo, jugando con su m*****o en mi boca. Cuando lo saco de mi boca y los besos bajan hasta tus testículos él gruñe con fuerza, sonrío en medio de mi trabajo porque cuando lo llevo mi boca hasta su m*****o nuevamente él no puede contenerse y me folla la boca llevándola a profundidad. Una de mis manos baja a mi entrepierna descubriendo toda la humedad que tengo. Paseo mis dedos y gimo antes de adentrar dos dedos en mi interior. Lo que hago hace que Inuyasha se mueva con más rapidez en mi boca provocando una pequeña arcada, pero lo dejo seguir por varios minutos sintiendo como mi mandíbula comienza a doler, eso hasta que él sale de mi boca y lo veo masturbarse corriéndose con fuerza. Toda su potencia cae sobre mis pechos y parte de mi cuello. Él respira agitado con las mejillas rojas mientras me mira. Saco los dedos de mi interior poniéndome en pie con todas mis terminaciones nerviosas pidiendo más. Joder, la imagen de él corriéndose vivirá para siempre en mis pensamientos. Inuyasha pasea un dedo sobre lo que dejó en mí y lo lleva a mi boca. La abro y él mete del dedo y chupo con placer sintiéndolo algo dulzón. —Te dije que era buena—susurro y él sonríe, mis manos se pegan a la pared y saco culo—te toca—murmuro a la espera. —Quisiera follarte—habla y luego lo siento detrás de mí, él besa mi espalda con erotismo—pero hacer todo lo que quiero contigo llevaría demasiado tiempo y lamentablemente estamos cortos de él, ¿eh?—asiento y siento sus dedos deslizarse sobre mi intimidad moviéndose sobre mi hinchado clítoris—te tendrás que conformar con esto, pero luego de ese trabajo tan bien hecho mereces el puto premio del año—jadeo cuando mete un dedo en mi interior mientras sigue moviendo el otro sobre mi clítoris—te gusta cuando te hablo sucio—jadeo cuando la otra mano se mueve sobre uno de mis pechos jugando con el pezón. —Llámame... llámame como la última vez—susurro moviendo mis caderas, la mano en mi pecho desaparece antes de que el impacto en mi culo llegue por la nalgada. —¿Qué?—pregunta—¿Qué mueres porque te folle?—pregunta moviendo esos dedos y haciéndome enloquecer. —No, lo otro—susurro cuando siento que mi orgasmo está por llegar. —No sé de qué me hablas Kagome—murmura y sé que sabe de lo que hablo, pero él sabe qué hace también y pronto me tiene gimiendo y teniendo un orgasmo que me hace echar la cabeza hacia atrás. Él me sujeta y yo jadeo sintiendo mi cuerpo muy caliente. Siento un beso en mi hombro y abro los ojos cuando Inuyasha me gira y chupa mi labio inferior. >> Te llamaré de esa manera cuando te tenga completamente—susurra—porque por muy buena que sea esta boquita tuya, nada se compara con esto—su mano acuna mi intimidad y aprieta haciéndome gemir por lo sensible que estoy—esto enloquece a cualquier hombre, tienes demasiado poder Higurashi—lamo mis labios buscando controlar mis latidos rápidos. —Eres un sucio Inuyasha—comento besando sus labios y mordiéndolo con suavidad. Él sonríe y me aparta con suavidad antes de mirarme fijamente. —¿Seguirás siendo una cobarde o aceptas por completo el pecado del que ahora eres culpable?—pregunta mirándome fijamente. Le sonrío sin temor alguno. —Peco Inuyasha—susurro—pecaré esta vez, espero que este pecado valga totalmente la pena—él asiente y se acerca, veo como su cuerpo aun en la camiseta se tensa antes de que sujete mi cuello por la parte trasera y me acerque a su boca. Sopla suavemente mis labios que los entreabro a la espera de lo que hará. Él sonríe de esa forma tan pecaminosa que me recuerda como se vio hace un momento, tensado, sonrojado y tan jodidamente s****l que siento la incomodidad entre mis piernas una vez más. —Te aseguro Kagome Higurashi que valdrá la pena cada maldito segundo—responde lamiendo mis labios con suavidad—no me hago responsable de que esto se vuelva una adicción para ti—con coquetería le sonrío. —¿Estás seguro de eso Inuyasha?—pregunto solo buscando fastidiarlo—muchos me han hecho propuestas como estas antes y solo son palabras—él muerde mi labio inferior con fuerza, siento como un poco de sangre sale y él la lame. —Estoy seguro de eso—me alejo con una sonrisa. —Quiero hechos, no solo palabras—él asiente. —Termina Kagome, pero pronto no solo pecaremos, arderemos en el infierno del otro—me besa con fuerza haciéndome gemir en sus labios cuando pega mi espalda a la pared, magrea mi trasero en sus manos y se separa reponiéndose. Me lamo los labios mirándolo con una pequeña y descarada sonrisa. Lo veo limpiarse y subir su bóxer y pantalón para luego tomar la correa antes de guiñarme un ojo y salir del baño. Ahora que estoy sola en el baño me quedo quieta esperando que la culpa llegue, pero solo llega más deseos que quiero saciar con Inuyasha. Esta vez no pensaré en nadie, solamente en mí. Con esa idea me adentro al baño y me lavo, echo mucha agua por dos razones: la primera es que sigo caliente y la segunda es que Inuyasha me ensució más. Enjabono mi cuerpo y cuando estoy lista salgo con el pelo húmedo. Me seco y con un vestido de tirantes y sin sujetador salgo con el pelo aun húmedo y sin sujetador porque vamos, ¿Quién cuando está en casa le gusta estar con molestos sujetadores? Por lo menos a mí no. Mi casa es el momento de estar cómoda. Cuando salgo trago en seco encontrándome con la mirada de Kikyo que brilla tanto haciéndome entrecerrar los ojos. Ella sonríe con pena y esta vez no niego con la cabeza como siempre hago cuando hace algo mal, porque yo también hice algo terriblemente malo y así como ella disfruté cada segundo que pasó. —Tardaste mucho—me asegura. Miro a su novio en el sofá que me sonríe en secreto. —Me distraje en la ducha, sabes que me tomo mi tiempo—le respondo sentándome en el sofá frente a ellos y tomando una gaseosa que se encuentra en la mesa. La bebo para aligerar la sed de los labios de Inuyasha que siento. —¿Tienes hambre Kagome?—pregunta Inuyasha mirándome. Le sonrío y miro a Kikyo quien se sienta al lado de su novio tocándole el brazo. Yo le toqué más que eso cariño Odio cuando tengo pensamientos tan crueles. Maldigo en mi cabeza y enfoco mis ojos en Inuyasha. —Si, mucha hambre—le respondo y ambos sabemos que su pregunta y mi respuesta no fue precisamente referente a la pizza. Solo nosotros sabemos lo que pasa aquí.
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