No puedo evitar que mi mirada persista mucho en el enorme retrato de la familia feliz, un retrato en donde yo no estoy, porque al final ninguno de ellos al parecer me considera parte de su familia. Tengo sentimientos contradictorios, porque dentro de mí una pequeña parte siempre esperó que ellos cambien su forma de ser, pero no, mi familia siempre dejó en claro que soy la oveja negra de la familia y no perdería la poca dignidad que me quedaba mendigando un sentimiento que ninguno sentía hacia mí.
Así que aun cuando se siente muy agrio, acepto que no formo parte del retrato frente a mis ojos. Donde mi padre, madre y hermana se ven sumamente poderosos derrochando en cosas materiales en un retrato que los falsos de sus amigos amarían.
Camino escuchando risas en la sala principal, llevo un buen rato desde que llegué para la famosa comida, pero no me había mentalizado lo suficiente para esto. Al llegar mis ojos se desplazan por mi padre quien sonríe como si hubiese ganado algo, siguiendo a mi madre a su lado quien sigue siendo la esposa ejemplar frente al mundo, eso es una falsa. Abi está al lado de Sesshomaru quien levanta la mirada encontrándose con mis ojos. Él sonríe dejándome un poco desconcertada de su presencia en el lugar. Luego miro a una señora que irradia seguridad caminando al lado de un hombre idéntico a Sesshomaru, pero con facciones más maduras que me demuestran que es su padre.
—Buenas tardes—saludo deteniéndome con una mirada desafiante. Abi me mira como si mirase a la persona más miserable del mundo, pero en este momento no me interesa. Solo quiero terminar con esta falsa y largarme, alguien ya me hizo una propuesta más tentadora que estar aquí.
—Kagome, acércate—habla mi padre en tono suave. Enarco una ceja y me acerco al señor idéntico a Sesshomaru junto a mi madre. El señor me mira de arriba hacia abajo para mirar a mi padre—ella es mi hija Kagome Higurashi, ¿no crees que es perfecta para Sesshomaru?—habla y me asquea las palabras que suelta, como si fuese un simple mueble bonito para alguien y no una persona.
—Un placer señorita Higurashi—el hombre tiende su mano y la estrecho—su padre me ha hablado maravillas de usted al igual que mi hijo mayor—miro a Sesshomaru confundida.
Pensé que los mandaría a la mierda después de descubrir que mis padres solo querían estafarlos. Sesshomaru solo da un largo trago a su bebida y sonríe mirándome, dejándome más confundida.
—El placer es mío, señor Taisho—murmuro con educación.
—Pasemos a la mesa, la comida está lista—habla mi madre y me tenso cuando mi padre coloca su mano en mi hombro dándole un apretón. Lo miro de reojo y la sonrisa que tiene me asquea.
Me hace caminar a su lado y coloca una mano en la parte baja de mi espalda mientras los Taisho caminan delante de nosotros entre conversaciones casuales. Mi padre me hace detenerme y me mira.
—Si haces algo mal te aseguro que te arrepentirás—gruñe y me quedo en silencio. Nos hace caminar hasta la mesa donde me siento al lado de Sesshomaru frente a la señora y señor Taisho.
—¿A qué diablos juegas?—cuestiono en voz baja hacia él. Sesshomaru simplemente sonríe.
—Tranquila—es todo lo que dice.
Mamá habla mucho mientras sonríe dándole a los Taisho la imagen de familia feliz que me tiene sumamente tensa en mi lugar. Muerdo mis labios y estoy tan tensa que doy la imagen de que explotaré en cualquier momento. Odio todo este momento en el que debo fingir que estas personas me agradan, pero cuando quiero mandar todo al diablo la mirada de Abi desde el otro lado de la mesa me advierte que yo tengo más que perder que ellos. Porque mi vida está en sus jodidas manos y eso me irrita mucho, pero más que irritarme, me da miedo.
Sus ojos fríos se mantienen en mi persona tensándome más, lo cual creí imposible pero ya ves, lo es. Trago en seco y busco con urgencia la copa de vino en la mesa que me pertenece. Doy un largo trago y siento que me asfixio en este lugar que solo me trae tantos malos recuerdos, no soporto esto, no lo soporto.
Casi puedo escuchar como si fuese real tantos insultos destinados a mi mientras compartíamos mesa como ahora, tantas humillaciones y malos tratos... tanto temor y dolor.
Me siento claustrofóbica aquí. Parpadeo recordando momentos oscuros que me unen a Abi, como casi pierdo la cordura... como casi me pierdo a mí misma.
—¿Qué te parece mi hijo, Kagome?—la pregunta dirigida a mí me hace levantar la mirada. El señor Taisho está mirándome por lo que fuerzo una sonrisa en su dirección.
—¿Cuál de sus hijos en específico?—la pregunta lo toma por sorpresa y eso causa que Sesshomaru ría a mi lado.
—Ella conoce a Inuyasha—dice su hijo y asiento.
—Bueno, hablamos de Sesshomaru ahora—asiento y miro el hombre a mi lado con su aura de perfección. Quizás en otro momento de mi vida hubiese puesto mis ojos en Sesshomaru, pero se perfectamente que aun si me interesase él, su hermano seria el que pondría mi mundo de cabeza.
Inuyasha con ese pelo oscuro, esos ojos dorados, ese cuerpo trabajado. Es que solo hago recordarlo y ya me veo babeando por él y la manera en la que su cuerpo parece moverse con gracia.
Lo mejor es la manera en la que se mueve estando dentro de mi
—Tiene un excelente hombre por hijo—respondo finalmente con una sonrisa en los labios que Sesshomaru me devuelve con complicidad. Soy su compañera de romance.
—Eso es muy agradable de escuchar—las chicas de servicio sirven la comida y me obligo a dar algunos bocados porque siento mi estómago cerrado rechazando cada bocado que me fuerzo a dar.
—Sí, es realmente bueno porque Kagome me agrada—la sonrisa que tiene mi padre podría dividir su rostro. Me ve como una moneda de p**o para cerrar un trato, eso me hace sentir tan asqueada de estar rodeándome con él.
—¿Para cuándo podemos pautar la boda?—pregunta mi madre con una sonrisa mirándome como si por fin hiciera algo bien en mi vida.
—Ese es el punto—habla Sesshomaru con una sonrisa—no habrá boda—la sonrisa de papá cae mirándolo con confusión—no me casaré con ninguna de sus hijas, no me interesa que mi apellido se una al suyo, esta comida fue para eso, para aclarar que la familia Taisho no se unirá a la Higurashi. Espero que puedan comprenderlo—la sonrisa casual en los labios de Sesshomaru me divierte, eso antes de que la palma de papa choque contra la mesa y su silla se ruede con fuerza hacia atrás cuando él se levanta furioso.
—¡¿De qué diablos hablas?!—grita haciéndome sobresaltar por el tono amenazante que tiene—¡teníamos un trato Taisho!—grita mirando al padre de Sesshomaru quien se levanta con tranquilidad.
—Teníamos, tiempo pasado—refuta con tranquilidad—además, no veo por qué tanta quejadera si al final pensabas traicionarnos. ¿O me equivoco?—pregunta viendo la cara incrédula de mi padre al verse descubierto—eres un jodido traidor, por un momento pensé que podía confiar en ti.
>> Busca un jodido socio porque yo planeo retirarme de cualquier negocio que me una a ti, no quiero que tu mierda en algún punto pueda alcanzarme—papá está rojo de la furia que casi quiero reírme, pero entonces sus ojos se enfocan en mí.
—¿Traición?—cuestiona, me levanto porque veo que es un tema en donde debo largarme antes de que mi padre se dé cuenta.
—No te hagas el sorprendido—mi padre rodea la mesa sin dejar de mirarme hasta estar frente a mí.
—¿Tú dijiste toda esa mierda?—pregunta mientras me observa, las venas de su cuello se marcan perfectamente dándome una idea de cuan furioso está.
—Si—confieso—no iba a dejar que otra familia cayera en las ruinas por tu culpa, eres un jodido trai...
La palma de su mano impacta con tanta fuerza en mi mejilla que me hace doblar el rostro sintiendo el dolor extenderse por mi rostro. Llevo una mano al área golpeada y veo como Sesshomaru se interpone entre mi padre y yo cuando él levanta la mano para querer golpearme por segunda vez.
—Cuidado con lo que hace—amenaza Sesshomaru, una lágrima se desliza por mi rostro y los señores Taisho están impactados con lo que acaba de hacer este hombre que llaman mi padre.
—Quítate, este asunto es con la malagradecida de hija que tengo, ¿ya te follaron bien como para que traiciones a tu padre?—pregunta mirándome—maldita zorra, no eres más que un estorbo que tu madre engendró, no puedo creer que mi sangre corra por tus venas, eres una vergüenza para la familia. Debiste nacer como Abi, ella si es un ejemplo a seguir—dejo caer mis manos a los lados de mi cuerpo y siento mis ojos empañados de lágrimas que no quiero dejar ir. Trago en seco levantando el mentón.
—Sí, me dieron la jodida follada de mi vida, lo que al parecer tu mujer no sabe hacer contigo—lanzo el primer toque de veneno de mis labios, papá se mueve queriendo golpearme, pero Sesshomaru lo aleja—si soy una zorra es porque aprendí bien de Abi, deberías estar orgulloso, aprendí muy bien de tu hija favorita, por eso no me importa ser una jodida traidora, nunca te he debido lealtad. Y descuida, si soy una vergüenza de hija, tú eres una vergüenza como padre. Poco hombre, maldigo el maldito día donde nací en esta jodida familia que solo es una fachada de lo podrida que está. Todos los saben Abi es...
—Cuidado con lo que dices Kagome—Abi aparece al lado de mi padre con una sonrisa de tranquilidad en los labios—papá tiene razón y lo sabes. Eres una zorra, una vergüenza, un estorbo. Papá tiene razón, no eres nada importante en la vida de ninguno, deberías besar el suelo por el que pisamos porque gracias a nosotros eres alguien—asegura ella—deberías sentirte orgullosa de portar el apellido Higurashi—me rio de sus palabras tensa.
—¿Orgullosa de un apellido de criminales?—pregunto con burla en mi voz, aun cuando puede escucharse temblorosa.
El cuerpo de Sesshomaru continua siendo mi escudo, pero Abi pasa a su lado para mirarme fijamente. Se acerca y me abraza sorprendiendo a todos, pero no a mí. Sus labios se acercan a mi oído.
—Tú también eres una criminal Kagome—susurra con suavidad tensándome y ella se aleja con una sonrisa divertida en los labios—pídele perdón a mi padre—masculla y niego. Sesshomaru me toma de la mano y me aleja.
—Basta, ella se va ahora—Abi me mira fijamente y sonríe.
—Hazlo maldita bastarda—habla con voz fuerte.
—¿Pero que clase de bestias son ustedes?—habla la señora al lado del padre de Sesshomaru—dejen esa pobre criatura en paz—la siento a mi lado y sus brazos me rodean—no pedirá disculpas cuando fue tu padre quien se insultó solo al planear una traición a espaldas.
>> Es a tu hermana que el estás hablando de esa manera—quiero reírme de la ingenuidad en esta mujer, porque para Abi solo soy una cucaracha y lamentablemente, ella puede destruir en cualquier momento—basta de tantos abusos, son horribles. Ella es parte de su familia—los señalas y mamá hace una pequeña mueca mirándome a la distancia sin decir nada, solo con una mirada de decepción que me hace doler.
Porque solo quise que ella me ame alguna vez, solo quise que mi madre me protegiese de tantos golpes y humillaciones, pero para ella tampoco significo nada.
—Esa mocosa no es nuestra familia—habla mirándome con mucho desprecio. Trago en seco mordiendo mis labios y Sesshomaru me hace caminar, pero me detengo.
—Tranquila, nunca pedí ser parte de ella—camino junto a Sesshomaru y bajo sus miradas de desprecio. Él me acompaña hasta mi auto y no puedo más, un inevitable sollozo se escapa de mis labios haciéndome sentir débil.
Sesshomaru me abraza y me trata con cuidado porque mi mejilla duele mucho, lo que me hace saber que pronto estará hinchada. Cuando recuerdo que aún sigo en esta maldita casa me hago para atrás y Sesshomaru me mira con preocupación.
—Tengo que irme—murmuro porque sé que abrazo es el que quiero en este momento.
—¿Estarás bien?—su preocupación me hace sonreír.
—Estaré bien—aseguro para él.
Mentira, porque nunca estaré bien, siempre dolerá.