Emiliana
–No sé cómo hiciste para metértele a Angelo por los ojos, pero te juro que haré que se quite esa venda. ¡No importa que tan buena seas engatusando o seduciendo en la cama! ¡Lo libraré de ti!
Carina Salerno me estaba tratando como si yo fuese una arribista mujerzuela. Una cosa era que yo lo pensara de mi misma por como mi cuerpo reaccionaba ante la cercanía de Angelo, pero otra muy distinta que ella me ofendiera de esa manera.
–Si él me escogió debe ser por algo, no es un niño, mucho menos un tonto. Sabe a que se metió cuando me hizo su esposa y no eres nadie para ofenderme. No te conozco ni tú a mi, así que más te vale salir de aquí antes de que colmes mi paciencia.
–¡Pídele el divorcio! ¡Ni siquiera lo amas! ¡Se te nota en la cara!
Hizo otro intento fallido por lanzarse a
