Angelo Alonzo me vio bajar por las escaleras recibiéndome en silencio. Cuando volví al pasaje de la entrada la puerta central ya estaba abierta, algunos de mis hombres ayudaban a Carina a ponerse de pie, revisando si le habían quedado heridas o raspones tras la caída. Llegué hasta el lugar y los ojos de Carina se posaron sobre los míos, lucían horrorizados entre lágrimas. Quizá esperaba que me acercara para preguntarle por cómo estaba o verificara si estaba lastimada, sin embargo, preocupación hacía su persona era lo que menos sentía en ese momento. No solo se había metido a hurtadillas a mi casa, gracias a ella mi equipo de seguridad se alertó lanzando disparos al aire, asustó a Emiliana y quién sabía qué tipo de cosas le dijo para que reaccionara de manera tan agresiva. Lo poco qu