*** —¿Conocía usted a la víctima, señor Lombardo? —interrogó el agente mientras anotaba la información en su libreta. —No —respondió César, sin alterar su semblante. —Sabemos que estuvo en el club anoche. ¿A qué hora llegó y a qué hora se fue?. —Señor agente, esto es insólito. Mi hijo no tiene nada que ver con ese asesinato —intervino Emiliano, su padre, visiblemente molesto. No era suficiente con que los medios hubieran difundido los hechos, sino que ahora implicaban abiertamente a su hijo. —Lamento mucho esta situación, pero solo cumplo con mi trabajo —replicó el oficial, continuando con el interrogatorio sin importarle la incomodidad de los Lombardo, quienes también estaban presentes en el recibidor—. ¿Y bien, señor César?. —No sé con certeza la hora exacta en que salí de la mansi