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Luego del incidente en el lago, Fénix regresó sola a la casa de campo, dejando a César y a su amigo atrás. Aunque César deseaba que ella se quedara, decidió no insistir, porque al final no le haría caso, como siempre.
Por el lado de Fénix, no se sentía cómoda con esos gestos dulces y repentinos de César, especialmente frente a su amigo. ¿Y si todo eso llegaba a oídos de alguien de su familia? Ya tenía demasiados problemas como para renovar la ira de los Lombardo por lo que hizo en el pasado. Estaba segura, o al menos creía, que César solo quería llevarla a la cama para luego desecharla, esta vez como medio de venganza.
Ignoró las miradas curiosas de los escoltas de César al llegar a la casa y entró, escuchando de inmediato el llanto de su bebé desde el segundo piso. Subió las escal
