*** La noche cayó rápidamente. Fénix evitó a César durante todo el día, a pesar de vivir bajo el mismo techo. No salió de su habitación, ocupándose únicamente de su bebé, y pensó que la insistencia de César se había agotado, ya que no había vuelto a insinuarse ni a buscarla. En el primer piso, el ambiente era animado. Los hombres de César se reunían en la sala, con Erick protagonizando las ocurrencias más divertidas, mientras la anciana preparaba la mesa para la cena. César permanecía entre ellos en silencio, casi invisible. Mientras tanto, Fénix se encontraba en su habitación, lista para tomar una ducha. Al salir del baño, sorprendida, encontró ropa sobre su cama. Había estado examinando los moretones en el espejo, que sanaban rápidamente. Por suerte, los síntomas de la droga ya habían