Castigo

1458 Words

—Bienvenida, Fénix —la voz pétrea de Santoro resonó en el despacho al recibir a la rubia. Fue arrojada al suelo, de rodillas ante su escritorio, por esos hombres que luego salieron en silencio. Fénix no respondió a la bienvenida camuflada de calidez. Sabía mejor que nadie que nada bueno vendría a partir de ese momento. —Te ves bien —dijo el hombre, observándola con minuciosidad desde su único ojo. Soltó una bocanada de humo y se puso de pie—. ¿Dónde has estado, Fénix? Desapareciste sin dejar rastro. He estado esperando tu regreso con ansias. Tus hijos también. Enfatizó la última frase, subrayando la importancia de sus palabras. Sabía que Fénix no había podido escapar del todo, no mientras sus hijos permanecieran en sus garras. —Escapé de Vittorio —respondió finalmente, con los ojos fij

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