Cal salió corriendo de la cámara con las botas en las manos. Al final no pudo terminar por hacerlo con Belial, quién se había conformado con besarlo, lo había dejado ahí sólo totalmente excitado. Calisto en verdad no quería serle infiel a su mujer, la amaba demasiado. Subió por las escaleras de caracol hasta llegar de nuevo al pasillo, luego echó a andar a toda prisa hasta su habitación ignorando a los guardias que vigilaban al principio y al final del andador. En cuanto abrió la puerta Cal buscó con la mirada a su esposa. Ahí estaba, hecha un ovillo recostada sobre la cama. Inmediatamente se desvistió y se metió a la cama con ella. Se notaba que había estado llorando desde que él se fué, con mucho cuidado pasó su brazo derecho debajo de la cabeza de la joven, luego la giró para que