Habían pasado ya dos horas desde que Luzbel había vuelto y todos pudieron notar que éste parecía preocupado. Se había apartado del resto y no había querido comer, de repente se transformó en Clint, y se quedó ahí donde estaba durante varias horas. Quieto, como si fuese una estatua. Estaba sumido en sus pensamientos y parecía incapaz de salir de ese estado de trance casí catatonico. Cal pareció notar que algo le había sucedido así que mientras los demás festejaban su cumpleaños número veintiuno, el joven fue a sentarse a su lado contemplando la preciosa vista del cielo nocturno. - ¿Tu sabes cuántas estrellas hay?. Le preguntó Calisto sacándolo de su ensimismamiento. Clint lo miró a los ojos y le dedicó una sonrisa muy tierna. - No. Le mintió. Cal soltó una risita burlona. - Lamen