Irithel lloraba acurrucada en un rincón en su habitación cuando de repente apareció Calisto con Azazel, éste último desapareció después.
Al verla en el suelo Calisto corrió hacia ella inmediatamente abrazándola sin decir nada.
- Déjame verte.
Le ordenó éste.
- No.
- Irithel por favor, déjame verte.
La joven alzó el rostro y dejó que Cal la mirase.
Al ver su rostro con las mejillas encendidas Cal se enfureció aún más.
- ¿Te duele?.
Le preguntó sin dejar de abrazarla.
- No tanto cómo las costillas.
Cal abrió los ojos como platos y de inmediato la soltó.
- Muéstrame.
Le ordenó.
Irithel luego de vacilar unos instantes accedió, al fin de cuentas Calisto ya la había visto desnuda antes.
Así que se levantó con la ayuda de Cal y dejó que el joven la desnudara deshaciendo los apretados cordones del vestido.
Una vez en camisón la joven se lo quitó también hasta quedar totalmente desnuda frente a él.
Su cuerpo estaba lleno de moretones, y golpes que en la mayoría se ubicaban en la espalda, costillas y abdomen.
Totalmente furioso Calisto se giró para darle un fuerte puñetazo a la pared, haciéndose daño de nuevo en la mano derecha, le había quedado sensible desde la última vez que golpeó algo y se la había fracturado.
- Azazel...
Llamó Cal.
De repente Azazel apareció de la nada e Irithel trató de cubrir su cuerpo desnudo.
Al verla el ángel se entristeció.
- No te preocupes, no hay morbo y lujuria en mí princesa, al menos no contigo.
Le aseguró tratando de calmarla.
- ¿Puedes curarla?.
Le preguntó Calisto.
Azazel asintió y se acercó a la princesa con lentitud, para luego tomar su mano con delicadeza.
Al cabo de unos segundos el cuerpo de Irithel quedó sano, sin golpes ni nada.
Ella lo miró agradecida.
- Te lo agradezco bello ángel.
Le dijo ella con lágrimas en los ojos.
- No es nada.
- ¿Podrías curar la mano de Calisto por favor?.
Le pidió ella.
Azazel se giró y vió a Cal que trató de ocultar su mano lastimada.
- Déjame ver.
Le pidió Azazel sin dejar de sonreírle.
Cal extendió su mano de mala gana y dejó que éste le curase totalmente, ya que la vez que Clint lo hizo no había quedado del todo bien.
- Listo. Bueno, los dejo a solas.
Les avisó para luego desaparecer de nuevo.
Cal se acercó a su prometida y comenzó a besarla con ternura.
- ¿Estás bien?.
Le preguntó de nuevo, pero ésta vez se refería a sus sentimientos.
Ella asintió en silencio.
- ¿Irithel?.
- ¿Dime Cal?.
- ¿Amas a tu padre?.
Le preguntó el joven sin dejar de abrazarla aún desnuda.
Ella lo pensó durante unos segundos y se dió cuenta de que en realidad su padre siempre había sido un tirano con ella, siempre la había maltratado e insultado.
- La verdad es que no.
- ¿Irithel?
- ¿Si?.
- ¿Aún piensas cederme el poder y el control de Estes?
- Sí.
Le contestó ella inmediatamente.
- Tu padre piensa que yo sólo seré el Rey consorte, él piensa que podrá seguir gobernando atraves de tí.
- Ya lo sé.
- ¿Irithel, me odiarias si asesino a tu padre?.
Le preguntó Cal de repente.
Ella lo miró alarmada deshaciendo el abrazo.
- ¿Que has dicho?.
- Lo que escuchaste.
- ¿Cuando?.
- Cuando te corones.
Irithel lo meditó unos segundos para luego de una larga pausa responderle.
- No te odiaría ni aunque me asesinaras.
Le respondió ella.
Cal entonces se dió cuenta de que ella en verdad planeaba cederle el poder y control absoluto de Estes, así sin más... tal cual se lo había prometido ella la noche que hablaron por primera vez.
- Irithel... te amo.
Le dijo él por primera vez.
Ella lo miró sorprendida.
- ¿De verdad?.
Le preguntó sin poder ocultar del todo su escepticismo.
- Sí. Te amo.
Le aseguró él.
- ¿Me amas de igual manera de lo que amas a Clint?.
Le preguntó ella sorprendida.
Cal la miró a los ojos y luego sonrió de medio lado.
- Sí. Te amo a ése nivel.
Ella sonrió satisfecha.
- ¿Y él lo sabe?.
Le preguntó como quién no quiere la cosa.
- Eso no importa.
- ¿No te importa lo que él sienta?.
- Sí, pero no puedo hacer nada... las cosas son como son.
Le respondió con aire taciturno, mientras se encogia de hombros.
- Yo... yo siempre te he amado desde el primer momento que te conocí.
Le respondió ella dibujando pequeños círculos con las yemas de los dedos en el pecho del joven.
- ¿Enserio?.
Preguntó éste sorprendido.
- Sí, te lo juro.
Contestó ella con vehemencia.
Cal la sujetó por la cintura y la llevó a la cama, Irithel lo miró alarmada.
- ¿Estás seguro? Me refiero a que me habías dicho que querías esperarte a que nos casaramos para poder volver a estar juntos...
- A la mierda con lo que dije.
Le respondió el con voz ronca mientras comenzaba a desnudarse rápidamente.
Ella miró al hermoso hombre que tenía enfrente y luego suspiró.
Admiró con detenimiento el perfecto cuerpo de Calisto, todo él era tan hermoso.
No había nada mal en él, hasta en su ombligo había perfección absoluta.
Luego vió fascinada la potente erección en el falo de Calisto.
Ella lo miró con los ojos encendidos e inmediatamente se acercó a él para comenzar a hacerle una felacion.
Cal soltó un gemido de placer al sentir la lengua de Irithel y su cálida boca.
Al cabo de un rato el la recostó y se puso sobre de ella para luego comenzar a introducirse dentro poco a poco con mucho cuidado, ya que habían pasado muchos meses sin tener relaciones.
Ella se removió excitada.
Cal comenzó a moverse con calma hasta agarrar un ritmo constante, las embestidas eran lentas pero fuertes.
- ¿Te gusta?.
Le preguntó el con voz grave en el oído.
Ella asintió mientras se mordía el labio inferior.
- ¿Así?.
Le preguntó él luego de soltar un gruñido.
- Más rápido.
Le instó ella con brusquedad.
Cal comenzó a aumentar la velocidad.
- Más fuerte Cal...
Le urgió ella.
- Eres muy mandona.
Le contestó éste mientras soltaba una risita, pero al final la obedeció.
Y así estuvieron hasta que Irithel alcanzó el orgasmo.
Mientras Cal se salió de ella para comenzar a masturbarse y acabar sobre su abdomen.
Luego se dejó caer a su lado sin dejar de mirarla mientras ambos recuperaban el aliento.
- Te extrañaba.
Le dijo él mientras acariciaba sus senos.
Ella dejó que él la explorase.
- Yo también.
Le contestó sonriente.
- No sabes lo mucho que me gustas.
Murmuró Calisto sonriendo.
Ella se giró para verlo mejor.
- ¿Me amarás siempre?.
- Hasta el último día de mi vida.
Le respondió él.
Luego ella recordó el pacto que había entre él y Clint, si todo era cierto, entonces Calisto viviría para siempre como Darío.
- Entonces me amarás para siempre.
Le dijo ella con tristeza.
Cal frunció el ceño confundido.
- Sí, para siempre.
Le dijo él al cabo de un rato.
- De acuerdo. Yo igual.
Respondió ella.
- Debo irme para prepararme... te veo en la cena princesa.
- Si majestad.
Le respondió ella sonriendo con picardía.
- En verdad, quiero verte mi amor.
Le respondió él.
Era la primera vez que la llamaba de esa manera.
- ¿En verdad soy tu amor?.
Él se arrodilló ante ella inmediatamente.
- Ahora eres mi todo, eres mi amor, mi mujer... y mi Reina.
Le dijo besando sus manos con suavidad.
Ella lo miró sonrojada.
- Te amo Calisto.
Él se levantó y le plantó un largo y potente beso apasionado.
- No falte princesa, que la estaré esperando.
Le dijo éste con gallardía.
Ella se cubrió con las sábanas sabiendo lo que pasaría a continuación.
- Azazel...
Dijo Cal.
Al cabo de unos segundos Azazel apareció, sujetó a Cal y desapareció con él dejándola totalmente sóla y agotada.