Visita

2110 Words
- ¿Aun la amas? —Samantha no supo qué otra cosa decir— ¿A mi madre? Sigue enamorado de ella… -Si —su padre no dudo en responder— Siempre la he amado, como si fuera el primer día. -Cómo puedes decir eso —pesadas lagrimas se acumulaban en los ojos de la menor— Ella me uso todos estos años lo ha hecho, hizo que te odiara desde el momento que tuve consciencia y ¿Aun sigues amándola? No lo entiendo Albert… -Sé que es difícil de entender Sam, yo al inicio estaba furioso conmigo, con ella —comentaba desesperado— Pero no tuvo elección, ella no recuerda su infancia Sam —trato de hacerle entender— No recuerda haber tenido familia y cuando desperté muerto, me preguntaba muchas cosas que no se me ocurrieron cuando pude hablar con ella, ¿y si a ella le sucedió lo mismo que a nosotros? -Eso no la excusa de todo lo que te hizo Papá, te uso y aun en el último momento nunca dijo que te amaba devuelta, yo nunca la voy a perdonar —escupió enojada— Nunca. -No puedes vivir con odio en tu corazón mi niña —la calidez al ser llamado papá por primera vez ablando su corazón— Ella tampoco tuvo opción. -Quizá no fue sincera contigo en ese momento, la abuela está a salvo, pero si ella puede verte quizá esté en peligro en este momento. Pudo fingir muy bien e ignorar tu presencia en la casa, incluso pudo verme a mí —sentía que enloquecía— No quiero saber que está pensando esa mujer y odio llamarla mamá. -Sam por ahora debemos encontrar tu cuerpo, mi madre estará bien —quiso tranquilizar a su pequeña— Ella sabe cómo cuidarse, te lo prometo. No quiso llorar nuevamente, había descubierto que su verdadero padre había muerto cuando ella tenía 1 año, vivió toda su vida con unos extraños y las ganas de vomitar se acumulaban en su estómago. Pero estaba aliviada, su papá era como siempre deseo. -Papá hay una cosa que quisiera saber —Samantha se encontraba apenada, la sonrisa de Albert le trasmitía tranquilidad— ¿Tu siempre me cuidaste? ¿Viste… todo lo que ese impostor hacia? -Si —esa expresión cansada de Albert, ya se había acostumbrado a verla— Presencie todo, muchas veces quería ayudarte, pero mi condición me lo impedía —sus ojos se posaron en ella— Cuando no podía ayudar me sentaba a tu lado y te decía palabras lindas, quizá podías sentirme, no perdía la esperanza. -Gracias por eso Albert, por no ser aquello que crecí odiando —sonando sincera para su sorpresa— Quisiera encontrar una forma de recuperar tu cuerpo, de recuperar el mío y así vivir una vida feliz con la abuela Lily. Prometo que hare lo posible. -No tomes esto como tu responsabilidad Sam, todo saldrá bien, juro que voy a protegerte de Elene y recuperar tu cuerpo, ¿Ahora qué sabes un poco acerca de lo que sucedió conmigo puedes recordar algo que hayas visto fuera de lo normal? Samantha se encontraba aliviada por no decir feliz, quería hablar con su padre de tantas cosas, pero debía recuperar su cuerpo sino quería morir pronto. No había visto nada raro antes de saber lo que sucedía, empezaba a cuestionar si había sido un sueño haber ido al trabajo ese día. Ya eran las 3 de la madrugada del día 25 de diciembre, quería ver a su abuela y darle un gran abrazo de oso. Sebastián había dicho que los viajes hacia aquella casa iban a seguir hasta que muriera completamente, le había dado 6 meses para tratar de recuperar su cuerpo. Empezaba a odiar a Sebastián… ¿Sebastián? - ¡CIERTO! —Samantha grito a la vez que abrió sus ojos con obviedad— Papá recuerdas a Sebastián??? -Mmm se juntaban de pequeños o eso recuerdo, él está involucrado? -Cuando tenía 16 al año de la muerte de tu cuerpo, él falleció terriblemente —las imágenes en la cabeza de Samantha le recordaban lo doloroso que había sido aquel acontecimiento— Su cuerpo quedó cubierto de moretones y sus padres nunca fueron culpados por lo que hicieron. -Eso es horrible hija, no me imagino lo sola que te sentías en ese entonces —consideraba una bendición que en este estado pudiera tocar a su padre y empezaba a amar que acariciara su cabello de esa forma tan linda— No recuerdo la muerte de tu amigo o algún funeral, recuerdo que salías a jugar con él e iban al colegio juntos, ¿estás segura de su muerte? -Lo encontré en su casa tirado en el suelo cubierto de sangre además de moretones, apenas si podía reconocer su rostro, ahora también me parece muy raro todo esto —no quería imaginarse lo peor— Lo que quiero contarte es que, lo volví a ver, después de 5 años luce exactamente igual, parece que aun tuviera 16 años. -Donde lo viste? No quiero asustarte Sam, pero si lo viste puede que no esté muerto como tú piensas. -Él sabe dónde está mi cuerpo papá —no podía olvidar esa imagen de su mejor amigo golpeándola fuertemente— No sé qué sitio sea ese, nunca había ido, pero desperté ahí y él golpeaba mi cuerpo de una manera brutal —no quería pensar en el dolor que tendría cuando lo recuperara— Me dijo que tenía 6 meses para tratar de hacer algo, no me dio una respuesta de lo que sucedió aquel día, pero estoy segura que fue su decisión. No me siento mal por él. -Golpeando tu cuerpo? —Albert ya empezaba a odiar a este sujeto— Samantha esto es algo muy grave, dime como es el lugar para ver si lo reconozco o puedo preguntar, recuerda que hay más personas como nosotros. -Es una casa bastante vieja, creo que puede encontrarse en el bosque —recordaba a ver visto árboles y en la ventana algo de moho— En la habitación hay una ventana por lo que estoy segura, cuando me encontré con Sebastián pude salir de ese cuarto y había otras habitaciones más, no tengo idea que haya tras de esas puertas. -Preguntare si alguien conoce un sitio así, aunque no te prometo nada —su padre parecía algo disgustado por un momento— Si vas de nuevo hacia esa habitación donde ese amigo tuyo trata de sacarle un poco de información, tenemos tiempo, pero lo mejor sería solucionar esto cuanto antes —odiaba a Sebastián era demasiado obvio— Podrías ir donde mi madre mientras, no sé cómo podemos comunicarnos, pero nuestro lugar de encuentro será en tu habitación. -Está bien papá —de manera inconsciente Samantha se acercó rápidamente a su padre para envolverlo en un suave abrazo, que resultó ser bastante reconfortante para los dos— No te pongas en riesgo, ahora que te tengo no quiero perderte. -Todo saldrá bien mi niña —la sonrisa de Albert era inmensa— Volver pronto. Y con el corazón cálido se dirigió a encontrar a su abuela, quizá podría hacer que sintiera su presencia, quería contarle como su padre era todo lo que siempre deseo y nunca supo porque en vida jamás le demostró amor, pero ahora que ya tenía todas las respuestas cambiaba todo, sentía que podía confiar en su padre, le encantaba como sonaba esa palabra al salir de su boca, sentía el corazón cálido e inmenso. Aún tenía muchas preguntas para su padre, pero eso sería después de solucionar todo. La casa se encontraba en un total silencio que le abrumaba un poco, las luces no estaban encendidas a excepción de la gran lámpara de la sala, no quería tener un mal presentimiento, pero el ambiente le gritaba peligro. No duro mucho hasta que encontró a su abuela en el sofá, mirando hacia la tv vieja que dejo de funcionar hace algunos años, aunque Samantha insistiera en comprarle una nueva su abuela siempre se negaba. Se acercó a pasos ligeros al sofá, pero el sonido de una puerta abriéndose detuvo sus pasos abruptamente. Se escuchaban muchos pasos como si un grupo de personas entraran a la casa, se alarmo y miro a su abuela que se encontraba sentada en la misma posición, no había reacción por parte de ella. ¿Qué debía hacer? Quizá querían hacerle daño e incluso hacerle lo mismo que a ella y Albert. Con la intención de detener a quienes fueran que vinieran entrando Samantha volteo y con firmeza se puso frente a la puerta, quizá podría bloquear a las personas que vinieran o eso esperaba, pero después de esperar 3 minutos nadie se acercaba, extrañada fue a revisar la puerta principal y esta yacía con candado ¿Qué estaba sucediendo? Regreso rápidamente donde su abuela, pero la habitación estaba completamente vacía, eso ya la estaba asustando un poco, empezó a revisar la casa atenta a cualquier cosa. Reviso todos los cuartos hasta el suyo donde había estado con su padre hace unos momentos, solo le faltaba un solo cuarto y ese era el de su abuela. Con sus manos temblando tomo el pomo de la puerta y despacio abrió un espacio, así que miro cuidadosamente por el pequeño espacio que había abierto y lo que vio helo su cuerpo. Nuevamente el ruido de pasos se escuchó en el primer piso, pero esta vez escuchaba voces suaves, eran muchas personas subiendo las escaleras. Así que entro al cuarto y opto por esconderse en el armario y agradecía que fuera amplio. -Donde está la anciana? —una voz grave pregunto al resto— Nos dieron la ubicación exacta, pero no hay nadie en esta casa —había por lo menos unas 15 personas o eso alcanzo a contar— Revisen nuevamente todo. -Si señor! Por un pequeño espacio pudo ver como todos salían de la habitación quedando solo aquel sujeto de voz grave, examino todo el lugar buscando en los cajones, bajo la cama, dejando el cuarto un desastre. Quiso saber que querían aparte de saber el paradero de la abuela. El sujeto estaba cubierto con una capa blanca, cubría todo su cuerpo hasta los pies pudiendo ver solamente sus labios, trato de no respirar fuertemente olvidando que en el estado que estaba nadie podía verla, las cruces en el cuarto empezaron a ser tiradas al suelo por el sujeto dañándolas en el proceso. ¿Quién era ese tipo? -Sé que estás ahí Sam —aquel sujeto empezó a reír fuertemente como si de un chiste se tratase— Mi querida Sam espero no me hayas olvidado aun, tenemos muchas conversaciones pendientes —reconocía perfectamente esa voz— Nos vemos en nuestro lugar secreto… -Sebastián por qué buscas a mi abuela? —debo hallar información— Debo suponer que estas vivo? ¿O aquel grupito también están muertos? -Eso es algo que no necesitas saber querida amiga —lucia intimidante con ese traje blanco, las mangas eran totalmente rojas y aquella sonrisa le generaba demasiado terror— Veo que no has empezado a jugar Sam, espero no empieces demasiado tarde, divirtámonos juntos como en los viejos tiempos. -Ya empecé a mover mis piezas en este juego Sebastián, prepárate porque tendrás muchísima diversión. Empujando la puerta del armario se dio paso a la habitación de su abuela nuevamente, no recordaba la última vez que entro al sitio, pero de algo estaba segura no era como recordaba y necesitaba saber por qué. Observo el cuarto completamente cubierto en rojo, todo esa de ese color y no entendía cuál era la razón, había muchas flores además de pequeños altares, estaba diferente a como recordaba y venia seguido a ver a la abuela, nunca pensó que tendría cosas así en su propio cuarto. Quizá había cosas de su abuela que no conocía y eso no le gustaba para nada. -Debes estarte preguntando que hacen este tipo de cosas aquí ¿Cierto? —odio a este sujeto— Puedes creer que tu abuela fue m*****o de nuestra familia? ¿Familia? -No creo ni una sola palabra tuya, vete de esta casa, tienes prohibido estar aquí y no quiero que me hagas repetirlo —esperaba asustarlo un poco— ¡Vete! -No tienes que amenazarme mi querida Sam, solo vinimos a dar una pequeña visita a la vieja Lily, no queríamos asustarle —sonrió— No deberías confiarte de tu madre de pronto fue un poco más rápida que nosotros y no olvides venir a jugar pronto —la risa retumbaba en mis oídos de manera irritante— Nos vemos…
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