Dudas

1783 Words
¿Podría ser peor? Samantha se sentía agobiada, estaba sentada en la inmensa cama de la abuela Lily y en su cabeza no paraba de repetir la misma pregunta. No le gusta esa sensación en su pecho, sentir que este secreto podría ser una información valiosa pero dolorosa a la vez, no le gustaba sentirse de ese modo; su abuela también le había mentido y así en su cabeza surgió otra pregunta ¿Albert lo sabría? Albert era ahora lo que más deseaba tener en su vida, quería recuperar su cuerpo, su vida y sanar su desastrosa relación con su Padre, recuperar todos los años perdidos, no quería pensar en todas las dificultades que tendrían que pasar desde ese instante. Quería una solución pronta y regresar a los viejos tiempos. En el cuarto de su abuela había cosas que no entendía, símbolos, imágenes, velas diferentes a las que suelen vender en el mercado, ropa extraña y un olor que no identificaba en lo absoluto, podría asegurar que cuando vivía en esa casa la habitación era de otra forma o ¿Nunca detallo bien las cosas que habían? Su mente pareció quedarse en blanco por horas y cuando la noche llego escucho el ruido de unos pasos nuevamente y automáticamente su cuerpo corrió a esconderse en el armario lo más rápido que pudo. Samantha pensó en lo ridícula que se veía escondida en aquel armario, si quería recuperar su vida debía salir y encontrar respuestas no esconderse por cualquier ruido que escuchaba, era hora de ser valiente. Un suspiro largo y doloroso que hizo inflar su pecho se escuchó por toda la habitación o eso pensó ella, abrió rápidamente la puerta del armario y se dispuso a buscar a su abuela nuevamente, quizá tendría que salir de la casa. De nuevo escucho un ruido en la cocina y pensando que era su abuela rápidamente se dirigió al sitio, en lugar de su abuela había un niño de al menos 12 años de edad ¿Quién es este? Pensaba Samantha mientras se acercaba dudosa. -Disculpa ¿Quién eres? —al ver que era alguien menor que ella, su postura fue más decidida— ¿Quién te dejo entrar niño? - ¿Niño? -Umm sí? - ¿A quién llamas niño? ¡Mocosa! Hace una semana cumplí la mayoría de edad, tengo 20 años —la expresión del rostro del chico era un tanto graciosa para Samantha. - Pues no lo parece enano, te ves como de 12 años. ¿Quién creería que tienes 20? ¡Niño! El rostro de aquel muchacho enrojeció de tal manera que Samantha pensó que estallaría o que en algún momento saldría humo de sus oídos, algo muy ficticio. - Nadie te había dicho que tienes una voz irritante?? Eres tan delgada que hasta el viento podría mandarte a volar como una hoja y por Dios! ¿Mírate esa ropa, no tienes sentido de la moda? Conozco fantasmas que se visten mejor que tú. - Oye enano, no tienes que criticar mi modo de vestir, me siento cómoda así, eso a ti no te incumbe y ¿A quién llamas fantasma? Estúpido enano —bruscamente tomo por la camisa al chico y a rastras termino por sacarlo de la casa— No vuelvas a entrar a esta casa enano. Como se atrevía a llamarla “Fantasma” que niño más odioso había conocido. - Oye mocosa —Samantha brinco en su sitio— Que diría tu Padre cuando se entere que has echado a la casa a su mejor amigo? No creo que este muy feliz —el mismo enano que estaba en la cocina, ahora se encontraba en su cuarto, aunque su voz sonaba diferente. - Que haces aquí? Acabo de sacarte de MI casa hace unos segundos, como es que estas en mi cuarto, sé que eres un fantasma, pero eso es inexplicable. - Pues déjame confesarte que todo es posible en este mundo donde vives mocosa —aquel sujeto se levantó con pereza de la cama— Al que echaste de la casa es mi hermano menor, es un poco fastidioso a veces — ¿Gemelos? — Tu padre nos pidió que viniéramos aquí, pero veo que no necesitas la información que traemos con nosotros, así que nos retiramos. -Espera! —Samantha se sintió pequeña al escuchar a aquel sujeto— Lo siento, no tenía idea que Albert los había enviado, ¿Por qué no empezaron diciendo eso? De verdad lo siento fui algo grosera… - Y sí que lo fuiste niña sin sentido de la moda —esta vez se encontraba el enano que había echado de la casa— No puedo creer que Alb hable maravillas de ti y así nos trates ¿Dónde quedo la Sam dulce? - Mikkel cállate de una vez, no le hables con tanta confianza —mencionaba con su rostro enojado. - Pero Joshua, ella empezó a decirme cosas feas —pataleaba como bebé— No me agrada la Sam de Alb —finalizo con enfado— No mereces saber la verdad de la abuela Lily. - Mikkel he dicho que te calles! - ¿Lily? ¿Qué tiene que ver mi abuela en todo esto? —el miedo se reflejaba en los ojos de Samantha al escuchar eso— Respóndanme… - Tu abuela nos convirtió en esto —Mikkel empezó a narrar— Creo que fue para estas fechas o eso recuerdo, la conocimos cuando Albert se fue a vivir con tu madre, aquella época es borrosa en mi cabeza y quizá tenga recuerdos mezclados —se quedó en silencio por unos momentos— No recuerdo como pasamos a ser fantasmas, tu abuela desde que nos conoció nos trató como sus hijos… - Todo fue un engaño —continuo Joshua— Mi hermano no recuerda algunas cosas y por eso cree en que la vieja siempre fue amable y yo no creo en eso. - Josh tampoco recuerda cuando la conocimos, pero ya que terminamos así es muy claro las intenciones que tenía, yo quiero creer que fue dulce y como una madre para nosotros. Samantha no sabía que decir, su abuela siempre había sido dulce con ella desde que era una niña de 5 años, no podía imaginar una imagen diferente a parte de amabilidad, su corazón latía rápidamente. - No… Mi abuela es la persona más dulce y diligente que conozco, ella nunca los menciono a ustedes dos, ella no podría ser capaz de hacer algo así—no comprendía nada y dudaba en creer en las palabras de los sujetos que tenían al frente. - Tampoco la imagino diferente a lo que conocí —menciono el menor— Pero la conocimos cuando Albert dejo su cuerpo y paso a ser lo que somos ahora, a comparación de él, nosotros nunca encontramos nuestros cuerpos. - Desde entonces te cuidamos junto a tu padre —confeso— Solo podías verlo a él, pero en cada escenario estábamos los dos ahí. - Sebastián me dijo que mi abuela no estaba involucrada en esto…. Trataba de asimilar lo que estaba escuchando, es cierto que siempre pudo ver a su padre, en esos momentos le preguntaba tantas cosas y nunca recibía respuesta, debía hablar con él y resolver esas dudas que tenía desde joven, había olvidado eso. - Y le creíste a ese infeliz? No seas ingenua mocosa, esperaba más de ti, pero me he decepcionado enormemente —la mirada de Joshua recorrió de abajo hacia arriba el cuerpo de Samantha— Eres igual a Elene, me dan nauseas. Y ahí se quedó, pasmada tras escuchar aquellas palabras que tanto odiaba. Su cuerpo congelado tratando de entender que había sucedo con esos dos sujetos, tratando de adivinar que querían contarse acerca de su abuela y que tenía que ver ella en toda esta situación, no la quería poner en peligro. Sentía en su pecho un pequeño fastidio, como unas punzadas que con los minutos aumentaban el dolor ¿Qué seguía ahora? - Sam! Su rostro se giró de manera automática y sus ojos enfocaron con anhelo la silueta de donde provenía aquella voz, habían pasado solo unas horas, pero lo había extrañado. - Papá —camino lentamente hacia su Albert— Dónde estabas? No encuentro a la abuela Lily por ningún sitio y acabo de ver a unos sujetos que decían ser tus amigos, ha venido Sebastián a la casa buscando a la abuela, creí que ella no estaba involucrada en esto —logro hacer una pausa, respirando pesadamente— ¿Has visto la habitación de la abuela? —Samantha esperaba que su padre se negara, que le dijera que nunca había sospechado que la abuela también hiciera parte de todo esto. - Si. ¿Qué? - ¿Si? ¿Entonces sabias que mi abuela formo parte de esa “Familia”? —su voz pretendía quebrarse— - Lo sabía —el rostro de Albert miro el suelo por unos minutos y como acto seguido sostuvo las manos de su hija— Me entere hace unos años, llore demasiado en ese entonces cuando me entere, quería hacerle tantas preguntas —la voz empezó a volverse ronca— ¿Por qué no me dijiste antes? ¿Por qué no me advertiste? ¿Puedes verme? ¿Por qué no alejaste a ese hombre del lado de Sam? —Albert expulso todo el aire en su pecho— No pude tener respuesta a ninguna o de verdad no puede verme o es mejor actriz que Elene. - ¿Por qué no me dijiste antes? Puedo tratar de hablar con la abuela y quizá así podemos salir de dudas, si es verdad que no puede vernos… Así lo sabremos. - Esta bien Sam, enfoquémonos primero en recuperar tu cuerpo y luego resolvemos lo de mi madre, no quiero perderte —el fuerte abrazo que Albert le dio a su hija, le causo un pequeño calor en su pecho ¿Eso era posible? Se preguntaba Albert— Lo solucionaremos. - Quiero que me cuentes acerca de Joshua y Mikkel, la abuela les hizo lo que mamá te hizo a ti —aun no quería creer en eso— Tengo tantas preguntas que hacerte papá, pero primero encontremos mi cuerpo y encontremos a la abuela. El pecho de Samantha volvió a doler, pero aún más fuerte, se agarró el pecho y cayo de rodillas sintiendo el dolor insoportable, ya conocía ese sentimiento. Miro a su padre y el quizá comprendió que sucedía, le dedico una sonrisa, trato de entender qué decía, pero al no hacerlo cerro los ojos y despertó en aquella habitación. -Hola querida Sam… Jodida mierda
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD