Only prt2

2090 Words
-Creo que no será posible Sebastián —ordeno Lily— No puedes decir ni una sola palabra más y me asegurare que no puedes entrar a este sitio jamás en tu larga existencia —la sonrisa en los labios de la anciana era terrorífica— Te lo prometo, no la podrás salvar. Sebastián quedo estático en su lugar, en la misma posición que se hallaba Lily anteriormente, su rostro quedo petrificada y Samantha soltó una maldición a encontrarse en esa situación, estaba a punto de encontrar respuestas, pero no podía demostrar preocupación, debía reponerse. Lily parecía otra persona o ¿Siempre fue así? -Lo mismo que me hiciste hace unos momentos, no pude escuchar nada de la conversación que tuvieron, ¡Maldito! Hasta te desististe del fragmento número 102, ahora tendré que buscar a otro que pueda reemplazarlo —aún seguía mirando a Sebastián— Mas trabajo y te hare pagar por eso. -Abuela, tengo una gran duda —le interrumpió mirando al suelo— ¿Siempre fuiste este tipo de persona? ¿Qué ganaste ocultando todo esto? —esta vez sí decidió mirar a los ojos a su abuela, esperando oír una respuesta sincera— -No creas que “oculte” —Lily articulaba la palabra acompañada con un movimiento— Todo este asunto para protegerte, en ningún momento lo oculte —sonrió— Tus recuerdos fueron alterados de manera que todo lo que viste de pequeña fuera olvidado a medida que crecieras, el que conocieras al fragmento número uno fue una casualidad que nos costó demasiado —observando con odio a Sebastián— Nos hicimos cargo de él de la mejor manera, haciéndolo sufrir. - ¿Cómo puedes decir eso con esa sonrisa en el rostro? Como le dije a Sebastián hace unos momentos, nada me sorprendería a estas alturas, si fuiste un monstruo desde siempre déjame decirte que no había necesidad de llorar la muerte de un hijo, que ahora dudo que sea tuyo —Samantha cuidadosamente se sentó nuevamente, estaba por regresar con su padre— No puedo decir que odio en lo que te has convertido, porque siempre fuiste así, pero espero que sufras el doble de lo que sufrió Albert. Las miradas de abuela y nieta se conectaban tensamente, el ambiente sombrío se sentía y se ajustaba con el tétrico sitio donde se encontraban, quizá al mirar a su abuela Samantha podría trasmitirle todo el odio que estaba surgiendo dentro de ella, asegurándole que cumpliría su palabra y salvaría a su padre, este era el empujón que ella necesitaba, tenía a quienes salvar. Por otro lado, Sebastián observaba la escena ajeno a todo el sentimiento de odio transmitido entre aquellas dos personas, no podía moverse, no podía hablar y necesitaba darle las respuestas que Samantha necesitaba, se arrepentía de no haber hablado desde el inicio, pero si ella no fuera tan terca y confiara en él todo habría sido más fácil. Recordaba la poca infancia que había tenido, quería en algún momento volver a esos tiempos donde se sentía protegido junto a Sam aunque fuesen apenas unos críos, se arrepentía de no haber hecho caso a esa voz en su cabeza que le gritaba peligro cada que veía a sus “padres”, nunca sospecho nada de ellos, porque los consideraba familia, se reprochaba cada día el haber sido tan ingenuo. Pero, así como Samantha, el también necesitaba respuestas de su nacimiento y el por qué existían más versiones de él en el mismo mundo. Encontraría la forma de hablar con su amiga, la vieja Lily se lo impedía en este momento, quiso matarla ahí mismo. -Fragmento uno —la voz de Lily rompió el silencio agonizado— Lamento que tus intentos de redimirte hayan sido en vano, tienes una gran responsabilidad en tus espaldas, espero no nos falles. -A que te refieres abuela? —el rostro de Samantha demostraba confusión— -No le creas Sam —la voz de Sebastián se escuchaba en su cabeza— De verdad vine aquí para ayudarte, tu abuela no permite que hable, este es terreno de La Familia y se les permite dar órdenes que deben ser cumplidas a costa de tu voluntad, ahora no puedo darte la información que necesitas, la próxima vez no seas tan terca y escúchame —maldito— Te buscare… -Vino aquí para matarte —anuncio despreocupada— No se lo iba a impedir realmente, pero tenía curiosidad en saber cómo te encontrabas, después de todo eres mi nieta —finalizo nuevamente con esa sonrisa— Mi querida nieta… —Lily finalizo con un suspiro— Se te acaba el tiempo querida Sam, mándale mis saludos a mi hijo. -Aun no resuelves mi duda… abuela —ya sentía su cuerpo débil, pronto regresaría con su padre— ¿Por qué nos hiciste esto? ¿Qué te hizo Albert, para que lo sabotearas de esta forma? El no conoce el verdadero tú y Dios cuanto lo va a lastimar —no quería ver a su padre sufrir aún más, con rostro de preocupación observaba a su abuela— En el fondo de mi corazón deseo que vuelvas a ser como antes, siempre me enseñaste a ser fuerte y no rendirme nunca, de ahora en adelante te mostrare lo fuerte que me convertí gracias a ti y ganare. -Deseo con ansias verte ganar —Lily se acercó a Sebastián y con solo el tacto de sus manos en las mejillas de este, lo hizo desaparecer— Destruiré todo aquello que quieres salvar y te demostrare lo que es el mundo real, espero no acabes enloqueciendo. -Aun me debes muchas explicaciones abuela —el tono de su voz ya era bajo— Me debes muchas respuestas y quiero saberlas ya, pero no tengo tiempo ¡Maldición! La risa de su abuela la distrajo un poco, extrañaba a su padre y quería contarle la verdadera faceta de su progenitora, estaba segura de que lo haría sufrir, pero para recuperar sus vidas tenían que ser fuertes. Deseaba no ver a su abuela nuevamente, por eso empezó a recorrer con la mirada todo el ser que tenía frente suyo, sus zapatos que recordaba haberle decorado con pequeñas pegatinas, que aún seguían ahí, sus manos arrugadas, que en algún momento fueron cálidas y su lugar seguro, aquel anillo en su meñique, recordaba habérselo regalado en su último cumpleaños, donde la había abrazado y hecho llorar de lo agradecida que estaba y por ultimo su rostro, seguía igual que la última vez, tierno, las mismas arrugas bajo sus ojos y frente, el leve lápiz labial rojo aplicado en ellos, era su color favorito después de todo. En ningún momento la vio dudar, en ningún momento detecto alguna mirada de compasión y eso le dolía, ¿En quién había confiado desde que tenía uso de razón? Siempre estuvo equivocada con respecto a su padre. Entonces pensó en su madre, todo fue un plan perfecto para que ella y Albert se conocieran, ahora quizá dudaba de si eran sus verdaderos padres, tal vez había sido robada de otra familia, podía pensar en demasiadas posibilidades y la peor podría ser la correcta, recordaba que tenía los ojos de Elene, quería pensar que era una coincidencia y si fuese verdad se sentiría nuevamente indiferente, nunca le agrado aquella mujer. Cada vez sentía su cuerpo más débil, la abuela Lily se encontraba a cuclillas frente a ella y le llegaba su aroma, ese que olía por toda la casa y que a veces sentía en su propio apartamento, después de todo tenían el mismo perfume y ahí Samantha se dio cuenta de algo preocupante, recordaba ese aroma en su trabajo, siempre pensó que era su propio aroma. Recordaba el aroma en los baños de la oficina en la hora del almuerzo y siempre le pareció extraño, ella ocasionalmente entraba a esos baños y el olor impregnado en el sitio era enorme. La sonrisa de su abuela le hizo saber que había encontrado el culpable de su intento de asesinato, había sido ella, siempre fue ella.Como si un gran golpe hubiera recibido en el pecho, abrió los ojos de tal manera que estos se llenaron de lágrimas, empezaba a recordar lo sucedido; antes de salir del trabajo esa tarde y dirigirse a casa de la abuela entro a los baños, cuando entro el olor de aquel perfume le hizo recordar a ella, pero todo está en blanco después de eso. Solo recuerda haber salido de la oficina y por siguiente ver a su padre. Todo comenzó ahí. -Veo que has hecho un gran descubrimiento —odiaba esa sonrisa perversa— Fue muy fácil apuñalarte en el baño ese día, me sirvió que fueras la última en dejar la oficina y aún más que tuvieras algunas enemigas que harían cualquier cosa por verte desaparecer.Casi inconsciente Samantha empezaba a recordar, el dolor en su vientre, el mismo que sintió cuando vio por primera vez a Sebastián. -Fue divertido verte sangrar hasta perder el conocimiento, espero de nuevo tener la oportunidad de hacerte sangrar aún más, te veo luego mi querida Sam… La sorpresa seguía en su sistema, recordar el rostro de su abuela no iba a ser lo mismo, quería verla sufrir también e ideas empezaban a surgir en su mente, necesitaba ideas aún más macabras y pensó en alguien que sabría qué hacer para lastimas a la persona que lo asesino, Joshua podría ser de ayuda. El rostro de su abuela por fin se hizo completamente borroso, ya estaba regresando, se sentía ansiosa por contarle a Albert lo que había averiguado, tenía intriga de aun saber acerca de “La familia”, pero ya tendrían tiempo para eso, deseo creer en Sebastián número uno quizá lograría encontrarla y así responder algunas dudas. Empezaba a detestar estas transiciones, el dolor en su cuerpo se volvía insoportable y levantarse le era difícil, esperaba estar acostada al despertar y ver a su padre junto a los gemelos, necesitaba descansar un rato y así recuperar energías. Empezaba a escuchar silencio completo, que a comparación de hace unos momentos era más tranquilo y no la hacía sentir en peligro, ya podía escuchar la voz de Albert a lo lejos y una inmensa sonrisa se dibujó en su rostro, necesitaba traerlo a la vida nuevamente.-Hija... —hablaba en tono bajo— Despierta, Sam… -Ya empezaba a extrañar tu voz papá —en cuanto abrió los ojos fue como lo imagino, su padre sentado al lado suyo, mientras los gemelos observaban con atención y preocupación en los ojos— Estoy de vuelta. —una linda sonrisa se pintó en el rostro de Albert— Bienvenida de vuelta mi bebé.-Hay que empezar a movernos, tengo una idea de lo que sucede —quería levantarse, pero su padre se lo impidió— Tengo que contarte todo papá. -Primero debes descansar niña —Joshua la miro con rabia— Las transiciones pueden lastimas tu cuerpo físico y si lo pierdes o le haces daño, no regresaras jamás. -Y no queremos eso por nada en el mundo Sam —el otro gemelo finalizo— Descansa y ya después nos contaras que tanto averiguaste. -Tienes a los mejores tíos del mundo hija —su padre comento feliz— Duerme un rato y ya hablaremos, a puesto que averiguaste mucho, te felicito, esa es mi hija —la sonrisa de orgullo en el rostro de su padre, la hizo sentir aliviada— ¿Esta bien? -Está bien…. Mientras cerraba los ojos, escuchaba las voces de las tres personas que deseaba regresar a la vida, frases alentadoras intercambiaban entre los tres. ¡Podemos hacerlo! ¡Sabía que mi hija lo haría bien! ¡No lo hizo mal la mocosa! No podía estar más feliz, esperaba darle su gran merecido a su abuela Lily, juraba que lo iba a hacer, quizá también debía hablar con su madre, de pronto podría sacar alguna información de su parte, esperaba que pudiera cooperar y de pronto le hable de su verdadera identidad o su verdadera familia, estaba aún más segura ella no era su verdadera madre. Aún quedaba mucho por hacer, el tiempo volaba y ella está lista para volar con él. Ya quería regresar a su cuerpo, hacer cosas que no solía hacer antes; ya se imaginaba con su padre y los gemelos yendo al parque o a cine, quizá haciendo un picnic, tenía muchos planes en mente y esperaba que la vida o el universo conspirara junto a ella para así cumplir sus deseos.
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