De nuevo

2751 Words
Joshua no podría dejar de pensar en Mikkel, su cabeza tenía la imagen del menor y no podía borrarla, no podía creer que estuviera todo este tiempo tan cerca, había sido un idiota por no buscar inicialmente en casa de la anciana, pero el menor lo iba a escuchar, quien se cree para irse sin ninguna explicación. Sus pies sentían quemarse de tanto correr, el sudor cubría su frente y odiaba que sus ojos ardieran debido a ello, su respiración acelerada hacia doler su pecho y no quería ni pensar en cuando tuviera que detenerse, como quemarían su pecho por respirar de mala forma. En pocos momentos se encontraba frente a la casa de la anciana Lily, no quería pensar en los malos momentos vividos ahí, pero necesitaba ver al menor. Sin empezó a golpear la puerta de manera brusca, no le importaba quien abriese esa puerta. - Vas a tumbar la puerta —una voz a su espalda lo detuvo. - Mikkel… - No deberías estar aquí Josh —el menor hablo sin mirarle la cara. - ¿Has estado todo este tiempo aquí y ni siquiera has pensado en ir a verme? —pregunto con tristeza. - No tenía motivos para verte Joshua, los lazos que nos unían ya no existen —el menor hablo con frialdad. - ¿Cómo puedes decir eso? —Joshua estaba sorprendido por el cambio de actitud del menor. - No soy el mismo de antes —hablo de manera fría— Deje el teátrico que tenía, así que dejare de fingir que me importa lo que suceda contigo. Joshua se mantuvo en silencio ante esas palabras - Deberías irte, no querrás de nuevo perder tu cuerpo. Cuando Mikkel tenía intenciones de irse del lugar, Joshua rápidamente sostuvo el brazo del menor quedándose perplejo rápidamente. ¿Cómo pudo ser capaz de sostenerlo? Ahora que lo pensaba bien, habían hablado, se habían comunicado y eso no era posible, se supone que Mikkel era un vacío, ¿Qué había sucedido? - ¿Sorprendido? —el menor se rio— No eres el único que pudo recupera su cuerpo. - Pero ¿Cómo? —Joshua tenia demasiadas dudas. - No tienes por qué saberlo. - Yo vi como morías —Joshua estaba en shock. - No tiene que ver contigo, así que no vuelvas a aparecer por aquí —respondió soltándose bruscamente. - Puedes dejar de fingir ya —una tercera voz se hizo presente. - Mikkel —Melissa miraba con tristeza— ¿Qué te sucede? Tú no eres así, como puedes decir palabras tan crueles… - No deberían estar aquí —el menor cambio su expresión de frialdad a preocupación pura—Deberían irse —observo a las tres personas frente suyo— Y rápido. - Ven con nosotros —Joshua hablo— Empecemos de nuevo, sé que para todo hay una explicación y sé que tú la tienes, entonces ven conmigo… - No puedo —respondió mirando el suelo— Si pudiera, créeme que hace mucho estaría a tu lado —levanto la vista con los ojos llenos de lágrimas— Porque es lo que más quiero Josh, quiero estar a tu lado —las lágrimas empezaron a caer por su rostro— Deseo estar a tu lad… Joshua no permitió que el menor terminara la palabra, corrió a abrazar a quien consideraba su amor, su vida, había extrañado tanto esa sensación. Había olvidado lo que era tocar a alguien que amabas, estaba aliviado, tenia de regreso a su mocoso. Todo permanecía en silencio, todos observaban como los hermanos se abrazaban. Samantha quien observaba todo de lejos, estaba asustada, algo no estaba bien, cuando se acercó a su padre para hacérselo saber, la puerta de la casa se abrió de manera brusca, dejando ver a Sebastián, con una sonrisa de lado a lado y una mirada hipnotizante. Bruscamente Mikkel se separó de su hermano y se dirigió a la casa, dejando a todos con miradas tristes, cuando Joshua conecto mirada con aquel que había interrumpido aquel reencuentro, enfureció. - Cuan valientes deben ser para presentarse en este sitio —sonrió— Que hermoso reencuentro querido Joshua, como te sienta haber regresado a tu cuerpo, felicitaciones. - ¿Qué le has hecho a mi hermano? —Joshua enrojecía de la furia. - Nada que él no haya pedido —respondió de inmediato— Lo que tu querido hermano es ahora, fue su decisión, el vino a nosotros y nos pidió unirse a nuestra familia, fuimos muy amables en aceptarlo —dijo saliendo de la casa— No tienes que darme las gracias —rio de manera sarcástica. Cuando Joshua quiso acercarse decidió a entrar a la casa, Melissa lo sostuvo de manera fuerte, tratando de detenerlo, no consiguiendo mucho, al estar enojado su cuerpo se había puesto rígido y pesado, ella no podría con él. - Dinos la verdad —Samantha interrumpió— Sebastián dinos la verdad. - Querida Samantha —hablo emocionado— Tenia tantas ganas de verte, deberíamos ir a caminar, tenemos tantas cosas de qué hablar. - Responde mi pregunta. - ¿No aceptas mi invitación? —pregunto enojado— Después de todo te queda poco tiempo —cambio su expresión— Deberíamos ir a caminar ¿Vamos? —pregunto nuevamente. - Samantha, no —Albert hablo por fin. - Vamos —hablo Samantha decidida. Puede que no fuera una buena decisión irse con Sebastián, eso quizá estaba pensando su padre, quien la observaba con expresión enojado y sorprendida, pero lo que pasaba por la mente de Samantha, era poder entender un poco el plan que tenía su abuela. Le estaba empezando a gustar estar fuera de su cuerpo, apenas había pasado un mes. A Samantha le asustaba olvidar el plan inicial de su padre, no quería olvidar el objetivo que tenían los vacíos. Siguiendo a Sebastián dentro de la casa, sintió como si no hubiese pasado un mes fuera de casa, todo estaba intacto y se preguntaba cómo podía suceder eso. - ¿Por qué todo se ve intacto? —pregunto mirando por toda la casa— Todo está igual —menciono sorprendida. - Eres alguien demasiado curiosa Sam —Sebastián miraba sin ningún tipo de emoción a Samantha— La anciana desea verte —abrió una puerta. - ¿Por qué Mikkel estuvo aquí? —volvió a preguntar. - ¿Quieres morir? —el rostro de Sebastián se tornó macabra. Samantha dio un paso atrás ante aquella pregunta, la expresión de Sebastián le causo escalofríos. Se recompuso al pensar en la expresión de preocupación de Albert, desvió la mirada de los ojos fijos de Sebastián y empezó a caminar hacia la puerta, donde su abuela la estaba esperando. Quiso ignorar la sensación de peligro que el fragmento numero 12 le generaba, pero era imposible. El fuerte sonido de la puerta cerrarse la hizo brincar en su puesto, miro su alrededor, la habitación estaba completamente vacía, las ventanas estaban forradas con papel blanco y una leve capa de moho la cubría por la parte de arriba, había sangre en el suelo y una extraña sensación la recorrió desde los pies hasta la cabeza. Se encontraba en peligro, Samantha quiso salir de ese lugar. * * * - ¡Sam! —Albert gritaba— No puedo traspasar esta maldita puerta —suspiro sintiéndose frustrado. - Trata de calmarte —Melissa trataba de tranquilizarlo. - Sam está en peligro —hablo Mikkel— Pero fue su decisión entrar a la casa. En ese momento Albert giro su rostro para mirar al menor. - ¿Qué sucede contigo? —pregunto con enojo en su voz— ¿Es cierto lo que dijo el fragmento numero 12? - Es verdad —Mikkel se cruzó de brazos— Fue mi decisión después de todo, deberían irse de aquí. - Ya no tenemos nada que perder nosotros —fue el turno de Joshua— No nos iremos hasta recuperar a Samantha —dijo con seguridad. - Podrían volver a ser vacíos si se quedan aquí —por un momento la voz de Mikkel tembló—Aun están en peligro. - Si pudiera tocarte Mikkel, no dudaría ni un segundo en destrozarte en este momento —Albert se encontraba furioso— No me importa no regresar a mi cuerpo, solo me importa que mi hija este a salvo, solo me importa que ella pueda regresar y tenga la vida que se merece, ¿Yo? —rio sarcásticamente— No me importa lo que pueda pasarme a mí, ya he perdido todo. - Albert no digas eso —Melissa quiso llorar— Ustedes son un equipo, puede que en este momento estés confundido —observo a Mikkel— Estar de parte de La familia, terminara por destruirte ¿Sabes eso? - ¿Cómo es posible que sigas tú con vida? —Mikkel pregunto sin mirar a la mujer— ¿No se les hace extraño? —rio— Quizá tu tampoco has dejado ser parte de La familia. Albert miro con miedo a Melissa, procesando lo que había dicho el menor, cayendo en cuenta de muchas cosas. Su novia lo miro con ojos de preocupación, empezando a negar con la cabeza. - Eso no es cierto —dijo con la voz quebrada— Ya no hago parte de ellos, debes creerme Albert. - Ya no sé a quién creerle, solo quiero a mi hija de vuelta a mi lado —Albert le dio la espalda a Melissa— También quisiera pensar que Mikkel sigue de nuestro lado —cerro los ojos soltando un suspiro con aquella acción— Quisiera que todo esto fuera una pesadilla, que no nos estés traicionando de esta manera, Mikkel —Albert miro al suelo, aguantando las ganas de gritar de la impotencia que sentía. Entonces en ese momento, pudo atravesar la puerta de la que era la casa de su madre, se quedó unos minutos en esa posición, sin darse cuenta de que ya se encontraba dentro de la casa. No se le ocurría nada, ningún plan pasaba por su mente ¿Cómo iba a sacar a su hija de ahí? ¿Cómo iba a vencer a La Familia? Albert deseaba tener las respuestas a tantas dudas. Soltó un último suspiro, decidido a esperar a que su hija saliera de la casa, pero al levantar la mirada se encontró dentro de la casa. - ¿Samantha? —preguntó en voz alta. - ¿Albert me escuchas? —la voz de Joshua se escucha desde afuera— ¿Estas bien? - ¡Si! —respondió apoyándose en la puerta, dándose cuenta que no podía salir nuevamente— No puedo salir, deberían irse a casa, espero poder resolver todo desde aquí, gracias por haberme acompañado hasta este punto. - Eso suena como una despedida —Joshua hablo preocupado— No digas estupideces, aquí te estaremos esperando, ve y regresa con la pequeña nuevamente, te vamos a estar esperando. - Gracias por haber estado de mi lado —continúo decidido— A pesar de todo lo que mi madre les hizo a ustedes, gracias por eso. - Que linda despedida —una voz se escuchó a las espaldas de Albert— Me siento conmovida —la anciana Lily toco su pecho, cerrando sus ojos. - Madre —Albert dijo girándose totalmente. - ¡Albert! —los gritos de Joshua se escuchaban. - Es una bonita reunión ¿No crees? —pregunto abriendo los ojos y sonriendo enormemente— Que lastima que no estés vivo para que nos demos un fuerte abrazo. - ¿Dónde está Sam? —fue lo primero que pregunto. - Que maleducado te has vuelto hijo —la anciana arrugo el entrecejo— Yo no te crie para que fueras un grosero, soy tu madre después de todo. - Eres una impostora —dijo Albert— Tú no eres mi madre, dime donde esta Samantha. - No podrás ver a Samantha —respondió seria— A menos de que quieras tomar su lugar —sonrió. - ¿De qué hablas? —pregunto con preocupación dando un paso adelante— ¿Qué le has hecho a mi hija? - Fue su decisión entrar a la casa, no me culpes por sus decisiones. - Ciegamente ella aún confía en ti, maldigo el momento en que me dejé cegar por Elene —se lamentó— Creí que la cuidarías, madre —dijo apretando los puños. - Eso hice por un largo tiempo —Lily sonrió— Pero me sirvió mucho que te revolcaras con Elene, me dio un recipiente puro —hablo emocionada— Samantha viene del vientre de alguien especial ¿No sabias eso? Elene, es hija de aquel que dice ser la muerte —la anciana sonrió enormemente— No sabes lo feliz que me siento en este momento, podre hacer cosas maravillosas con Samantha, su propósito es pertenecer a La Familia, podremos crear vida, podremos cambiar el mundo. - ¿De qué demonios estás hablando? —Albert pregunto confundido. - Podemos limpiar la r**a humana por medio de Samantha, su sangre es especial —Lily lucia seria. - La quisiste matar —dijo confundido— No logro entenderte madre, todo esto me tiene confundido. - Mi intención nunca fue matarla —respondió— Me gano el impulso y cuando reaccione yacía la pequeña Sam tumbada en el suelo, aún tengo fuerza a pesar de estar anciana —se rio. - ¿Qué quieres? —dijo resignado, nada podría hacer que su madre cambiara de opinión— Dime lo que deseas para dejes ir a mi hija, por favor. - Me temo que no puedo hacer negocios contigo querido hijo, Samantha me pertenece ahora, gracias por tu gran contribución. - ¿Qué hay de mí? —pregunto casi a gritos. Albert lucia derrotado, como podría enfrentar a su madre siendo un Vacío, ni él, ni los demás tendrían oportunidad alguna. Ya no tenía ninguna esperanzada. Su madre lo observo, pensativa en su sitio. Había vivido una vida llena de ingenuidad, le había llenado la cabeza a su hija, prometiéndole que la ayudaría a regresar a su cuerpo, quizá así debían terminar las cosas. - ¿Tu? —pregunto— No entiendo a qué te refieres. - Aquellas lágrimas de dolor por mi muerte ¿Eran falsas? - No te atrevas a preguntar lo obvio Albert, tu existencia nunca significo nada para mí, no eres mi hijo. - Es algo que a estas alturas no me sorprende madre —la miro con fastidio— Creí que merecías mi perdón, como todo ser humano, tienes una debilidad ¿Quieres jugar a las adivinanzas? —sonrío, casi logrando una mueca. - No trates de lucir astuto —la anciana se rio con ganas— No consigues asustarme, ni mucho menos despiertas curiosidad en mi, resígnate y acepta tu destino. Solo fuiste una marioneta más. - Como cualquier ser humano, tienes una debilidad, no eres inmortal querida Lily —Albert camino hacia la anciana de manera lenta y amenazante. - ¿Debilidad? —pregunto pensativa— No le temo a la muerte, no le temo a nada en este mundo, temor deberías sentir tu —contrataco— Un mísero humano que estorba, siempre fuiste un estorbo, no creas ganas en esta batalla. - No madre, no me refiero a la muerte —Albert por un momento salió de su trance— Hablo de aquellos que están por encima de ti ¿Recuerdas? El rostro de la anciana se pasmo. Albert encontró la debilidad de su madre, no se imaginó queriendo ver a su progenitora sufriendo, pero en ese momento, cuando el rostro de la anciana se desfiguro, sintió una fuerte satisfacción. - No sé a qué te refieres, no tienes idea de que personas son ellos. No sabemos siquiera si son humanos —hablo en tono frio— No juegues con fuego querido hijo. - Tú me buscaste madre, yo solamente me estoy defendiendo. - ¿Qué paso con el asustadizo hombre que tenía en frente de mi hace unos minutos? - Es algo que aprendí con los años —sonrío achinando sus ojos— Espero disfrutes el castigo que mereces por todo el daño que has hecho, Dios se apiade de ti madre. Albert camino directamente hacia su madre, cuando un fuerte estruendo se escuchó desde la puerta. La anciana Lily se quedó mirando con atención ¿Quiénes eran esas personas? Todos vestidos de blanco, cubriendo hasta sus rostros ¿Quiénes eran estas personas? Se preguntaba la anciana.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD