¿Familia?

2744 Words
- ¿Seguro el plan va a funcionar? —Melissa miraba con preocupación— Podemos entrar a la casa —susurraba. - Albert fue claro, nos dijo que esperáramos aquí, si hacemos las cosas mal —miro a su hermano— Podremos perder algo nuevamente, no quiero eso. El menor desvió la mirada, quedándose en total silencio luego de escuchar las palabras de Joshua, con una mirada desconcertante empezó a alejarse del lugar. - ¿Huiras de nuevo? —pregunto el Melissa mirando a Mikkel. - No tengo porque apoyarlos —fue su respuesta— No tiene que ver conmigo. - Pensé que éramos familia, supongo que solo fui yo amándote todo este tiempo, era el único que lo hacía —el menor se detuvo al escuchar esas palabras— ¿De verdad huiras de nuevo? - No puedo volver —Mikkel se giró con lágrimas inundando sus ojos— Estoy demasiado avergonzado como para volver a tu lado Josh. El pequeño cuerpo de Mikkel se encorvo y llevo sus manos a su rostro, soltando leves sollozos, Melissa miro con preocupación al mayor. - Josh… Al observar a su menor en esa posición, camino rápidamente hacia él y lo envolvió en sus brazos, como podía sentirse avergonzado, como podía utilizar esa excusa por no haber regresado a su lado. - ¿Qué haces Joshua? —Mikkel se alarmo y trato de alejarse. - No dejaré que huyas de nuevo —declaro— Así hayas creado una nueva personalidad, así no te hayas mostrado como realmente eras, yo te necesito a mi lado. Es algo que sabes muy bien, no puedo vivir si no te tengo a mi lado - ¿Cómo puedes quererme a tu lado cuando te he traicionado? —el menor lloraba. - Porque te amo y eres mi única familia —confeso. - ¡Suéltame Josh! - No —dijo firme— Si me aseguras que no huiras, que no me dejaras nunca más, entonces te soltaré, de lo contrario me pegaré a ti, seré un maldito grano en el trasero. - ¡Oye! —Mikkel se avergonzó— No digas esas palabras. - Te juro que salí a buscarte todos los días —el mayor se alejó de su hermano sin soltarlo— Tenia tantas ganas de verte, de abrazarte ¡Por favor Mikkel! No hagamos esto más difícil, simplemente regresa con nosotros, ya tienes un cuerpo, simplemente regresa conmigo. Te lo ruego… - Como voy a mirarte a la cara después de haber hecho un pacto con la anciana Lily ¿Cómo quieres que lo haga? —Joshua soltó a su hermano en ese momento. - ¿Un pacto? —pregunto mirando a Mikkel con sorpresa— Estas mintiendo —negó— No te atreverías a hacer un pacto con Lily, después de todo lo que hemos pasado, después de todo lo que han pasado los Vacíos, no tiene ningún sentido. - Tuve que hacerlo —respondió el menor mirando al suelo. - Eso es mentira —dijo Joshua— Siempre hubo otras opciones, una de ellas y la más correcta era que regresaras a mi lado ¡Que volvieras conmigo! No tenías que hacer ningún pacto, ahora le perteneces a Lily —concluyo— ¿Cómo hacemos para revertir el pacto? —tomo la mano de Mikkel y giro su cuerpo hacia Melissa, quien observaba todo, desde lejos. - No se puede Josh —el menor quería zafarse del agarre de su hermano— ¡Suéltame! - ¿Cómo no se puede? - Fue un pacto de sangre, no es reversible. Fue mi decisión hacerlo, nadie me obligo. - La situación te obligo a hacerlo —alego Melissa— No te sientas culpable Mikkel, encontraremos la manera de revertir el pacto, regresa con nosotros. - A veces me arrepiento —el menor miro a Joshua— Me arrepiento no haber entrado a tu habitación en el hospital, quisiera regresar el tiempo y haberlo hecho, quizá así las cosas hubiesen sido diferentes. - Ven conmigo, no te pido más nada. Aun puedes regresar, estuve todo este tiempo buscándote. - No puedo traicionar a la anciana Lily —dijo con una mueca en su rostro— El pacto de sangre, me domina por completo, no puedo simplemente desaparecer e irme, necesito cumplir con sus peticiones. - Albert lo solucionara —dijo Melissa— Ustedes adelántense, yo entraré y veré como van las cosas ¿Están de acuerdo conmigo? - Lo más correcto es que entre yo —hablo Joshua. - Tu asegúrate que Mikkel llegue sano a nuestra casa —dijo acercándose al par— No se preocupen, puedo manejar la situación a la perfección. Además, necesitan hablar de muchas cosas. Melissa camino hacia la casa sin darse vuelta por última vez, los hermanos aún seguían mirándose sin decir ni una sola palabra, lagrimas cayendo por las mejillas de ambos, aún tomados de la mano. - ¿Vamos? - No podemos dejar a Melissa sola —dijo el menor. - ¿Me prometes que no escaparas entonces? - Prometo volver contigo —hablo con seguridad, mientras las lágrimas caían por sus mejillas todavía. - No te atrevas a mentirme de nuevo Mikkel, porque prometo seguirte a donde sea que vayas. Estamos juntos en esto, como siempre, eso nunca ha cambiado. Se quedaron mirando por unos minutos más, Mikkel apretó la mano de su hermano y fue en ese momento en donde los dos entraron a la casa juntos. Sin saber todo lo que estaba por suceder. * * * - ¿A dónde vamos? —pregunte siguiendo a Sebastián— Estamos dando vueltas en círculos, no soy una tonta. Sebastián no se detuvo ante mi reclamo, me cruce de brazos y espere a que se detuviera, pero eso no sucedió. Miré hacia atrás y cuando regresé mi mirada hacia al frente, estaba completamente sola. Quizá mi padre se encontraba furioso por haber actuado de manera impulsiva, realmente no lo culpaba, sentía que necesitaba encontrar una solución de manera definitiva, porque parecía que las cosas no iban a volver a cómo eran antes, necesitaba encontrar su camino nuevamente, regresar a su cuerpo. - ¿Por qué te has quedado parada? —una voz pregunto detrás de mí. Brinque girando mi cuerpo rápidamente en modo de defensa. - ¿Sebastián? —pregunte confundida— Caminabas por delante de mí. - Somos demasiados querida Sam —respondió— ¿Por qué te has quedado parada aquí? —pregunto nuevamente. - Íbamos en círculos, me ignoraste y continuaste tu camino. Presentía que algo no cuadraba en este escenario, no sentía la hostilidad del primer Sebastián con el que había entrado a la casa. Parecía menos peligroso e intimidante. - Vamos por aquí —dijo. - ¿Qué fragmento eres? —pregunte con cautela, preparada para correr, en cualquier caso. - Número 2 —respondió de manera automática. ¿Número 2? Era el más cercano al Sebastián que había conocido en mi infancia, por eso se sentía menos intimidada, empecé a seguir al fragmento número 2, solo se escuchaban el sonido de nuestros pasos. - ¿Por qué seguiste a Sebastián? —me pregunto. - Porque quería solucionar todo este problema de una vez por todas —respondí con seguridad— Estoy harta de estar como una Vacía, estoy harta de cada día estar muriéndome, necesito regresar a mi cuerpo. Necesito encontrar la manera de salvar a mi padre. Hay demasiadas personas sufriendo por culpa de mi abuela Lily, Los Vacíos son un grupo inmenso e incluso hay menores involucrados, solo necesito enmendar los errores de mi abuela ¿De qué lado estas tú? - Guardo recuerdos del fragmento número 1, debo decir que comparto algunos sentimientos de compasión, como él —Sebastián suspiro— Pero no siento ningún tipo de cariño hacia ti, no logro empatizar contigo como lo hacía él. - Solo necesito una cosa Sebastián ¿Cómo hago para regresar a todos Los Vacíos a sus cuerpos? - Es algo difícil Samantha —respondió— La mayoría de esos cuerpos ya se encuentran en descomposición, un 85% de Los Vacíos se encuentran muertos. No tienen posibilidad de regresar. - ¿Cómo le explico eso a mi padre? —pregunte - Es la realidad. - Una cruel realidad —sacudí mi cabeza— Debe haber una manera de regresar a los más recientes a sus cuerpos ¿Cierto? - La hay, pero habrá que hacer un sacrificio demasiado grande. - ¿Cuál sacrificio? Estoy dispuesta a todo por esas personas. - No conoces a esas personas, no tienes que sacrificarte por desconocidos. - Esas personas sufren Sebastián —dije con molestia— Y ese sufrimiento es culpa de mi abuela, debo hacer algo, aunque ¿Qué pasaría con los demás Vacíos que no pueden regresar? - Se quedarán de esa forma para siempre —dijo. - Ahora dime ¿Qué sacrifico debo hacer? - Tu eres una pieza importante para La Familia —el fragmento 2 se giró hacia mí— Tu abuela mantiene tu cuerpo bien conservado debido a tu sangre. - ¿Yo? –pregunte confundida. - Tu sangre es capaz de crear vida Samantha, por eso Lily mantiene tu cuerpo en buen estado. Por eso eres tan importante, debido a que saliste del vientre de alguien especial, como Elene. - Entonces mi sangre ayudara a que Los Vacíos regresen a sus cuerpos —concluí— ¿Eso significa que debo sacrificar mi vida? - Así es. - No puedo decirle eso a mi padre —dije asustada— ¿Qué debo hacer? - Dijiste que era tu deber enmendar los errores de tu abuela, supuse que sacrificar tu vida era algo sencillo. ¿Qué debía hacer? Lo más lógico sería hablarlo con mi padre, decirle la única opción que hay para que todos regresen a sus cuerpos, sabía que no lo tomaría bien. Seguía a Sebastián todavía, a pesar de haberme dicho que debo sacrificar mi vida, en ningún momento detuvo sus pasos. Quizá hice sabotaje hacía mi persona, hace poco le preguntaba al gruñón, que sucedería si ya no regresaba a mi cuerpo ¿Es algún tipo de castigo? Sin duda me he acostumbrado a ser una Vacía, he perdido la cuenta de las veces que desee que todo regresara a la normalidad, porque, ya nada sería igual que antes. Si mi existencia puede ayudar a personas que anhelan regresar a sus cuerpos, retomar sus vidas, volver a ver a quienes amaban, era posible que esa era mi misión. - Necesito decírselo a Albert primero —dije mirando mis temblorosas manos— Quiero, aunque sea despedirme de él, de Joshua, de Mikkel e incluso de Melissa. - Esta bien, puedo permitirte eso —respondió deteniéndose— El fragmento número 1, había mencionado que había una manera de solucionar todo esto, de ayudarte a regresar a tu cuerpo. - ¿A qué te refieres? - Él sabía que ibas a acceder, no hay manera de que tu regreses a tu cuerpo Samantha, tu abuela se encargó muy bien de eso. Por lo que tu única opción, es sacrificar tu vida. Estaba helada, trataba de respirar con normalidad, pero era difícil. No todos los días te dicen que debes morir, para otras personas vivan. No todos los días te das cuenta que tu abuela es un monstruo, que juega con las vidas ajenas. No siempre aceptas que morirás fácilmente. - ¿Será doloroso? —pregunte. - No —Sebastián se giró a verme— No sentirás ningún tipo de dolor, te lo aseguro. - Necesito ver a Albert ya mismo —le dije suspirando— Quiero que todo esto acabe ya. Continuamos nuestro camino sin decir ni una sola palabra más, se escuchaban nuevamente solo el sonido de nuestros pasos, yo sentía que había estallado un bombillo dentro de mi cabeza, sonido que me tenía un poco perdida ¿Qué expresión pondrá Albert cuando se entere? No sería nada fácil después de todo. Llegamos a una puerta de color blanco y Sebastián se dispuso a abrirla. En un segundo nos encontrábamos en la salida hacía la cocina. La casa se escuchaba en total silencio. Fui a bajar las escaleras sin mirar atrás y sin pensar mucho en las malas noticias que debía dar. - ¡Sam! —la voz de mi padre se escuchaba desde el piso de abajo. - Es papá —miré a Sebastián— ¿Cuánto tiempo tengo? - Vendré por ti —me aseguro— Tu solo espérame. - Pero ¿Cuándo será eso? —pregunte confundida. - No estoy seguro, pero no dejes que las personas vestidas de blanco te lleven, si lo hacen impedirían que Los Vacíos regresen a sus cuerpos. - ¿Personas vestidas de blanco? - Son quienes están por encima de La anciana Lily, tienen demasiado poder en todo el mundo, ellos no permitirán que te sacrifiques. El sonido de pasos acelerados empezó a escucharse, Sebastián rápidamente ingreso de nuevo a la habitación, miré hacia dónde venían los pasos, esperando que mi padre estuviera entre aquellas personas. - ¡Albert! —grite. - Sam. La silueta de mi padre fue la primera en aparecer, corrí hacia escaleras abajo y me lancé a sus brazos. Me alegraba demasiado verlo. - Fui impulsiva, perdóname —dije separándome de su cuerpo. - ¿Estas bien? —pregunto revisándome— ¿Dónde está Sebastián? - Se ha ido —miré al grupo de personas vestidas de blanco— ¿Quiénes son ellos? - Vienen a ayudarnos —sonrió— Con su ayuda podemos regresar a nuestros cuerpos Samantha ¿Sabes qué significa eso? - No —pregunte confundida— ¿Podemos hablar en privado o regresar a casa? - Claro. - Un momento —hablo uno de los encapuchados— Nadie puede salir de la casa una vez estén adentro, tienen prohibido salir de aquí. Son órdenes. - Ustedes vinieron solo por mi madre —dijo Albert— Nosotros no tenemos nada que ver en ese asunto. - No puede abandonar el área. - Albert necesito que hablemos de algo importante —susurre. Albert me tomo de la mano y me llevo al primer piso, nos encontramos a Joshua, Mikkel y Melissa, mirando la casa con preocupación. Aquellas personas de blanco se habían quedado en la segunda planta. - ¿Por qué entraron? —pregunto alterado Albert. - Estábamos preocupados, no puedes culparnos —Melissa hablo primero. - Mikkel, me alegra verte aquí —dije mirando con una sonrisa a los hermanos, parecía que todo se había arreglado entre ellos. Mikkel simplemente miro hacia el suelo, sin responderme. - Esta algo avergonzado —respondió el mayor— Ya tendremos tiempo de hablar. - Necesito hablar con todos, es algo importante —los miré a cada uno con seriedad. - Vamos a casa Albert, nosotros ya terminamos nuestra parte aquí —Joshua miraba toda la casa— Tengo un mal presentimiento. - Nadie puede salir de la casa —dijo Mikkel— Aquellas personas no permitirán que nos larguemos de aquí, simple. - ¿Por qué? Ya les entregamos a mi madre. - Realmente quien les interesa es Samantha —respondió Mikkel— ¿Cómo encontraste a esas personas Albert? - Años de búsqueda —respondió levantando los hombros. - Dime la verdad ¿Cómo encontraste a esas personas? —pregunto nuevamente el menor— Ellos no se dejan encontrar con facilidad, me pregunto cómo hiciste. - Tengo mis contactos Mikkel, ahora que regresas por favor no cuestiones mis acciones, si los contacte fue para que ayudaran a Samantha. - Bien —respondió levantando las manos en señal de defensa. - No seas grosero Albert, cuida tus palabras cuando te dirijas a mi hermano, yo también tengo esa pequeña curiosidad, nos contaste el plan y nosotros te apoyamos sin cuestionarte nada, dinos lo que realmente sucede. - ¿Papá? —pregunte— ¿Cómo contactaste a estas personas? - Ellos me contactaron a mí —respondió— Es verdad lo que dice Mikkel, muy rara vez se muestran, pero ellos vinieron a mí, nos encontraron y de esa manera podemos regresar a nuestros cuerpos, eso es lo único que importa. Todos estábamos en silencio, las personas vestidas de blanco eran demasiado intimidantes, eran personas altas y dudaba que hubiera una mujer entre esas personas. Podían comunicarse con Los Vacíos de manera fácil. Sebastián me dijo que no confiara en ellos, pero ¿Debería confiar en él también?

Great novels start here

Download by scanning the QR code to get countless free stories and daily updated books

Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD