Lamentable.

2086 Words
25 de Diciembre, 12:35 am Llevaba horas caminando por las calles de la ciudad, estaba exhausta y casi muerta del frio odiaba haber tenido que encontrarse con la escena de Sebastián aquel día de su muerte, quería llorar, quería gritar de la rabia ¿Por qué tenía que sucederle estas cosas a ella? ¿Por qué no pudo tener unos padres normales? Que la cuidaran y no la arrastraran a la desdicha de sus decisiones. Y así como sentía que su corazón se encogía limpio todo rastro de lágrimas de su rostro y luego de pellizcarse fuertemente las mejillas al punto de dejarlas rojas, se encamino hacia su casa, tenía una conversación pendiente con Albert. Y sin darse cuenta empezó a correr sin detenerse a tomar aire, directamente hacia su hogar el cual compartía con su amada abuela, sentía que podía caer en cualquier momento si chocaba con alguien, pero nadie sabía de su presencia en ese sitio, nadie podría verla. El sentimiento de soledad la invadió unos instantes al pensar eso, pero debía regresar con su abuela y no iba a descansar hasta lograrlo; a lo lejos reconoció las rejas que tanto esfuerzo había pintado antes de mudarse a vivir sola, aquel día que decidió independizarse, pero queriendo dejar en las mejores condiciones a su única familia, se esforzó porque el lugar fuera más cómodo y colorido y quizá así la soledad no fuera tan grande. Sin abrir la puerta entro a la comodidad del hogar gritando el nombre de su padre fuertemente reviso todas las habitaciones sin éxito alguno, trato de calmar su respiración por lo que se detuvo de golpe, se dirigió nuevamente a su cuarto y decidió esperar a que Albert hiciera acto de presencia. Había estado ahí en el mismo sitio por horas. La habitación ya se bañada con el anaranjado del cielo, Samantha amaba esa sensación de paz en su cuarto, sentía que estaba segura que nada malo le iba a suceder. -Hija... Sin levantar el rostro, estuvo ahí solo escuchando. -No tuvimos la mejor relación Madre e Hija, pero yo te amaba. Mentirosa Samantha reía por las ocurrencias de su madre. -Regresa a casa Sam —se escuchaban los sollozos de Elene— Prometo arreglar todo esto, pero regresa por favor -MENTIROSA! ¡Deberías irte y nunca volver, deja de venir a casa de la abuela Lily —Samantha gritaba— No vuelvas a venir para mi cumpleaños, no me regales osos de peluche porque ya no soy una niña —empezando a sollozar— ¡Vete! ¡Vete! ¡Vete! Su cabeza dolía a horrores y no podía parar de llorar, sentía que había acumulado todas esas lágrimas y todo ese enojo demasiado tiempo, ya no podía soportarlo más.  Sintió unos brazos fuertes envolverla, entonces sin ninguna vergüenza dejo salir lo que por tanto tiempo había soportado, estaba cansada de aparentar estar bien frente a su abuela, está enojada con sus padres por dejarla sola, odiaba a su jefe y a sus compañeros de trabajo, extrañada a su mejor amigo y también odiaba en lo que se había convertido después de la muerte. ¿Habrá sido siempre así? -Tranquila mi niña —susurraba— Aquí estoy, estas a salvo —mientras la acunada fuerte y cálidamente en sus brazos— Papá está aquí, no me iré jamás de tu lado. Y entre promesas y palabras de consuelo Samantha cayó en un sueño profundo, su cuerpo inconsciente yacía tumbado en la amplia cama, aun con rastros de lágrimas en su rostro su respiración pausada y tranquila era lo único que hacia saber a Albert que ella estaba bien, por ahora. -Entonces tienes algo que ver con en esto —Albert hablo fríamente— No es así, ¿Elene?-Por favor Albert —sonrió— No hace falta que hables con tanto desprecio querido, no te ves nada mal en muerte amor mío, ¿Cómo haces? -No estoy para tus bromas —con su mirada fijamente en su esposa— No dejare que le pase nada a mi hija, dile a tu jefe que no me rendiré fácilmente —aseguro con confianza, ahí delante de lo que pensaba era su esposa— Me vengare. -Espero no vuelva a morir en el intento Albert —la risa de Elene inundaba la habitación— Deseo ver como salvas a tu preciada hija, aunque... ella no es la única en peligro. Y así dejándolo desconcertado, furioso, observo como el amor de su vida se alejaba nuevamente de él. Tenía que actuar rápido no quería pensar que estaría planeando aquel ser contra su hija y madre. No quería ni imaginarlo. Espero por lo que fueron unas 2 horas a que su hija despertara, debía contarle todo de una vez y así buscar la forma de recuperar sus cuerpos.Pasaron al menos 20 minutos cuando Samantha empezó a moverse en la cama y la causa de tales movimientos parecía ser una pesadilla, Albert deseaba que fuera eso y no la absurda situación que estaban viviendo, odiaba eso. -Sam despierta hija —llamo suavemente— Debemos hacer algo rápido, vamos despierta Sam. -Dime todo lo que sabes Albert —fue la respuesta que recibió— No aguanto más este cuerpo invisible, necesito recuperar mi vida que, aunque era una mierda, era mía. -Esperaba que me dijeras Papá —Sonrió ligeramente— Pero ese no es el tema aquí —levantándose de la cama, suspiro pesadamente— Mi Madre está en peligro. -Dime que tengo que hacer Albert, nada puede pasarle a la abuela, no a ella. -Que ha pasado contigo? A donde fuiste todas estas horas, hemos perdido tiempo valioso debido a tus idas y venidas. -No es algo que me guste créeme, si pudiera me quedaría de esta forma hasta resolver todo, pero Sebastián dijo que lo haría muchas veces y no puedo evitarlo. - ¿Sebastián? -Si —Samantha pellizco sus mejillas fuertemente— Ha estado golpeando mi cuerpo mientras estoy aquí de esta forma, menciono algo de su jefe y espero que sepas quien rayos es. -El jefe es aquel que dice ser la muerte —respondió rápidamente— Él fue quien robo mi alma hace 6 años, no conozco su rostro, pero he visto a muchos como tú y yo en las calles, me ha dado algo de información todos estos años. -Hay más personas en esta situación? —menciono con sorpresa— ¿Qué paso ese día? El día que moriste. -Primero debes saber que Elene también sabe lo que paso —la voz de Albert quiso quebrarse— Tu madre también está involucrada. -Como sabes eso? —Samantha estaba un poco asustada por aquella confesión— Mamá ¿fue la que te mato? ¡Responde Albert! -Ella puede verme. Samantha recordó como hace horas atrás le había gritado con odio a su madre, había dicho que la odiaba y no le importaba que lo supiera, si hubiera sabido que también podía verla habría preguntado o pedido algún tipo de información, su madre no le importaba.  Pero al ver la expresión de Albert, supo que con él sucedía lo contrario, después de todo habían estado juntos durante mucho tiempo. Samantha pensaba en Sebastián, quizá para su padre lo que hizo Elene era similar y por primera vez sintió lastima por su padre. -Mi madre puede vernos, entonces hace unas horas cuando ella vino a mi cuarto...-Ella te siguió —afirmo— Después de todo no estaba tan loco, todo este tiempo que traté de conectar su mirada con la mía, creyendo que había fallado en el intento fue mentira, ella solo me ignoraba —los ojos de Albert se cerraron por un instante— Cuantas veces dije que la amaba mientras la veía fijamente, debió disfrutar ver mi sufrimiento al no saber qué hacer. -Me pidió que regresara, Dios, como lloraba —sus manos se empuñaron— Como lloraba por tu partida y la mía Albert, es una mentirosa, jamás voy a perdonarla. -Nunca conocí a los padres de Elene —empezó a relatar— Nos conocimos en el parque que habían construido a cinco cuadras de aquí, hoy en día ya no debe de existir, pero en ese entonces amaba ir a perder el tiempo en ese lugar, podía pasar horas observando a todos ir con sus familias o perros, se sentía viene —la expresión de tranquilidad se borró— Recién cumplía los 18 años, pronto podría ir a la universidad, hacer una cerrera e independizarme de mi madre y quizá podría ayudarla con los gastos de la casa, esa tarde al regresar la vi. Elene usaba un vestido rosa hasta las rodillas y unas sandalias blancas, su cabello suelo se elevaba por el viento y realmente pensé que era un ángel, quería hablarle y saber quién era —dijo feliz— Quería conocerla, al día siguiente regrese al parque con la esperanza de verla de nuevo y quizá Dios escucho mis suplica porque cuando llegaba al sitio ella ya estaba ahí, estaba desbordado de felicidad Sam, esta vez estaba vestida más casual, pero seguía viéndose tan hermosa como el día anterior. Así pasaron días y semanas, hasta que un día me digne a saludarle —Samantha escuchaba las palabras de su padre y sentía calidez en su corazón, deseaba que todo hubiera sido diferente— Los días pasaron y el saludo se convirtió una pequeña conversación hasta que empezamos a pasear alrededor del parque hablando de temas tontos pero que hacían mi corazón agitarse de felicidad. Me dijo su nombre, Elene María me parecía la combinación más hermosa y adecuada para ella, su nombre era igual de hermoso. Un golpeteo suave se escuchaba en la ventana de la habitación, suponía que había empezado a llover, deseaba recordar el sonido de la lluvia golpear su ventana caer dormida y que al despertar todo fuera como antes o incluso mejor. -Pasaron 4 meses después de eso —Albert seguía relatando, quizá había perdido una pequeña pero no valiosa parte de su historia— No me contaba mucho acerca de ella, ahora que lo pienso era muy callada y nunca quiso aceptar una salida fuera de parque, siempre debía ser ahí; estaba cegado en ese entonces, tu padre es un idiota Sam. Eso lo sé. -Mis recuerdos están un poco alterados después de haber muerto, pero recuerdo el día que me dijo que estaba embarazada, llevábamos saliendo 5 años y para mi habían sido los mejores años de mi vida, en ese entonces me estaba empezando a alejar de mi madre —menciono con tristeza— Ya vivíamos juntos después de 2 años de relación, avanzamos muy rápido en todo sentido, pero éramos felices. O eso yo creía. -Qué quieres decir con eso? -Cuando naciste descubrí quien era la verdadera Elene. -No te entiendo Albert —Samantha se encontraba confundida— Mi madre empezó a consumir drogas en esa época? -Realmente nunca mostro estar bajo efecto de alguna droga, era cuerda y hablaba con normalidad, pero después de que cumpliste 1 año ella cambio totalmente. Paso de estar súper pendiente de ti a no querer atenderte cuando llorabas, no cocinaba, no se vestía como usualmente lo hacía, dejo de hacer muchas cosas. Después de eso perdí mi trabajo, como no entre a la universidad opte por un trabajo de mensajería donde la paga era buena. Cuando llegaba del trabajo la encontraba hablando por teléfono y cuando preguntaba con quien hablaba, me decía que con su Padre. Nunca reproche eso, ya que después de empezar a vivir juntos me confeso que su familia se había opuesto a nuestra relación y no querían vernos, respete su decisión, pero me arrepiento de no haber insistido. Cuando dijo que hablaba con su padre me alegre demasiado —Dijo con una sonrisa nostálgica— Dije: por fin me aceptaran y quizá quieran conocer a Sam, pero estaba muy equivocado. Tu madre empezó a salir todas las tardes, a veces llegaba del trabajo y te encontraba sola en la casa con algún objeto metido en tu boca e incluso con tus ropitas manchadas ya sea de vomito u orina. Me enoje demasiado ella quizá me estaba mintiendo y me estaba siendo infiel con cualquier diablo del barrio, me frustre, pero nunca le reclame nada. Albert tenía su vista fija en la ventana de donde provenían los suaves golpes de la lluvia, se veía tan diferente al hombre que yo había conocido y hasta podría pensar que lo habían cambiado por alguien más, mi padre siempre fue así de lamentable?
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