4: Nueva Vida

833 Words
Después de haberme convertido en un gran aprendiz en la materia de hacer pancakes, Lu, Mar, y yo nos sentamos a desayunar a la mesa mientras que Mar nos cuenta de su viaje a Las Vegas y el increíble concierto al que fue, algo que es casi un ritual para ella cada año. Evidentemente le esta contando a la niña las partes que son aptas para su edad ya que las noches de alcohol, casino o incluso alguna escapada a uno de esos espectáculos que hay por allí pueden ser demasiado para una menor de edad. Sé también que esta tratando de distraer a Lucia y se lo agradezco porque no tengo idea de como lidiar emocionalmente con una niña de su edad. En realidad, no tengo idea de como lidiar con ella en términos generales. A Lu parece agradarle mucho Mar ya que le hace muchísimas preguntas acerca de su trabajo, de su vida personal, de los lugares a los que ha ido, y sonrió ante esta imagen porque entiendo perfectamente lo que esta pasando. Marina es una persona increíble, y puedes quedarte horas hablando con ella sin darte cuenta de que el reloj esta avanzando —¿Te gustaría que un día tú y yo nos fuéramos de compras?— Le pregunta Mar a Lucia tomándome por sorpresa y la miro fijamente. Lu me mira como cuestionándome si puede o no aceptar esa propuesta y yo simplemente encojo mis hombros —Puedes hacer lo que tú quieras— Le respondo y a pesar de todo lo malo que le esta sucediendo, una tímida sonrisa se dibuja en su rostro. —Me gustaría— Contesta finalmente y Mar sonríe. —Perfecto, tendremos una tarde de chicas. Tratare de que sea la próxima semana ¿de acuerdo?— Le explica y ella asiente sin dudar. —De acuerdo— Murmura y me mira —Marcos ¿puedo ir al cuarto?— Me pregunta de repente y aquí estoy otra vez en este nuevo rol donde doy permiso o no de algo. —Eh… si claro— Contesto y de inmediato ella se pone de pie para irse. —Lu ¿te sientes mal?— Le pregunta Mar antes de que termine de alejarse de nosotros y niega. —Solo estoy cansada— Explica y ambos sabemos que esta mintiendo, que en realidad esta triste, pero es normal. Después de todo esta pasando por un duelo. —Descansa— Decimos al unísono y cuando la pequeña se aleja, y escuchamos el sonido de la puerta cerrándose, Mar y yo nos miramos. —Esta muy triste— Comenta ella y asiento. —Es que no es fácil… muchas veces ha venido con su madre al hospital y ha estado en situaciones que casi la llevan a la muerte, pero esta ultima vez ya no pude hacer nada— Relato triste. Ella acaricia mi rostro como animándome —Marcos, no eres Dios, eres un doctor y has hecho todo lo que podías ¿de acuerdo? Recuerdo cuando me hablaste de ese caso, era difícil…— Murmura. —Lo sé— Es lo único que puedo responderle. —¿Y tú como estas con todo esto? Es que para ti también es un gran cambio. De repente tienes a una niña a tu cargo— Expresa y encojo mis hombros. —No sé como estoy, es extraño. Esa niña es parte de mi vida, pero al mismo tiempo me siento incapaz de estar a su altura.— Admito y la miro —Mar, tú me conoces, yo no paso ni dos noches seguidas aquí, vivo en ese hospital… los hijos ni siquiera estaban en mis planes, las relaciones serias son algo imposible para mi, y ahora no sé que hacer— Le cuento completamente angustiado. —Me supuse que estarías así.— Habla y me sonríe levemente. —Estoy pensando que voy a hacer cuando se acaben estos días en casa. Sé que puedo hacer que vaya a la escuela, pero ¿y después? ¿Quién la cuidara? No quiero que este sola…— Son tantas las cosas que pasan por mi cabeza en estos momentos que siento que soy un caos completo. —Ya vas a ir encontrando la manera de organizarte, no te preocupes. Por ahora todo es muy nuevo para ti, y por supuesto que da miedo, pero eres un hombre de buenos sentimientos y muy capaz de hacerte cargo de ella y de lo que sea que venga ¿de acuerdo?— Me alienta. —Tú siempre tan buena conmigo— Comento sonriente. —Solo confió en el increíble doctor y amigo Sagasty— Bromea —Ahora ¿Qué te parece si mejor levantamos todo este desastre y luego intentamos hacer algo para que esa niña no se quede encerrada ahí?— Me propone y asiento. —Es un buen plan, hagámoslo— Accedo y es que no quiero que Lucia caiga en un pozo depresivo, eso seria algo muy difícil para ella.
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