Observando la férula que decoraba su pie izquierdo, Rhory suspiró. Resulta, que el esguince en su tobillo nunca fue un grado uno, como le informó el médico que le revisó en el hospital. La torcedura en realidad era una de grado dos, y según el profesional con el cual Max le llevó en una clínica privada, si hubiera esperado esa semana, habría pasado a un esguince de grado tres por todo el esfuerzo, lo que finalmente hubiese terminado con una cirugía para poder arreglarlo. El solo pensar en ello, todo el cuerpo del joven modelo se estremecía de horror. Si no fuera por Max y su insistencia por llevarle a una clínica, habría arruinado totalmente su tobillo. Realmente, tenía que agradecerle por convencerle, o al final habría resultado mucho peor y necesitando más dinero del que no tenía. Cont