Con su lobo comenzando a molestar tan pronto como el sol mostró los primeros indicios en el cielo, deseando y ansiando ver a su dulce elegido, Maxwell se levantó motivado con la idea de encontrarse con él. Fue por ello que se presentó temprano en la agencia y adelantó parte de su trabajo hasta que fue una hora más o menos decente para llamar. Como siempre, escuchar la dulce voz de su pareja en audio subió tanto su estado de ánimo como el de su lobo, quien no dejó de agitar su cola mientras escuchaban ese tono suave y casi tímido de su chico. Y tan pronto como este le confirmó que ya tenía una hora para el médico, Maxwell no dudó ni un segundo en abandonar lo que estaba haciendo, dejando instrucciones a su personal para que siguieran en su ausencia, y entonces simplemente se retiró. Para