Sentado al lado de Maxwell, revisando las propuestas que habían llegado para él, Rhory no podía pensar en ningún momento en el que se hubiera sentido tan bien, tranquilo y en paz. Cuando su hombre lobo había comenzado a leerle, Rhory en un principio sintió algo de pena por preguntarle por aquellas palabras complicadas que lo terminaban confundiendo. Pero por supuesto, siendo Max, este inmediatamente se percató de que algo estaba molestando y le preguntó directamente, consiguiendo que el joven modelo le explicara. Luego de ello, cada vez que Maxwell se encontraba con una palabra, el lobo alfa la explicaba utilizando ejemplos o directamente nombraba algún sinónimo que Rhory conociera. Ya con ello, el joven modelo se sintió lo suficientemente bien como para preguntarle más cosas. Y escucha