Parado bajo la agradable lluvia artificial, Rhory mantenía su cabeza directamente bajo de esta, deleitándose de esa cálida sensación húmeda que se llevaba todo rastro de sudor de su cuerpo, junto a semilla que se había secado en su estómago en lo que seguía disfrutando de unos besos tontos y perezosos con Maxwell. En sí, si no fuera porque el semen seco comenzó a picar molestamente en su piel y su estómago rugiendo en busca de atención, Rhory felizmente habría seguido recostado en la cama entre los brazos de su hombre lobo. El solo recordar la agradable experiencia que había disfrutado solo un momento atrás, volvía a provocar que los labios de Rhory se estiraran de esquina a esquina. Cuando le dijo a Maxwell que era la primera vez que hizo algo como eso, no mintió al respecto. Con su si