Cyan —Te he traído un café y una deliciosa dona de chocolate, para ver si con ello consigo levantarte el ánimo. Levanto la mirada, encontrándome con los ojos de color miel que posee Cairo, quien me sonríe con simpatía. Asiento con la cabeza en señal de agradecimiento, al mismo tiempo en que trato volver a concentrarme en la pila de trabajo que tengo frente a mí. —Sé que probablemente no sea de mi incumbencia, pero, hoy te notas apagado, ¿puedo ayudarte en algo? No me gusta ver tristeza en los demás. Un lento suspiro abandona mis labios para luego volver a concentrarme en la morena frente a mí, quien, de forma increíble, me veía con preocupación, algo extraño, pues estaba acostumbrado en ver ese tipo de mirada solo en mis padres y hermana. —Creo que la he cagado, supongo que Paris tie