En cuestión de dos semanas, ya había abierto la cafetería de Charlie de nuevo al público, la cual, ahora llevaba por nombre “la cafetería de Paris”, el cual resultaba ser un hermoso local con terrazas que tenían unas hermosas vistas a las montañas, además de que, lo que lo identificaba, eran las muchas plantas que había puesto por doquier, para dar un cálido ambiente natural. Gracias a la obsesión que los suizos tienen al café, el lugar siempre permanecía lleno, por lo que, con mucho costo y nos daba tiempo para respirar. A como le había prometido a Hellen, la dejé trabajando conmigo, además de que contraté a otra chica llamada Noah y un atractivo chico llamado Drew, quien además de guapo, era simpático, por lo que, solía atraer mucha clientela femenina, quienes prácticamente se derret