CAPÍTULO 2

1568 Words
THELMA —¿Hablas en serio? ¿Y si es un asqueroso? ¿O incluso peor?—Jae preguntó mientras me preparaba. Era mi primera noche cuidando a Luna adivinando que pasé la entrevista de cuatro horas con Marco y él le devolvió sus pensamientos a su papá. Realmente no he visto al padre todavía adivinando que realmente está tan ocupado. —Seguro que no lo está—, le dije. —¿De verdad quieres pasar tu noche de viernes haciendo de canguro? Podríamos estar emborrachándonos—. Dijo haciéndome reír. —¿Qué tal estoy?— Le pregunté. —Como una profesora de preescolar—. Dijo haciéndome poner los ojos en blanco. —No sé a qué hora vuelve su padre, así que diré que sobre las once. Adiós, te quiero—. Le di un beso en la mejilla y me fui. * Finalmente, llegué después de los 30 minutos más largos de mi vida. Toqué el timbre de la puerta escuchando la voz de Marco. —Has llegado justo a tiempo. La puerta se abrió y entré viendo lo grande que era la casa. El exterior era n***o y las ventanas parecían completamente macizas y tintadas. Salí del coche y me dirigí a la puerta respirando hondo. Marco abrió la puerta y lo vi con su traje n***o habitual. —Pareces muy nerviosa—. Dijo invitándome a entrar. —Lo siento, ¿debería relajarme?—le pregunté. —Sé tú misma—. Me dijo haciéndome asentir. Vi que Luna bajaba las escaleras y venía a darme un abrazo. —Hola, Luna—. Sonreí. Me cogió de la mano llevándome más dentro de la casa cuando vi a un hombre entrar en el salón. Oh. Era alto, y vestía todo de n***o, pero le vi los tatuajes en ambas manos e incluso uno en el cuello y encima de la ceja. Tenía el pelo n***o y no parecía muy amigable. También parecía fuerte. —Esta es Thelma—. Presentó Marco y le vi fruncir un poco el ceño. Me miró de arriba abajo como si estuviera escaneando mi cuerpo. —¿Le diste la lista?— Le preguntó a Marco. —Obviamente.— Dijo Marco. —Nos vemos en el coche. Adiós, Luna—. Dijo y Luna le saludó acercándose a su padre cogiéndole de la mano. —Adiós, Thelma.— Sonrió. —¿A qué hora tiene que estar en la cama?—. Me preguntó su padre cogiéndome desprevenida. —A las nueve entre semana, a las diez los fines de semana—. Respondí. —No digas fines de semana como si te fuera a dar este trabajo permanentemente. Soy muy serio cuando se trata de mi hija, incluso más serio que mi trabajo—. Dijo haciendo que escalofríos recorrieran mi cuerpo. —L-Lo siento—. Dije. —Nada de golosinas, no andes dando vueltas por la casa, yo sabré si hay algo fuera de lugar, sírvete lo que haya en la cocina, ella debe tomar sus gomitas todas las noches antes de dormir, y su cabello tiene que estar peinado o de lo contrario se enredaría—. Me dijo haciéndome asentir. —No me gusta cuando la gente hace eso. Si te digo algo quiero que me respondas con palabras. Oh, es un maleducado. —Escuché todo lo que dijiste—. Le aseguré. Levantó a Luna dándole un beso de despedida. —¿Volverás a tiempo para arroparme? —Preguntó. —No lo sé. —¿Me arropará Thelma si tú no puedes?—. Le preguntó haciéndole asentir. Le dio un beso en la mejilla y la dejó en el suelo. Vino hacia mí agarrándome de la mano. —Quiero enseñarte mis coloraciones—. Dijo a punto de jalarme a algún lado mientras su padre salía de la casa. —No te preocupes por papá él se calienta—. Me aseguró. Eso espero. * NICOLAU —¿Va a volver Thelma hoy?—. Preguntó Luna mientras se sentaba encima de mi escritorio. Yo estaba en la oficina viendo los tiempos de embarque de las armas y bombas y ella entró brincando por todo el lugar. —Claro que sí, Lu, ella te cuida todos los días—. Le dije. Hace casi dos semanas que la chica cuida a Luna y no había visto a mi hija sonreír tanto en mi vida. Le daré otra semana y luego tendré que dejar que se mude. Necesito una niñera permanente y creo que ella podría ser buena para el trabajo. Odio decir que Marco tenía razón sobre ella. —¿Te conté lo que Thelma y yo hicimos ayer?— Preguntó pateando sus pies de un lado a otro. —No, Lu ¿qué hicisteis?— Pregunté aun mirando los papeles escuchándola balbucear. —Me dejó pintarle la cara de tigre, me dijo que algún día podría convertirme en artista, también me dejó maquillarla, pero no sé si soy buena en eso. Además, nos gustan las mismas cosas—. Dijo hablándome hasta por los codos como siempre. Pero yo siempre la escucho por mucho que hable. Siempre ha sido muy habladora, para tener cinco años habla y pronuncia tan bien como un adulto. Yo diría que es porque está educada en casa, pero creo que sobre todo lo ha heredado de mí, aunque yo no sea muy habladora. Puede que la deje ir a un colegio privado con otros niños cuando vaya al instituto, pero por ahora necesito mantenerla completamente a salvo. Algunos de mis hombres tienen hijos de su edad, así que a veces juegan juntos en el patio trasero. Ser un padre mafioso no siempre es fácil, así que hago todo lo que puedo para mantenerla sana y salva. Su madre huyó cuando Lu era todavía un bebé, recién salida del vientre en realidad. Era una puta a la que dejé embarazada en un lío de una noche y solo quería dinero. No me molesté en buscarla. Si pudo dejar así a nuestra hija, no merece estar en su vida. Después de hacerme la prueba de paternidad y ver que Lu era mi hija supe que sería duro. Fue duro criar a Lu, pero creo que lo hice muy bien por cómo salió, también tuve ayuda de mis hombres y de mi padre. Mi madre murió cuando yo era adolescente y soy hija única. Sé que ella habría adorado a Lu. Sonó el timbre y Lu saltó del escritorio haciéndome temer por mi vida, pero cayó de pie. —Lu, no abras ninguna puerta en esta casa—. Le dije, pero salió corriendo por la puerta. Mierda. Hice mi mejor esfuerzo para alcanzarla, pero esas pequeñas piernas corrían tan rápido por alguna razón. Finalmente, llegué al salón viéndola en brazos de Thelma. Me froté la cara con un largo suspiro. —Mira, papi, Thelma está aquí—. Sonrió mientras veía reír a Thelma. Hasta su risa es hermosa. —Lu sabes que no debes abrir ninguna puerta en esta casa—. Le dije. —Lo siento, papi—. Ella hizo un puchero. —Hola Sr.King—. Me dijo Thelma con su misma sonrisa cariñosa. —Tengo que hablar contigo—. Le dije sacando a Lu de sus brazos. —Tengo que hablar con Thelma un segundo—. Le dije. Se cruzó de brazos y subió las escaleras. Ella siempre tenía un poco de descaro en ella. —¿He hecho algo mal?— preguntó Thelma. —Quiero que te conviertas en la niñera permanente de Lu—. Le dije. ¿Realmente eso salió de mi boca? —¿Cuál es el problema?— pregunté cortándola. —No estaba planeando hacer de niñera permanente, no quise despedirte solo…— Dijo y empezó a ponerse nerviosa. —¿Estás en la escuela?— Le pregunté. —No, me gradué a principios del año pasado, estaba estudiando para ser escritora. No quería distraerme mucho de niñera, no digo que Luna sea una distracción ni nada, yo amo a luna no lo dije de manera grosera lo… entiendo.— Dije cortándola de su parloteo. Ella y Lu son realmente iguales. —Lo siento... Todavía puedo cuidar de Lu, ya que solo la cuido por las tardes a la noche, y ella es una niña muy buena no sería ninguna distracción para mí en absoluto. No digo que lo fuera antes, solo... ¿Entonces te convertirás en su niñera permanente?— Pregunté cortándola de su balbuceo otra vez. —Sí.— Respondió. —Bien, tendrás que coger todas tus cosas de tu casa y traerlas aquí. Te mudarás a la habitación de invitados y la harás tuya. Te sugiero que elijas la habitación justo al lado de la de Lu para que sea más fácil—. Le dije a punto de irme, pero ella me detuvo. —¿Me voy a mudar?— Me preguntó. —Sí, eso es lo que acabo de decir—. Le dije. —Vale—. Ella dijo. —Voy a buscar a Marco y a Elías para que te ayuden—. Le dije haciéndola asentir al ver a Lu venir de las escaleras. —¿Ya terminaste?— Me preguntó. —Ya terminé—. Le dije haciéndola sonreír volviendo hacia Thelma. Bueno pues.
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