Rompiendo mis ilusiones.
A la mañana siguiente me levanto silbando cual jilguero, estaba muy contento, ahora solo tenía que pensar en trabajar duro para conseguir muchas cosas, entre esas una motocicleta.
Ya me imaginaba bien presumido recorriendo las calles de mi bello pueblo o paseando con mi novia por todos los lugares cercanos… Un domingo para San Pedro del Río a comer pastelitos…
No quería parecer desesperado pero le envié un mensaje de buenos días. Quería que al despertarse se sintiera amada. Daría todo lo que estuviera a mi alcance para que fuese feliz.
Me tomé un vaso de leche y agarré la lonchera térmica donde mi abuela me había puesto el almuerzo. Le di un beso en la frente y en un descuido la levanté sujetándola por la cintura para girarla en el aire tarareando la marcha
