Capítulo II

1073 Words
Pero no tenía dinero suficiente para pagar el precio que tenía cada número. Así que como aún quedaba tiempo reuniría o le pediría prestado a mi abuelo. Pero esa opción no me parecía correcta… Ellos ya habían hecho demasiado por mí. Por más que intenté ahorrar cada centavo no alcance a reunir ni la mitad del valor. Sin embargo asistiría al evento con el grupo de música que amenizaría el momento. Para mi suerte o para mi propia desgracia el violinista se fracturó la muñeca en el gimnasio y tuve que suplantarlo. Habían muchísimos hombres presentes en el club, algunas esposas se habían enterado de la increíble oferta y acudieron para evitar que alguno de sus esposos se ganará el boleto a la noche de pasión con aquella virginal dama. Al verla en ropa interior expuesta en la tarima mis ojos no dejaban de admirarla. Tenía los ojos claros y el cabello oscuro, sus pechos eran menudos, seguido de una cinturita de avispa y unos muslos realmente grandes. ¡Tenía un verdadero cuerpo de guitarra! Estaba un poco acongojado porque la única posibilidad de ganarme una noche con ella se había esfumado cuando no había podido encontrar el dinero del boleto. Por lo menos lo único que podía hacer era brindarle una pieza musical bañada en sentimiento. Y así lo hice, mientras reunían y checaban todos los números que estaban participando, llamé la atención del público y con mi violín le empecé a dedicar “Perfect” de Ed Sheeran. La interpreté con tanto sentimiento que al finalizar todos aplaudieron con euforia. Me sentí un poco mejor, y entonces ella se bajó de la tarima y me dio un beso en la mejilla. «Fue suficiente para enamorarme» y empecé a interpretar otra canción con el corazón loco de la felicidad. La veía alejarse de espalda y sentí como se me paraba el sable láser. Intentaba mover la pierna para que se acomodara en el boxer sin que me delatara ante los ojos de todos los asistentes. Apenas terminé de interpretar puse el violín de escudo y me estiré el calzón para darle un respiro a mi entrepierna. Subieron al escenario los encargados del sorteo, aclararon de que era transparente, legal y que no existía algún tipo de trampa. El ganador podía elegir cuando cobraría el premio. Metieron las esferas enumeradas a una máquina, las revolvieron un poco y pulsaron para que saliera el ganador: —El afortunado es el número ciento dieciséis. —Todos observaban de lado a lado para ver quién había sido el ganador hasta que en el fondo una esposa alzó la mano y dijo: —Se la ganó el desgraciado de mi marido. Pero si se atreve a cobrar el premio aquí mismo le cortó la longaniza… —Bueno empezaron a abuchear y a pitar la acción de la señora pero entonces el hombre muy valiente, salió de en medio de la multitud y agarrando el micrófono dijo: —No puedo aceptar el premio porque estoy muy enamorado de mi señora esposa. Además clarito oyeron la amenaza y prefiero seguir viviendo completo. Quiero regalarle mi suerte al violinista, se lo merece… Me hizo recordar los momentos más felices de mi vida cuando paseaba con mis padres, que en paz descansen. —Todos empezaron a aplaudir, incluso yo hasta que mi abuelo me pegó un empujón… Y fue cuando caí en cuenta que hacía referencia a mí. Sentí que se me subió la presión y desde la tarima me llamaban para que diera unas palabras… Solo atiné a decir: —¡No lo puedo creer! —Y como el propio nerd empecé a reírme nerviosamente. Mi abuelo se acercó y golpeaba mi espalda, me quitó el micrófono y me hizo avergonzar mucho más… —Va a ser su primera vez con una mujer, un aplauso para mí campeón. —Todos aplaudieron y mi dignidad se la llevó el rio. Avergonzado y con mi cuerpo bombeando adrenalina me quedé inmóvil hasta que la muchacha se acercó y me tomó de la mano. —Ven, alejémonos un poco de las miradas tan intensas. —Caminamos hasta la barra y ella pidió que le sirvieran dos copas de vodka con hielo. Solo había bebido algunas cervezas en mi larga vida, eso era todo lo que había probado del alcohol. Lita me tenía advertido, no quería verme convertido en un alcohólico demente. Y pues yo le tenía respeto porque veía como las personas perdían la conciencia y a veces hasta la razón. Un poco nervioso por ser la primera vez que iba a tomar ese elixir embriagante apenas el barman me entregó la copa derrame un poco por mi torpeza y entonces ella musitó: —¿Nervioso? —Me sonrió de lado y se tomó la copa de dos sorbos. Yo la imité e hice lo mismo. No me agradó el sabor amargo pero ella decía que era una exquisitez… —¡Un poco! No alcanzo a creer lo que me está pasando. Si quieres me pellizcas para saber que no ando metido en un sueño. —Se acercó y me mordió la oreja. ¡Diablos! Sí que estaba despierto, aquel pequeño gesto me hizo enfurecer un poco, pero yo lo había pedido. —Relájate, me da gusto que seas tú quien se quede con mi virtud. Cuando vi al señor que había ganado sentí un poco de repulsión, pero me emocionó ver que al lado estaba su esposa y no lo iba a permitir. —dijo soltándose el largo cabello que caía en cascada sobre esas caderas fabulosas. Ahí estaba de nuevo mi chino tuerto despertándose, porque ya sabía que todo eso era lo que se iba a comer. Intentando disimular me hale el pantalón, a buena hora se me había ocurrido ponerme uno tan ajustado. Pero la mujer noto ni incomodidad y dijo: —Fuiste el ganador y debes elegir como quieres que sea. Yo no tengo problema en hacerlo ahora mismo... Pero aquí entre los dos —Se acercó y casi al oído susurró —. Ando un poco indispuesta, estoy con Andrés y no me sentiría cómoda haciéndolo. Me pareció tan tierna al hacerme esa confesión y ahí fui y le dije lo que ella deseaba escuchar: —No tienes que hacerlo hoy, yo tampoco tengo afán por mí lo posponemos hasta que te mejores. —Se acercó y me dio un beso en los labios… ¡Empecé a flotar!
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