—Dios ¡Es injusto esto! ¿Por qué así? Quiero que mi abuela esté a mi lado cuando consiga tener éxito. —oraba frente a un altar encendiendo cuánta veladora podía. —Solo un milagro puede salvarla. Y si eso no está dentro de tu alcance Señor, por favor que no siga sufriendo. Escucharla quejarse del dolor me rompe el alma. —Lloraba ahí porque el dolor era demasiado fuerte. —Cálmate hijo. Mamá es una mujer muy creyente. Siempre ha hecho caridades y pues irá directo al cielo. Yo también quisiera que está pesadilla que estamos viviendo no fuese verdad. Pero la triste realidad es otra. —La mire con odio porque en sus palabras deduje que para ella si se moría no pasaba nada. De verdad que era arrogante e insoportable. Como se atrevía a decirme eso de la única persona a la que yo veía como madre