Kendall Aquella ropa mojada fue cayendo poco a poco sobre el piso de la pequeña sala, aquellos perfectos ojos color tormenta recorrieron mi cuerpo de una forma tan delicada, que incluso me hizo estremecer aun más. Muerdo mi labio inferior a la vez de que trato de pensar que aquello que estaba a punto de hacer, estaba bien, justo ahora estaba aceptando estar enamorada hasta los huesos de aquel castaño que se dedica a sonreír en mi dirección mientras se lame los labios de forma perversa. —Si eres lo más perfecto que alguna vez vieron mis ojos —susurra para luego rodear mi cintura con sus manos, para así apegarme a su cuerpo, haciendo que suelte una carcajada mientras me sostengo de sus hombros. Su boca invade la mía de forma demandante, apasionada, capaz de arrancarme gemidos de place