Era un día normal como todos, llegamos al salón y nos sentamos en la parte de atrás. (Donde se sientan los que según la gente son lo peor de la escuela) Este es el único lugar que puedo llamar mío, aquí encontré personas que se preocupan por mí y yo por ellos. Al ser este instituto una escuela pública a los maestros le importaba un pepino lo que hacemos para ellos ya éramos escoria de la sociedad.
Solo una persona se preocupaba de nosotros, la maestra Flor ella se desgastaba hablando conmigo. Me escuchaba y aconsejaba, yo trataba de hacerle caso en todo, pero no podía la mayoría de las veces. Los chicos se metían conmigo gritando “tomboy” por como acostumbraba a vestirme (Gorra y botas. Si supieran que no tengo de otra) me defendía con puños y patadas cuando empiezan con su estupidez diaria. Sé que no me veo femenina, no tienen que recordarlo siempre.
Un día mis ojos se deslumbraron sin poder disimular, cuando lo vi con esos hermosos ojos verdes, piel blanca, cabello n***o lacio peinado a perfección, el uniforme no dejaba nada a la imaginación todo un galán, seductor y yo de babosa. Pues quien soy yo Melisa Williams, estudiante de secundaria despreciada por su familia, diciendo que soy la oveja negra, y ese papacito era nada más y nada menos que Axel Thompson el chico más popular de la escuela.
Yo tenía muy claro que él no me tomaría en cuenta y no solo porque estaba a punto de graduarse, ¡No! Eso no era, tenía muy claro cuáles eran sus estándares y estos eran muy altos y yo era casi invisible para él.
Su novia era hermosa o bueno ella decía que lo era, él pasaba desmintiendo cada una de sus palabras.
Trataba de verlo a la hora del receso, esta era mi única oportunidad aunque él ni en broma me mirara o supiera de mi mísera existencia. Nada podía bajarme el ánimo, tenía bien plantados mis pies sobre la tierra, seguí mi rutina con mis amigos fregando por aquí y por haya hasta tener que regresar a mi tormento. ¡Mi casa! Lo bueno es que yo era la primera en llegar y podía encerrarme en mi cuarto, mis hermanos llegaban más tarde al tener clases extracurriculares en sus prestigiosas academias.
¿Si su pregunta es, tienen dinero?
La respuesta es sí, están podridos en riquezas ellos, yo no tengo nada, todo es de mis padres, según las reglas de la sociedad son “millonarios”. Y son unas de las familias con más renombre, a excepción de mí, la sociedad no me conoce, ya que mi madre siempre me esconde.
No me importa ya me acostumbre a su rechazo y a que mi papá no haga nada para defenderme de ella y mi hermana, antes me dolía la indiferencia de mi hermano, pero con el tiempo lo olvide sabia que mi hermano solo vivía para su laboratorio. Trato de ser feliz en mi mundo.
—Jefa ¿Hasta cuando vas a tolerar que te traten así?
Tobías faltan 2 años para graduarnos y poder salir de esa cárcel llamada casa. ¡Si casa! ¡No es mi hogar!
—Quiero que el tiempo pase rápido jefa, no me convertiré en asesina por la actitud pedante de tu hermana.
Calma Cecilia, no la tomes en cuenta eso es lo que ella busca desesperadamente “Atención” y lo logra de cualquier manera. Por mi muere virgen
—No entiendo por qué tu padre no hace nada jefa, al menos debería defenderte de esas víboras.
Que te diré Christopher, mi padre ama mucho a sus primeros hijos y él me trata bien así que no me importa nada de lo que hagan.
Entramos a la escuela, la mañana transcurrió tranquila y sin problemas eso nos tenía nerviosos era demasiado raro, lo común tener una discusión diaria. Salimos del salón a nuestro receso, cuando lo vi nuestras miradas se cruzaron y me sonrió ¡Creo que hoy los planetas se alinearon a mi favor! El chico más popular de la prepa me está sonriendo, ¡Espera! debo de estar soñando, si esto es un sueño, se está acercando a mi. Eso en la vida real es imposible, ¡Ayuda! Olvide respirar.
—¡Hola! ¿Melissa verdad? Me presento Axel Thompson un gusto.
¿Me hablo? Este ángel caído me hablo ¡El infierno me va a llevar por esto! ¿Estoy muriendo cierto? Estaba segura de que mi hora había llegado, hasta que escuche su risa bajita.
Salí de mis divagaciones y le di una de mis mejores sonrisas (No sé cómo se hace, así que a de ver salido horrible).Hola, Alex ¿Cómo estás? Si, mi nombre es Melissa.
Las mariposas en mi estómago estaban en revolución, parecía que estaba pasando la peor de mis resacas, el vómito se precipitaba y yo trataba de aguantar en estos momentos, como nada dura para siempre agradecí a golpes a Tobías por haberme despertado del sueño.
—Jefa tenemos que entrar a clases, el viejo de cómputo nos reportara de nuevo si no le obedecemos esta vez.
Está bien Tobías vamos, me levanté y me despedí de este hermoso ser que por primera vez en mi corta vida me tomo en cuenta, ¡Creo que mi año está mejorando!
Los días pasaban aburridos como de costumbre solo había una pequeña variante, era el mi ángel. Todos los días me buscaba en el receso y trataba de entablar una conversación conmigo, yo era la chica más feliz sobre la faz de la tierra aunque fuera a escondida que nos viéramos, ¡creo que le da vergüenza que lo vean a mi lado!
Nada cambiaba seguían las peleas y problemas nunca cesaban, mi ángel curaba mis heridas y me cuidaba cuando lo necesitaba claro en la clandestinidad. Vivía en una burbuja él y yo, solo éramos buenos amigos me conformaba con eso, no aspiraba a nada más tampoco tenía en mente que él merecía alguien mejor que yo en su vida.
Me contó que es de una familia rica, su hermano mayor estaban haciéndole entender por medio de los estudios limitados que tan difícil puede ser la vida de los menos afortunados, más o menos como a mí solo que lo mío era la vida real y no un experimento.
Él se graduaría este año y se va al extranjero a terminar sus estudios exactamente a Alemania, me alegraba por él esa era una oportunidad que por nada del mundo podía desaprovechar.
Contando como tonta cada día que pasaba con él, para ver hasta cuando me duraba el sueño que Alex sea mi amigo, un día lluvioso iba rumbo a la escuela por mi pobre paraguas que daba pena, se paró un lujoso auto a mi lado, cosa que me asusto.
Para mi sorpresa era Axel, muy gentilmente me ayudo a llegar a la escuela algo seca y no empapada.
—¿Qué pensaste en ese momento? Tu cara se puso muy pálida y me dio risa verte así de indefensa, la guerrera de la escuela con miedo, eso es nuevo.
Quede agradecida con el de corazón, no conteste a su pregunta solo sonreí nadie se había preocupado por mí antes me generaba desconfianza que alguien lo hiciera. No podía creer en todas sus acciones, yo soy fría en personalidad ¿Quién puede culparme? Nadie me ha dado amor ni mi familia menos el calor de un hogar.
Sin esperarlo un día me invito a salir y acepté aunque era en la noche, en fin nadie se da cuenta si vivo o muero son un cero a la izquierda para ellos. Pasábamos parte de la tarde y noche muy alegre en el parque de diversiones se podría decir que es la primera vez que me divertía. Probamos todos los juegos, ya cansados nos subimos a la perla, de la cabina podía verse las bellas luces de la ciudad como las estrellas en el cielo.
Él me beso, Axel Thompson me beso y no podía creerlo.
—Me gustas Melissa y mucho, pequeña ¿Quieres ser mi novia? No tienes que responder ahora podrías pensarlo y después decírmelo.
Que tengo que pensar, también me gustas, acepto ser tu novia, solo tenía una condición nada de besos, abrazos o cogida de manos en el instituto sería una relación secreta. Yo acepté la condición encantada, nunca sospeche de nada y ese fue mi peor error.
No se debe confiar al 1000 % en las personas, debes protegerte el corazón armar una coraza impenetrable para que no puedan dañarte y no vean cuál es tu debilidad. La gente puede jugar con tus sentimientos y destrozar lo que no saben es que mientras más rota estés, más fuerzas tienes para levantarte.