—Genial —dijo—. Esta noche habrá una fiesta; tal vez quieras venir. Es en mi casa. Sólo será una reunión entre amigos y nos encantaría que fueras. Y... eh, bueno, supongo que tú también estás invitada —dijo Tiffany mirando a Caitlin, quien sintió cómo crecía la furia en su interior. —Les agradezco la invitación, señoritas —dijo Caleb—, pero temo informarles que Caitlin y yo ya tenemos un compromiso muy importante para esta noche. El corazón de Caitlin estaba a punto de estallar. Victoria. Nunca antes se sintió tan validada como cuando vio que la ilusión en el rostro de las chicas se desplomaba; una por una, como fichas de dominó. Entonces, todas respingaron la nariz y se escabulleron. Caitlin, Caleb y Luisa se quedaron solos. Caitlin pudo respirar al fin. —¡Dios mío! —dijo Luisa— Es