Capítulo 2

2480 Words
El auto n-egro con el capote abajo, brillaba con los rayos del sol, los asientos de cuero estaban calientes y su dueño se preguntaba ¿Para qué le servía tener un deportivo? Si igual que todos los autos se quedaba atorado en el tráfico, tenía una emergencia, la de llegar a Valerie antes de que el esperma de otro la embarazara, no podía ser otro, tenía que ser su esperma, el de Dominick, bueno cuando se ponía a pensar eso no sonaba nada poético, y definitivamente no podía hablarle de esa forma a su amiga, de lo contrario lo mandaría al infierno y él se quedaría sin cumplirle el deseo a su madre. — ¡Vamos Contesta! - hablo Dominick en voz alta, lleno de frustración porque la mujer no contestaba su teléfono, toco la bocina de su auto con gran enojo, el tráfico estaba siendo un dolor de cabeza. —¿Hola? — al fin la escucho del otro lado de la bocina. —¡Al fin! - grito mientras alzaba ambas manos al cielo, como dando gracias. — He estado llamándote desde hace una hora. — se quejó —Lo siento estoy en la consulta, tenía el teléfono en silencio y no lo había chequeado. — ella hablaba bajo. —¿Ya estás embarazada? — esperaba que no. —¡Por Dios Dominick! ¿Puedes ser un poco más maduro con este tema? —Lo siento, lo que necesito saber es: ¿si ya te inseminaron? —Aún no, estoy esperando mi turno, hay tres mujeres antes que yo, ¿y por qué demonios estás hablando tan azorado? —Porque debes esperar a que yo llegue, no entres a ese consultorio si yo no he llegado, ¿me entiendes? — ¿Por qué? ¿Algo malo pasa? —No para nada, solamente espérame, ¡promételo! — ¡Está bien! Lo prometo. — ambos colgaron al mismo tiempo. Media hora después Dominick entraba en el estacionamiento de la clínica de maternidad, derrapando como loco, le robo el puesto a una joven pareja que no quedaron nada contenta. — ¡Lo siento! - les grito. — créanme yo no lo necesito más que ustedes. Se bajó apresurado, atraía la atención por doquier, era el efecto Dominick, tenía un imán de miradas, y él era muy consciente de ello, pero en ese momento era un hombre con un propósito, encontrar a Valerie, y pedirle, no, rogarle que tuviera a su bebé, ¿era una petición extraña? Si lo era, era lo más descabellado que le pediría a su amiga en toda la vida, pero no tenía otra opción, su Madre no tenía mucho tiempo, y ambas mujeres querían lo mismo, un bebé, una un hijo y otra un nieto, él podía dárselo a ambas, ni el mismo podía creer lo que estaba diciendo, pero sonaba completamente lógico, al menos para él, esperaba que su amiga también lo notara. —Buenas tardes, estoy buscando a la señorita Valerie Villamediana, está aquí por una consulta de inseminación artificial. — le dijo a la recepcionista de la clínica, la mujer se le abrieron los ojos de golpe y lo observo de arriba abajo. —¿Disculpe que me dijo? — él repitió todas sus palabras un poco ofuscado. — deme unos segundos y la buscaré por usted. — ella comenzó a teclear y de vez en cuando le dedicaba pequeñas miradas de reojo. Era una clínica pequeña, que se dedicaba completamente a la maternidad planificada, tomo un folleto para entretenerse, hablaba acerca de una sección de adopción. Nunca le gusto ir al médico, las paredes blancas le parecían aburridas, y por alguna razón asociaba el dolor con los hospitales, lo único agradable era el usual aroma a limpio que estos tenían, la pareja a la cual les robo el puesto del auto le paso por un lado y lo miraron con desagrado, él lo saludo con asentimiento y de nuevo les pidió disculpas, ellos se perdieron por un pasillo, comenzaba a impacientarse, uno de sus pies golpeaba la suela de su zapato contra el piso. —Listo, encontré a la persona que está buscando. - ¿Y entonces? ¿Dónde está? - pregunto viendo que la trabajadora no le daba más información. — ¡Claro! — dijo sonrojándose. — esta citada para una consulta con el doctor Nassif, el despacho de él queda por el pasillo a la izquierda, luego debe cruzar de nuevo, a la derecha, y entonces encontrara una bifurcación, tome la izquierda de nuevo, allí encontrara una pequeña sala de espera, es donde debe estar la señorita. — ella comprobó el nombre en la computadora. — Valerie. — ¡Muy bien! ¡Muchas gracias! — siguió las instrucciones a tiempo a récord, al llegar a la sala se esperaba pudo observar a su amiga, le pedía a una mujer detrás de un escritorio que le diera su turno a alguien más, que ella estaba esperando a un amigo. — ya llegué cariño, lo siento. — dijo acercándose a ella, le dio un casto beso en los labios y la tomo de la mano. — he cambiado de opinión no necesitamos esto, ya nos vamos. ¿Había perdido la cabeza? Valerie observo a su amigo, llena de confusión, y un poco de rabia, primero la llamaba para preocuparla y pidiéndole que lo esperara, ella se imaginó que por alguna extraña razón cambio de opinión y la acompañaría durante el momento más importante de su vida, pero entonces aparece vestido con unos Jeans n-egros, una camisa polo blanca y roja, unos zapatos de vestir, y sus ojos cubiertos por unas gafas de sol, viéndose igual de atractivo que siempre y la besa, ¿de qué se perdió? —¿Qué mierda te pasa? — le reclamo. —Vamos por un café y te lo digo. —No puedo tomar café, estoy a punto de hacerme una inseminación, ¿te volviste demente? —No, nunca he pensado las cosas con tanta claridad, tienes que escucharme antes de que entres a esa habitación a hacer al bebé tubo. —¡Dominick! — ella se puso roja como un tomate, todo el mundo los estaba observando, y la secretaria del doctor parecía muy entretenida. — solo póngame de última. — le dijo. — tengo que discutir algo con mi novio. — no iba a decir amigo luego de que la beso frente a todo el mundo, entonces él la tomo de la mano y la jalo fuera del lugar. —Pensé que era soltera, que suerte tiene de tener a ese pedazo de hombre. — fue la conversación que tuvo la enfermera del doctor con la otra empleada, la cual Valerie escucho al alejarse. —¿Dónde está la cafetería de este sitio? — hablo Dominick deteniéndose frente a una señal que indicaba que pasillos tomar a ciertos destinos. —¿Ya vas a decirme por qué están actuando tan extraño? —Dame unos segundos. — entonces la arrastro tras él nuevamente cuando encontró la dirección del comedor al que quería ir. Una vez dentro de la cafetería, él realizó un pedido y se sentó con ella en la mesa más alejada posible, el espacio no era muy grande, pero estaban lo suficientemente alejados del personal para que no escucharan su conversación. —Bueno la verdad no sé cómo comenzar esta conversación. — comenzó él. — lo tengo todo en mi mente, pero no tengo idea de cómo decírtelo. —Estás comenzando a asustarme, ¿lo sabes? - fue la respuesta de ella. —Ok, ¿sabes qué? Solo lo diré. — se sacudió de arriba abajo como si se prepara a entrar en un ring de boxeo, levanto sus manos hacia ella, como pidiéndole que se detuviera. — no vayas a enloquecer, lo que te voy a decir es muy serio. —¡Ya Dominick! ¡Suéltalo! —Mi mamá se está muriendo, porque tiene cáncer terminal, y su último deseo es tener nietos, entonces como tú quieres tener un bebé, yo sume dos más dos y me dio tres, o sea tú y el bebé es igual al nieto de mi mamá. — él dijo todo sin hacer una sola pausa para respirar, mientras la cara de confusión de su amiga solo empeoraba. —¿Qué demonios acabas de decir? —No lo sé. — se quejó él, mientras tapaba su rostro. —Nada de lo que acabas de decir tiene sentido, ¿dos más dos? Eso es cuatro no tres, ¿Y qué le sucede a tu Madre? Eso es lo que más me trastorna de esa frase. —Ok voy de nuevo. —¡Espera! Respira primero y explícate bien. — le indico ella. —Ok está bien. — el respiro. — lo que quiero decirte, mejor dicho, pedirte, es que me dejes ser el Padre de tu bebé, tengamos un hijo juntos. Ella se quedó en silencio, observándolo confusa, con el ceño fruncido, la boca un poco abierta y negando un con la cabeza. —¿Qué? — fue lo único que dijo. —Mira es cierto lo de mi Madre, hoy en la hora del almuerzo nos dijo que tiene cáncer terminal, Val, mi Mamá va a morir. — él dijo la última frase, muy serio y cabizbajo, ella tomó sus manos sobre la mesa, dándole confort. — y nos reunió a todos para comunicarnos su última voluntad, antes de morir, ella quiere tener un nieto, al menos uno. —Lamento mucho lo de tu Madre, ¿pero qué pinto yo en todo esto? —Piénsalo, podríamos tener un bebé juntos, así mi Madre obtiene lo que quiere y tú también, y tu hijo tendría una familia, un Padre, porque yo estaré para él en cada minuto de su vida. — ella se quedó fascinada, por un momento los ojos de sus amigos brillaron y su voz se llenó de emoción, y ella no sabía qué responderle. —Dominick, ¿estás escuchándote? ¿Tener un hijo conmigo? Somos mejores amigos. —¿Y qué? Algunas relaciones comienzan con mucho menos que eso. —¿Y cómo lo haríamos? ¿Vas a eyacular en uno de los potes de esta clínica? —¡No por todos los cielos! ¡No voy a hacer un bebé contigo en este lugar! Justo en ese momento apareció la mesera con sus pedidos, la mujer salto de la sorpresa y los miro intrigada. —¡Disculpe! — hablo Valerie. — no es lo que está pensando. —No se preocupe. — respondió la otra chica, dejo la comida en el mes ay se retiró apenada, mientras Dominick se reía de la situación. —¡No te rías! — pero ella también lo hacía. — eso fue tan vergonzoso. —Siempre que estás conmigo dices lo mismo, ¿ves? Hago tu vida más divertida. —Pero ¿cómo planeas que tú y yo tengamos un hijo? —Bueno Valerie es incómodo explicarte esto, pero cuando una abejita se enamora de un abejito…— —¡Ya basta! — se rio de nuevo, ambos lo hacían. — ¿Tendríamos sexo? ¿Así sin más? —Bueno yo utilizaría el término “hacer el amor”, pero ya veo que eres una depravada s****l. —¡Ya Dominick! ¡Ponte serio por favor! —De acuerdo. — dijo él, acomodándose en su silla y pasándose una mano por su n***o cabello. — obviamente que nos acostaríamos, es parte del Proceso de tener un bebé. —¿Pero tú…? — ella sabe cayo, como podía decirlo sin arruinar su amistad. — ¿podrías estar conmigo? ¿Me encuentras…? —¿Deseable? — le ofreció él, ella asintió. — si lo hago, siempre lo he hecho, pero primero, salías con mi hermano y luego estabas tan destrozada que el momento de seducirte nunca se dio. —¿Seducirme? —Si, ¿o como lo llamarías? —Realmente no lo sé, no puedo creer que esté hablando de estos temas contigo. —Bueno somos dos adultos, se supone que somos lo suficientemente maduros como para hablar de nuestra sexualidad, nunca he entendido la necesidad humana de ocultarle estos temas al mundo, es completamente normal hablar de ello, de hecho, uno de los factores de una vida feliz es tener una vida s****l saludable, no desenfrenada, pero si saludable. —Muy bien, entonces, lo hacemos, salgo embarazada ¿y luego qué? —Nos casamos. — él se encogió de hombros. — es lo más lógico y sensato de hacer. —¿Qué? ¿Tú te casarías conmigo? ¿No te parece ir muy lejos? —Valerie, pensé todo mientras estaba atorado en el tráfico de camino aquí, haremos lo siguiente, anunciaremos que estamos comprometidos, pero que no queríamos compartirlo con nadie todavía, luego cuando salgas embarazada lo hacemos público y así nadie sospechara nada de nuestro pequeño arreglo. —¡Pero tú no me amas! —¡Claro que lo hago! Valerie la amistad es amor, quizás no tenga ningún sentimiento romántico hacia ti, pero te amo, y siéndote honesto, al pensar en mi futuro, no puedo imaginarme a nadie más con quien hacer esto, tener hijos y una familia, tú eres perfecta para ello, serías una gran Madre. —¿Qué hay de la fidelidad? —Te seré fiel, no pretendo quebrantar mis votos matrimoniales, además tú tienes razón, ya tienes 28 años yo 30, no es como si tenemos mucho tiempo para encontrar el supuesto “amor de la vida”, y si llega aparecer le diré, no gracias, ya esperé muchísimo por ti y ya no te necesito. Ella comenzó a comer en silencio, ambos lo hicieron, ella sopesando las ventajas y desventajas de todo, y él esperando su respuesta, tenía razón de que su hijo tendría un Padre, no lo haría sola, además a sus 28 años la idea del amor eterno ya había muerto, tuvo que soportar boda, tras boda de sus amigos y familiares, bebé tras bebé y también observo divorcio tras divorcio, aquellos que se prometían amor sempiterno, muchas veces terminaban en menos de un año, no señor el amor que le pintaron en los libros, películas, series y el desgraciado Disney, era mentira, no existía, pero era cierto lo que decía Dominick, eran amigos y se apreciaban mutuamente, no podía imaginar una vida sin él, así que ¿Por qué no compartirla? Podría lograr ese sueño que siempre tuvo en secreto de tener una blanca y hermosa boda y una familia, y sin importar lo que pasara su amistad nunca moriría. —Bueno, está bien, hagamos esto juntos, tengamos un bebé. — respondió finalmente, su amigo se alegró y se lanzó a abrazarla fuertemente. —No vas a arrepentirte. — le dijo y luego deposito otro pequeño beso en sus labios, parecía que habían sellado el trato.
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