Era un día lluvioso, y lo odiaba, no por el hecho de que lloviera, sino por el hecho de tener que estar afuera mientras lo hacía, la lluvia era cómoda cuando estabas en casa, envuelto en un millón de mantas, tomando chocolate caliente, viendo películas, mientras estás acostado en tu suave y deliciosa cama, Dominick casi le pide a su conductor que se diera la vuelta y lo llevara de nuevo a casa, pero el chofer se adelantó diciéndole:
—Ya llegamos seños West. — y le miro por el retrovisor.
— ¡Qué lástima! — respondió él. — allí se va mi oportunidad. — suspiro exageradamente, lleno de falsa tristeza.
— ¿De qué? – preguntó el hombre curioso.
—De regresar a casa y meterme debajo de mil colchas mientras veo películas cursis de vampiros. — la última palabra la dijo en medio de un gruñido, imitando al monstro del que hablaba, su chofer se rio.
Se bajó del vehículo en medio de su aura de elegancia, abotonando el traje Vinotinto que llevaba ese día, todas las mujeres alrededor se le quedaron viendo mientras echaba su cabello n***o azabache hacia atrás, sacudiéndose las gotas de agua que caían sobre él, y algunos hombres también lo observaron, caminó hacia las puertas del café, en dónde se encontraría con su mejor amiga, la cual ya estaba admirando el espectáculo que él daba, y es que Dominick Westcliff era un hombre que no podías pasar desapercibido, ni porque lo que intentaras, tan solo con su metro noventa y cinco ya era una fuerza que tener en cuenta, camino directo hacia ella, como si flotara en una nube, al llegar a su destino se sentó en la silla desocupada que había del otro lado de la mesa.
—¿Dime por qué me sacas de mi casa en un día como este? – se quitó el saco y lo colgó del espaldar de la silla, luego se estiró y cruzo las piernas. — podría estar acurrucado en mi cama de diez metros.
—¿Sabes que es lo gracioso de esa frase? Que tu cama si mide diez metros, no sé para qué necesitas tanto espacio.
—Eso es cariño porque nunca has estado en medio de un Ménage à trois.
—¡Por Dios Dominick! Estoy a punto de desayunar, no quiero escuchar tus cochinadas a esta hora de la mañana. — el hombre se río fuertemente.
—Y yo no quería salir de casa a esta hora de la mañana, así que vas a tener que soportarlo.
— ¿No tienes una gran empresa de millones de dólares por dirigir? — le preguntó ella sarcásticamente.
—Si, pero no tengo que estar despierto para hacer dinero, incluso dormido me hago más rico cada segundo, así que puedo darme el lujo de despertarme tarde si lo deseo.
En ese momento la mesera que la había atendido antes se acercó a la mesa, con los ojos desorbitados puestos sobre las largas piernas del hombre, casi tartamudeando le pidió su orden.
—Un buen desayuno americano, dulzura, sin café, pero con una enorme taza de chocolate caliente. — él le guiño un ojo. — ¡Ah casi se me olvida! Si la señorita frente de mí pidió algo dietético, no se lo traigas, luego quiere estar comiendo de mi plato, y no soy esa clase de hombre. — le dedico una sonrisa pícara a la mujer y volvió a guiñarle un ojo, luego ella se retiró con una risita ridícula.
— ¿Tu ojo tiene algún problema? Si quieres te lo saco. — respondió su amiga.
— ¡Oh vamos Valerie! Amas lo encantador que soy, ¿recuerdas que ese encanto nos metió en la mejor fiesta de Kory City el año pasado?
—Ni me lo recuerdes, tuve resaca por tres días.
Valerie Villamediana y Dominick Westcliff era un par raro de ver, mejores amigos desde hacía años, tan diferentes el uno del otro que nadie se explicaba cómo era que mantenían una relación, lo único que compartían era su pasión por los negocios, ambos eran personas de grandes fortunas, Dominick la había heredado de su Padre, mientras Valerie había trabajado con mucho ahínco, cada día desde que tenía 17 años. La vida los unió en una extraña situación y la amistad entre ellos simplemente floreció.
— ¿Entonces cuál es la gran noticia que tienes que darme? – interrogó él.
—Primero desayunemos, sabes que no puedo pensar bien si no tengo algo de comida en mi estómago. — a ella le llego un mensaje telefónico y comenzó a responderlo.
— ¿Es la pequeña Violet?
—Si, me está contando como le fue en el examen de ayer, se está partiendo el cerebro para ser el mejor promedio de su clase.
—Admirable, recuerdo mi época en la universidad, jamás me preocupé por mi promedio, solo me preocupaba por las mujeres, en cambio a Dean le encantaba ser la mascota del maestro.
—Yo era una persona artística, tampoco tenía las mejores notas, pero me las arreglé para mantener un promedio decente.
En ese momento la mesera regreso con su orden, dispuso la comida en la mesa y se tomó más tiempo del necesario, simplemente para pegarle los senos en la cara a Dominick, bueno no exactamente en la cara, pero si muy cerca.
— ¡Gracias, preciosa! — dijo él mientras le dedicaba una mirada intensa, y Valerie torció los ojos,
—Llámame si necesitas algo más, lo que sea. — dijo la mesera con un tono de voz cargado de seducción, y para rematar deslizo una nota en la mano del hombre.
—Puedes irte, gracias. — habló finalmente Valerie y la camarera se despidió. — ¡Qué pesado! Siempre es lo mismo cuando estoy a tu lado, mujeres saltando de todas partes, me hace perder la fe en el género femenino, se supone que nosotras somos las inteligentes. — Su amigo se mofo del comentario con un bufido.
—Por supuesto que ustedes son las inteligentes, es por esa razón que saltan encima de mí, ¿si sabes lo que me refiero no? — él volvió a guiñar, solo que esta vez el guiño estaba dirigido hacia ella.
— ¡Ay ya cállate! ¡Y ya te advertí que voy a sacarte el ojo! — ella lo amenazó con un cuchillo de mantequilla apuntándolo.
—Vamos Valerie, hieres mis sentimientos, voy a comenzar a pensar que mis hermosos rasgos A-siáticos no tienen ningún efecto sobre ti. — él fingió hacer un puchero.
—Lo siento no me gustan demasiado los A-siáticos, prefiero a los latinos. — se sonrió y encogió de hombros, con una expresión de autosuficiencia.
—Nadie puede resistirse a mi hermosa piel blanca como la porcelana, y mis azules pero rasgados ojos, y mi cabello n***o y liso, y mis labios gruesos que están listos para besar. — mientras hablaba Dominick iba pasando las manos por todo su cuerpo, enfatizando cada parte que mencionaba, y lo hacía de una forma hilarante y arrogante al mismo tiempo. — es la combinación de etnias más perfecta que verás cariño. — del otro lado de la mesa Valerie se partía de risa. — ¡No te rías de mí! Estoy hablando muy en serio. — y eso era una mentira.
—No sabes, lo ridículo que te ves justo ahora.
—Pues ni tanto porque la mesera sigue viéndome. — ambos voltearon y era cierto, la mujer se sonrojó y de prisa se perdió detrás de las puertas de la cocina.
—Está pensando lo que toda chica piensa cuando te ven conmigo. — dijo la mujer mientras le untaba mantequilla a su Bagel.
—¿Y qué es lo que piensan? — él se cruzó de brazos y alzó una ceja.
—¿Qué hace ese hombre tan apuesto con una mujer fea como esa? Inmediatamente asumen que no somos una pareja, porque tú eres como inalcanzable para mí, por esa razón te coquetean sin descaro.
—Bueno eso no es cierto, tú eres muy hermosa, y estoy cansado de decírtelo, ahora lo de inalcanzable no solo eres tú cariño, soy inalcanzable para la mayoría del generó humano. — su expresión de arrogancia nunca se quitó. — ¿ya sabes por qué? Porque mido dos metros y casi nadie me llega a los talones.
Valerie se rio tan fuerte que muchas personas se voltearon a verla, porque al reírse emitió un horrible silbido, que pareció sonar por todo el recinto, Dominick también se reía, pero burlándose de su amiga.
— ¿Viste lo que haces? Haces que haga el tonto al frente de todo el mundo.
—Haces el tonto porque quieres cariño.
Ambos continuaron comiendo en un ambiente amistoso, como siempre cuando estaban juntos se sentían cómodos el uno con el otro, podían ser ellos mismos, esa confianza ocurrió cuando el hermano de Dominick le rompió el corazón a Valerie, al ver a la chica tan devastada, él se había quedado a su lado consolándola, ninguno de los dos jamás pensó en tener una relación amorosa y con el tiempo se volvieron inseparables.
— ¿Entonces vas a revelarme tu importante secreto o no? – interrogó él cuándo estaban terminando sus platos.
—Es algo delicado, no sé cómo vas a tomártelo, pero quiero que sepas que mi decisión ya está tomada y nada va a ser que me retracte.
—¡Vaya debe ser importante! Has puesto tu cara seria.
—¡Vamos Dominick! No puedes bromear con esto ¿De acuerdo?
—No bromeo, solo te comento como te ves justo ahora, ahora cuéntame, soy todo oídos.
La mujer respiró profundamente, se acomodó en su silla cuadrando los hombros, como si estuviera lista para la batalla, luego se aclaró la garganta y comenzó a hablar.
—He tomado la decisión de ser Madre.
Él se quedó estupefacto, por un momento su cabeza no procesó la información, luego le vino de golpe.
—¿Perdona? — fue lo que logro decir.
—Voy a ser Madre. — soltó ella.
—¿Y desde cuándo tienes una relación? — una pequeña parte de él sintió celos, pero los enterró muy lejos.
—Desde nunca, estoy haciéndome un tratamiento de Inseminación artificial, este fin de semana es la última consulta, donde me van a implantar la muestra de semen.
—Ok eso se escuchó perturbador Valerie, “implantar el semen”, que horrible expresión. — el hombre se sacudió pretendiendo estar asqueado. — no puedo creer que hayas comenzado a hacerte ese tratamiento sin decirme nada, ¿Cómo pudiste? — esta vez sus palabras fueron serias.
—Era algo que necesitaba hacer yo sola, no quería que nadie me persuadiera a cambiar de opinión.
—Bueno yo no haría eso, sabes que te apoyo en todo, pero me hubiese gustado estar a tu lado.
—Aún tienes tiempo de ir conmigo a la última consulta.
—No gracias, cuando pienso en “hacer un bebé” no me imagino una aguja de metal, sino de…
—¡Ya basta! — lo calló ella, él se rio.
—¿Estás segura de esto? Ser Madre soltera no es nada fácil Val.
—Lo estoy, no se te olvide que he estado criando a mi hermana Violet desde que tengo 19, y siempre ayude a mi Madre, me siento lista.
Ella se veía muy decidida, era una de las cosas que le gustaban acerca de su amiga, cuando tomaba una decisión nunca se echaba para atrás, continuaba su camino hasta llegar a su meta, sin importar los retos que se encontrarían en el camino.
—¿Y porque la urgencia de convertirte en Madre?
— ¡Mírame! Tengo 28 años, no tengo ningún prospecto y estoy sola, ahora que Violet se ha ido a la universidad, me he dado cuenta de que hay un vacío en mi vida, mi casa me quedo muy grande luego de su partida, entonces puedo esperar a que un hombre asome la cabeza para llenarla de hijos o puedo llenarla de hijos yo misma, sin ayuda de nadie.
—Bueno vas a tener ayuda de un desconocido para embarazarte, pero luego tendrás un bebé tu sola, para toda la vida.
—Ya lo sé y es lo que quiero hacer, no voy a cambiar de parecer.
—Te diría que te compraras un cachorrito para llenar ese “vacío”, pero sé lo terca que puedes llegar a ser, así que tienes mi apoyo, seré el gracioso tío Westcliff, un inglés medio A-siático, nuestra vida será hilarante, como vivir nuestra propia sitcom.
Ella extendió las manos hacia las de él y las tomo. — ¡Gracias! Sabía que me entenderías.
—Puedes contar conmigo para lo que sea.
Pagaron la cuenta y se fueron del lugar, y antes de seguir su camino ambos se abrazaron fuertemente, en la vida conoces personas que no esperas que se vuelvan importante para ti, entonces repentinamente se vuelven fundamentales para sobrevivir.
*-*
El día sábado al mediodía Dominick recorría el camino que llevaba a la entrada de su hogar natal, su Madre le había pedido que los acompañara a almorzar, siendo el único de los hermanos que residía fuera de la mansión de sus Padres, siempre tenían que invitarles a los eventos importantes. Cinco años atrás, luego de la muerte de su Padre, decidió tener su propia residencia, estar rodeado de las cosas de su progenitor le causaba demasiado dolor, no había ni un solo pasillo que no estuviera lleno de recuerdos, habían sido una familia muy feliz, con sus altibajos, pero siempre unidos, así que cuando la cabeza familiar murió, todo cambio, aún consideraba que eran unidos, solo que era diferente. El mayordomo lo saludo y lo invito a pasar a la cocina, el entrar el sonido de risas llego de inmediato, su Madre sacaba algo del horno mientras su hermana revolvía una ensalada en un recipiente de vidrio, su hermano tenía la cabeza metida en el refrigerador, quizás buscando algo que picar antes del plato principal.
— ¡Espero que eso sea una ensalada César! - dijo adentrándose en la estancia.
— ¡Hermanito! ¡Bienvenido! Me alegra que hayas decidió unirte a nosotros. — lo recibió su hermana.
— ¿No crees que estás muy delgado? — dijo su Madre luego de acercarse a él y depositar un beso en su mejilla.
—Tú también luces hermosa Madre. — respondió él.
—Deberías venir más a menudo a casa, no te matará pasarte por aquí al menos cada dos días. — fue el saludo de su hermano mayor Dean.
—Vengo todos los fines de semana, así que no actúes como si fuera el hijo descarriado, por supuesto que, si lo soy, pero no por esa razón. — un rasgo distintivo de Dominick era su picardía, era algo que definía su personalidad.
—Bueno yo estoy feliz cada vez que los tengo a todos juntos en la misma habitación. — hablo su Madre. — ya todo está listo así que todos a comer.
A pesar de que su casa Materna estaba llena de sirvientes, su Madre disfrutaba cocinando ella misma, su Padre había amasado una fortuna jugando con acciones en la bolsa, en un viaje de negocios conoció a su futura esposa, él solía decir que fue amor a primera vista, que la tierra pareció tambalearse bajo sus pies en cuanto puso el ojo sobre esa mujer, una parte de Dominick siempre espero esa especie de amor, ese amor épico. A los pocos meses de conocerla, David Westcliff regreso al país A-siático y le propuso matrimonio, luego se habían mudado a Nuevas Provincias y allí establecieron su familia.
Luego de la comida, que había estado deliciosa como siempre, todos charlaban amenamente, él se burló del cabello de su Hermana Suni, porque se lo había pintado de verde neón, le quedaba horrible, Dean bromeo con echarle el tinte que había sobrado del desastre de su hermana y su Madre se reía de las ocurrencias de sus hijos, pero cuando Dominick les dijo que los amaba luego de un ataque de risas, su Madre se echó a llorar, todos se callaron de inmediato, el momento se congeló, nadie hablo, parecía como que si las palabras se quedaban atoradas en sus gargantas.
—¿Madre? — por fin soltó Dean. — ¿Qué sucede?
—Tengo que decirles algo. — dijo la mujer entre sollozos. — me estoy muriendo. — todos saltaron de sus sillas.
—¿De qué estás hablando Mamá? — dijo Suni.
—Me lo dijeron ayer, tengo Cáncer, el doctor dice que puede aplicar la quimio, pero que en su opinión es demasiado tarde, dice que es terminal.
—Pero ¿cómo es posible? ¿Por qué no nos habías dicho nada? — soltó Dominick un poco molesto.
—No le preste importancia, cuando comencé a sentir dolor, pensé que era la menopausia y no fui al médico. — ella continúo llorando y su hermana corrió a abrazarla.
—Mama debes explicarnos mejor, por favor. — le dijo mientras la consolaba.
—Tengo cáncer en los ovarios. Comencé a sentir dolores abdominales, y mi periodo dejó de venir, así que asumí que había llegado la menopausia, hace unos días me desmaye en mi cuarto, gracias a Dios, Emma me encontró.— Emma era el ama de llaves de la mansión Westcliff, era la mujer de más confianza de su madre, eran amigas.— entonces fuimos al médico e hicieron exámenes y el doctor se dio cuenta, dice que el tumor es demasiado grande y es riesgoso operarlo, además tengo nódulos en los senos, tengo una oportunidad muy mínima de sobrevivir.
—No importa que tan mínima sea, vamos a intentarlo y vamos a ayudarte, en cada paso. — dijo su hermano mayor.
—¡Por supuesto que sí! — respondió su Madre sonriendo por fin. — pero necesito pedirles algo, mi último deseo.
—¡No Mamá! ¡No digas esas cosas! — dijo Suni y luego se echó a llorar.
—Está bien bebé. — respondió la mujer mayor, mientras acariciaba a cabeza de su hija. — se supone que los Padres no viven más que sus hijos, es lo correcto, pero hay una cosa que quiero que me den antes irme.
—¿Qué? — habló Dominick. — por favor solo dinos. — sentenció con la voz quebrada.
—¡Quiero nietos! — soltó su Madre. — antes de morir me gustaría tener un nieto, poder tomarlo en mis manos y si soy afortunada escuchar sus pasitos por la casa, sé que es una decisión delicada, pero se los pido con todo mi corazón.
—¡No te prometo nada! — dijo Dean rápidamente, y comenzó a caminar de un lado a otro. — aún estoy muy joven.
—¡Dean tienes 35 años! Dominick tiene 30 y Suni 29, ¿no creen que ya están grandecitos? Igual con que uno de ustedes me de lo que quiero, seré muy feliz.
—¡Voy a intentarlo! — dijo Suni. — pero no es tan fácil, ¿si lo sabes no?
—Por supuesto que lo sé, pero me alegra con que siquiera lo intenten.
Todos esperaban la respuesta de Dominick, él se quedó callado, pensando, de hecho, estaba seguro de tener el poder de darle a su Madre lo que quería, y la respuesta a sus problemas era Valerie, fue como si un foco se encendería en su cabeza, observo la hora, esperaba que no fuera demasiado tarde.
—Ya sé que hacer, debo irme. — salto de su silla, beso a su Madre en la mejilla y salió corriendo.
Todos se quedaron perplejos, pero él no tenía tiempo que perder, necesitaba detener a su amiga.
—¿Creen que eso fue un sí? — preguntó Suni, pero nadie tenía respuesta.