Miro el reloj de mi teléfono, ya ha pasado más de cuarenta minutos. Suspiro y me levanto de mi sitio, miro por la ventanilla, el oficial que atiende el caso de mi hermana sigue en una junta, pero no pienso irme.
Vuelvo a mi sitio y me siento, miro por la ventana y vuelvo a suspirar, no sé cuantas veces lo he hecho tan solo en esta hora. Miro hacia afuera y no puedo evitar pensar en mi madre, en lo que me dijo en la mañana cuando le mencione lo que habia descubierto, pero en vez de alegrarse, lo único que hizo fue abofetearme.
Sabia que su estado emocional estaba mal, pero no crei que estuviese tan mal como para ya no querer escuchar nada sobre mi hermana.
Segun ella, lo que habia descubierto, solo confirmaba que mi hermana habia escapado por voluntad y que no podian hacer nada para trae
